Bernardo Barranco V.
La derecha conservadora, en
particular la anglosajona, quiere que el pontificado bergogliano llegue a
su fin. Con dos libros con el mismo nombre The next Pope
ambicionan crear una atmósfera de fin de pontificado y buscar desde
ahora el sucesor de Francisco. Es comprensible la alarma mediática de la
derecha por la salud frágil de Benedicto XVI, considerado el
verdadero Papa, en contraposición a Francisco, el Papa tercermundista. El pontífice de un indeseable progresismo católico. Esta derecha con sesgos cismáticos, lucha por una hermenéutica de continuidad de Juan Pablo II y Benedicto XVI. No tolera, las rupturas de un pontificado latinoamericano pueblerino, aunque éste, se sustente en el espíritu y la letra del Concilio Vaticano II. Después de siete años, Francisco debe ser remplazado o eliminado. Por ello, la derecha estadunidense quizá imbuida por la atmósfera electoral de Estados Unidos, prepara un clima anticipado de cónclave sucesorio.
Con muy poco tacto, se han lanzado dos libros con el mismo nombre. El
primero, escrito por el reconocido historiador George Weigel y el
segundo del periodista Edward Pentin corresponsal en Roma del National Catholic Register
y colaborador habitual de los programas de la conservadora cadena
televisiva EWTN. Nos ocupamos ahora de éste último, pues tuvo la audacia
de proponer candidatos para un hipotético cónclave que releve de su
cargo a un pontífice de 83 años que goza de cabal salud y pleno dominio
de su potestad pontifical. El texto es una provocación, pues el Papa
actual todavía está vivo por tanto es una desleal propuesta editorial.
Se trata de un ataque político disfrazado al liderazgo del actual Papa.
No hay un cónclave a la vista, es claro, pero ya han decidido adelantar
el fin del pontificado. Teniendo como antecedente la renuncia de
Benedicto XVI, no necesariamente tenemos que esperar la muerte de un
Papa para elegir un sucesor. El Papa Francisco podría decidir
convertirse también en
emérito. Y como en la película de Netflix, Los dos Papas, Bergoglio podría convertirse en el gran elector del próximo Papa. En una entrevista, el autor del libro expresó:
es posible que pueda renunciar y hay muchas teorías por ahí. Una es que Francisco podría renunciar, pero esperaría que Benedicto muera primero. Bergoglio, por tanto, habría intentado hacerse con un sucesor privilegiado, y muchos piensan que esa persona es el cardenal Tagle. Otros creen que es muy poco probable que Francisco renuncie, especialmente porque claramente tiene un plan para reformar la Iglesia de acuerdo con su visión personal.
The Next Pope: Los principales candidatos a cardenales
editado por la conservadora Sophia Institute Press, es una extensa
publicación de más de 700 páginas que ofrece los perfiles de 19
candidatos. La justificación es chata, se trata de llegar al cónclave con la mayor información posible de los candidatos no sólo para la feligresía sino para los cardenales electores. El libro es una detallada y precisa información de cada uno de los prelados que se aprestarían para una nueva era posfranciscana. El texto de Edward Pentin refleja una visión bastante obcecada sobre el estado de la Iglesia. Ha circulado en Roma el rumor que la investigación de los 19 papabilis propuestos son fruto de minuciosas investigaciones del FBI y de los registros de la CIA. Mostraría el interés y la impaciencia de la administración de Donald Trump por desnaturalizar un líder internacional antagónico a los intereses actuales de la Casa Blanca. El libro tiene, pues, sólida información.
Los papabilis de Pentin son diversos, pero predominan los
conservadores. Por supuesto que hay en la lista varios
ultraconservadores como el cardenal estadunidense Raymond Burke y el
guineano Robert Sarah. Cardenales que se han distinguido por oponerse
públicamente a las posturas de Francisco. Pocos progresistas como el
filipino mencionado Luis Tagle, cardenal emérito de Manila, actual
Prefecto de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos y
presidente de Cáritas Internacional. También figuran actores de centro,
como el secretario de Estado, Pietro Parolin, quien tendría los
inconvenientes de una estrecha vinculación con el papa Francisco. Pero
Parolín ha guardado bajo perfil, es italiano y es condescendiente con la
beligerante ala conservadora. Tiene 65 años y gozaría de un consenso o
pacto entre los bandos encontrados. Hombre de aparato, diplomático pero
que nunca ha sido obispo diocesano, es decir, no tiene un perfil
pastoral. Pentin, ha excluido de su lista a cuatro de los seis
cardenales asesores actuales del papa Francisco, con peso, se trata de
los cardenales Reinhard Marx, arzobispo de Munich y Alemania, y ex
presidente de la conferencia episcopal alemana; Oswald Gracias,
arzobispo de Bombay; Giuseppe Bertello, presidente de la Pontificia
Comisión para el Estado de la Ciudad del Vaticano, y Óscar Maradiaga,
arzobispo de Tegucigalpa, Honduras.
El actual colegio cardenalicio que elegiría al nuevo Papa, luce
equilibrado. Con 66 cardenales (54 por ciento) de electores han sido
nombrados por Francisco, 40 por Benedicto XVI y 16 por Juan Pablo II. El
Papa argentino ha creado 88 cardenales, muchos no elegibles por edad.
Francisco ha privilegiado el Tercer Mundo y 17 países tienen un cardenal
por primera vez; hay que resaltar que el Colegio Cardenalicio también
es menos europeo, tiene ocupado 41 por ciento y en conjunto los prelados
tienen menos experiencia burocrática en el funcionamiento del Vaticano.
El libro es una agresión disfrazada. Francisco es el objetivo de
severos cuestionamientos en Europa y Estados Unidos que buscan minar su
autoridad y ablandar sus reformas. También están involucrados políticos,
gobiernos y empresas que anhelan un Papa a modo.
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