La vida política de Rosario Robles ha sido un péndulo:
activista en el Colegio de Ciencias y Humanidades (CCH), militó después
en la Organización de Izquierda Revolucionaria-Línea de Masas, de corte
maoísta, de la que pasó abruptamente a apoyar a Cuauhtémoc Cárdenas,
quien encabezaba la Corriente Democrática del PRI. Vino luego su paso
por el gobierno del Distrito Federal y su militancia en el PRD, que
llegó a presidir, así como un impasse de algunos años para finalmente
colarse en el gabinete de Enrique Peña Nieto, desde donde se habría
prestado para desviar 5 mil millones de pesos.
CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).- A sus 17 años Rosario Robles Berlanga ya
era reconocida por su discurso de izquierda bien armado y estructurado.
Su ideología, que después se identificó como de izquierda maoísta,
sobresalía cada vez que participaba en las asambleas de la UNAM.
Pero desde aquellos años en los que militó en la izquierda y formó
los Comités de Desarrollo Popular en el norte del país –como parte de
los proyectos de la Organización de Izquierda Revolucionaria-Línea de
Masas (OIR-LM)–, y luego, cuando fue presidenta del PRD, las cosas han
cambiado. Hoy enfrenta en tribunales graves acusaciones de corrupción
por el desvío para fines electorales de 5 mil millones de pesos que
estaban destinados a programas de combate a la pobreza y ha tenido que
pedir un amparo para no ser encarcelada.
La vida política de Robles es un péndulo que fue de la izquierda
radical –en la que militó en su vida universitaria y sindical–, pasó por
una postura más moderada en el PRD junto con Cuauhtémoc Cárdenas y
Andrés Manuel López Obrador y terminó apoyando al PRI en el gobierno de
Enrique Peña Nieto, durante el cual estuvo al frente de las secretarías
de Desarrollo Social y de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano.
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En una entrevista realizada por este reportero en 2002, Julio Moguel,
su exesposo y padre de su hija, recordó que en 1987, durante una cena
en el departamento del profesor de sociología Óscar Pintado, conoció a
Cuauhtémoc Cárdenas y a su hijo Lázaro. A partir de ese encuentro la
vida de Robles cambió radicalmente.
Ese año ya se delineaba la fractura del PRI. Pintado, coordinador del
Departamento de Sociología de la Escuela Nacional de Estudios
Profesionales Acatlán, pertenecía a la Corriente Crítica priista
encabezada por Cárdenas, Porfirio Muñoz Ledo e Ifigenia Martínez.
Moguel, profesor de sociología rural en el mismo plantel, contó en
esa entrevista a Proceso que su ocurrencia de llevar a la cena a Robles
propició el primer encuentro y el inicio de una estrecha relación
política con Cárdenas, que la llevaría hasta la dirección nacional del
PRD y a la Jefatura de Gobierno del Distrito Federal.
Pasado maoísta
“En el Colegio de Ciencias y Humanidades, plantel Naucalpan, Rosario
Robles era conocida por sus activas participaciones en las asambleas
estudiantiles, junto con su hermano Paco. Era una chavilla que tenía
actividad política”, recordaba en aquella entrevista Moguel, quien la
conoció en una conferencia que dio en 1973 en ese plantel.
A partir de ese encuentro Robles fue invitada a participar en el
grupo Síntesis, que tenía una amplia presencia en las facultades de
Ciencias, Economía, Ciencias Políticas y Filosofía de la UNAM, y que en
1982 formó parte de la OIR-LM, una agrupación de corte maoísta que se
separó de Adolfo Orive, futuro asesor de Francisco Labastida en la
Secretaría de Gobernación y durante la campaña presidencial de 2000.
Orive estudió el doctorado en economía política en la Universidad de
París y ahí se adhirió al maoísmo. Fue fundador y dirigente de Política
Popular y de Línea Proletaria durante dos décadas, hasta que en 1976
hubo una ruptura que dio lugar a la OIR-LM.
Gabino Martínez Guzmán, del Instituto de Investigaciones Históricas
de la Universidad Juárez del Estado de Durango, reseña en el libro CDP,
El Poder del Pueblo la creación de la OIR-LM y sus principales
objetivos, y cita entre los integrantes a Robles y Moguel:
“Después del rompimiento con la corriente de Adolfo Orive Bellinger
en 1976, los populistas del Comité de Defensa Popular (CDP) andaban
huérfanos de teoría. Parecía que el CDP se deslizaba como en un tobogán
hacia los brazos del gobierno. Sin embargo, la fundación de la OIR evitó
lo que parecía inevitable. Los días 5, 6 y 7 de febrero de 1982 se
celebró el congreso de fusión de cuatro pequeñas fuerzas sociales: el
Movimiento Obrero, Campesino, Estudiantil Revolucionario (MOCER) de
Zacatecas, el Frente Popular Tierra y Libertad (FPTyL) de Monterrey, el
Comité de Defensa Popular (CDP) de Durango, y el seccional Ho Chi Minh,
del DF.
“El FPTyL y el CDP eran residuos de la corriente de Política Popular
que se habían deslindado de la dirección de Adolfo Orive y que en 1978
formaron la coordinadora Línea de Masas. En esas circunstancias nació la
Organización de Izquierda Revolucionaria-Línea de Masas (OIR-LM). Los
principales dirigentes eran: por Nuevo León, Alberto Anaya y su esposa;
por Zacatecas, José Narro y su esposa; por Durango, Marcos Cruz, Gonzalo
Yáñez y Alfonso P. Ríos; por el Distrito Federal, Julio Moguel, Luis
Hernández Navarro, Saúl Escobar, Jesús Martín del Campo, Francisco
González Gómez, Armando Quintero, Benjamín Hernández Camacho, Rosario
Robles y Jorge Issac.”
El mismo autor cita que la línea populista maoísta del CDP y del
FPTyL había sido desplazada por el grupo del Distrito Federal. No
obstante, había rasgos de esa tendencia ideológica en puntos importantes
de los documentos básicos aprobados, entre ellos el objetivo
estratégico: “La desaparición de la propiedad privada de los medios de
producción, la abolición de las clases sociales, del Estado y de toda
forma de explotación y opresión política, en una palabra: la
construcción de una sociedad comunista igualitaria y democrática, cuya
etapa de transición será la sociedad socialista de nuestro país”.
Robles entró a la OIR-LM desde el principio, pero ya en 1974, al
mismo tiempo que ingresa a la Facultad de Economía de la UNAM, se
involucró con el grupo de izquierda popular conocido como Síntesis.
“Cuando se incorpora lo hace primero como activista estudiantil en
nuestro grupo, que del 74 al 76 establece algunos vínculos con el
movimiento popular más allá de la Universidad”, comentaba Moguel.
La conversión
En aquella entrevista Moguel decía que entre 1985 y 1987 Robles se
mantuvo en el activismo universitario; cuando la OIR-LM entró en crisis
dejó atrás el maoísmo e influida por el movimiento de la Tendencia
Democrática del Sindicato Único de Trabajadores Electricistas de la
República Mexicana, que encabezaba Rafael Galván, cambió su tendencia
política por una más moderada.
“Lo que pudimos rescatar de esa experiencia fue el vínculo con la
gente; si algo dejó la experiencia de Línea Popular fue la revisión en
contra de los grupos especulativos.
Teníamos un chiste que era: ‘Es la hora de cuidar los cochinos’.
Significaba que no podíamos llegar a una comunidad a tirar la línea, el
rollo, sin haber cuidado a los cochinos. Creíamos mucho en la
organización de la gente, éramos muy críticos de los grupos que formaban
su célula popular y pasaban felices cinco años tirándole línea a un
grupo de cinco campesinos que los escuchaba embelesados. No, nosotros
no. Teníamos más la idea de la red social, de la red popular; creíamos
en esas cosas y participábamos en los sindicatos, en las huelgas, nos
movíamos en la lógica no del núcleo que va a tirar línea, sino del que
se liga y se reconvierte en la red. Así fuimos configurando o cambiando
nuestra propia lógica organizativa”, recordaba Moguel.
Después de que en 1987 conoció a Cárdenas, el ingeniero les descubre
que el nacionalismo tenía una vena de lucha democrática y entonces la
pareja Moguel-Robles comienza a colaborar con el cardenismo hasta llegar
a la fundación del PRD en 1989.
“La relación es más familiar, directa, estrecha, por la vinculación
de Rosario con Adolfo Gilly, principal asesor de Cárdenas y del CEU, que
le dio a Rosario un aire mayor en cuanto a su presencia política”,
señalaba Moguel.
Pero no fue hasta 1997, cuando Cárdenas Solórzano se convirtió en el
primer jefe de Gobierno, que comenzó el ascenso político de Robles, al
ocupar la Secretaría de Gobierno.
Dos años después, luego de la renuncia de Cárdenas para lanzarse como
candidato presidencial del PRD, Robles ocupo la Jefatura de Gobierno
capitalino de septiembre hasta el 5 de diciembre de 2000, cuando le
entregó la administración a Andrés Manuel López Obrador, con quien
entonces se identificaba.
“Tenemos la misma visión de país y de partido. Me siento muy
tranquila porque sé que en esa plataforma, que es estratégica, hay un
hombre con ideas muy claras, con convicciones y una claridad de cómo
debemos perfilar una propuesta de izquierda moderna en este periodo”,
dijo entonces de López Obrador (Proceso 1268).
La seducción del poder
Durante el tiempo que ejerció como jefa del gobierno capitalino,
Robles comenzó a mostrar su fascinación por el poder. En la Cuenta
Pública del Gobierno del Distrito Federal correspondiente al ejercicio
fiscal de 2000 se reveló cómo dispuso discrecionalmente de recursos y
privilegió el gasto en particular en dos áreas neurálgicas bajo su
mando: comunicación social y asesorías.
La información fue publicada por el diario Reforma al cual Robles
demandó sin éxito, pero diciendo que había sido traicionada por alguien
que filtró los documentos.
Líder del PRD en 2002, Robles empezó entonces un proceso de
empoderamiento. Ya no era la militante de izquierda maoísta que pensaba
en darle el poder a la comunidad, sino que inició una ruta personal que
la alzaría aún más, poniéndola a la par de la esposa del presidente
Vicente Fox, Marta Sahagún; de la dirigente nacional del magisterio,
Elba Esther Gordillo; y de la presidenta del PRI, Beatriz Paredes, entre
otras, al celebrar los 50 años del voto femenino.
Pero fue a partir de entonces que también emergieron los escándalos
de abuso a las finanzas públicas y del partido, sus gustos por los lujos
y sus relaciones personales con el empresario Carlos Ahumada, que la
llevarían a un exilio a España.
En 2001 los diputados panistas Federico Döring y Walter Widmer
acusaron a Robles de adjudicar contratos de publicidad por 82 millones
de pesos a la empresa Publicorp cuando ella era jefa del gobierno
capitalino. Después, cuando estuvo al frente del PRD (2002-2003) pidió
un préstamo de 200 millones de pesos a Carlos Ahumada. Hasta ahora sigue
abierta una demanda del argentino que alega que no se le pagó ese
préstamo.
En 2004 Ahumada videograbó a René Bejarano, Carlos Ímaz y Ramón
Sosamontes recibiendo fajos de dólares para las campañas políticas del
PRD. Por este caso Robles tuvo que declarar ante la PGR en calidad de
testigo y surgió el escándalo de su rompimiento con Ahumada, ya en la
cárcel.
En su exilio voluntario y temporal en Madrid, y en un intento por
superar los efectos de los videoescándalos, escribió el libro Con todo
el corazón, en el que ofrece su verdad sobre el caso Bejarano, sus
enfrentamientos con López Obrador, su trayectoria política y su relación
con Ahumada.
“Sigo pensando que el amor y la vida privada son cosas de dos, como
dice la canción. Por eso, frente a todo lo que ha pasado, sólo puedo
decir que aquí está mi verdad. Sé que tan sólo es una parte de esta
dolorosa historia. La que yo viví. La que tiene que ver con mi actuación
como política. Lo hago con todo el corazón”, dice uno de los últimos
párrafos de su texto autobiográfico, publicado por Plaza & Janes
(Proceso 1474).
En 2004 abandona el PRD y su péndulo político queda en suspenso. En
casi ocho años de pausa se dedica a escribir artículos semanales en el
periódico Milenio. En enero de 2007 participa en la fundación de la
alianza empresarial SOSTÉN Centro de Inteligencia, orientada a campañas
políticas de mujeres, y su primer trabajo como consultora política
privada fue apoyar a Ivonne Ortega Pacheco en el gobierno de Yucatán. En
mayo de ese mismo año llegó a incursionar en el teatro, participando en
el elenco de Monólogos de la vagina.
No es sino hasta 2011 cuando su péndulo político comenzó a oscilar
nuevamente y se dirigió hacia Enrique Peña Nieto, gobernador del Estado
de México al que ayuda a detener la alerta de género ante el crecimiento
de los feminicidios en la entidad.
“Yo soy política (….) estoy donde quiero estar, haciendo política,
aquí se me abrió espacio y creo que debo aprovecharlo”, justificó en una
entrevista radiofónica con Denise Maerker en 2012.
Gracias a esa labor Peña Nieto, ya presidente, incluyó a Robles en su
gabinete como titular de la Secretaría de Desarrollo Social; y la
defendió ante las acusaciones de que había desviado recursos con fines
electorales a favor del PRI en Veracruz. “Rosario, no te preocupes, hay
que aguantar porque están empezando las críticas, las descalificaciones
de aquellos a quienes le ocupa y preocupa la política y las elecciones.
Pero nosotros, este gobierno, tiene un objetivo claro, que es acabar
con el hambre”, la defendió en 2013.
Pero ante el embate político y mediático Peña Nieto decidió cambiarla
a la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano en 2015, y
ahí una vez más Robles estuvo implicada en el presunto desvío de 5 mil
millones de pesos que estaban destinados a programas sociales pero se
fueron a otros fines político-electorales para el Estado de México.
Después de poco más de cuatro décadas de una trayectoria política que
inició en 1978 con la OIR-LM, parece que el final de Robles está cerca,
con la amenaza de llevarla a la cárcel acusada de “ejercicio indebido
en el servicio público”.
El péndulo que se inició con el maoísmo en su juventud, dio el bandazo al lado opuesto, hacia el priismo más corrupto.
Este texto se publicó el 11 de agosto de 2019 en la edición 2232 de la revista Proceso
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