Los gobiernos de la región deben colocar esas tareas en el centro de
las respuestas ante la pandemia covid-19, señalaron ONU Mujeres, la
agencia de las Naciones Unidas que promueve la igualdad de género y el
empoderamiento de las mujeres, y la Comisión Económica para América
Latina y el Caribe (Cepal).
Para ello, deben crear “paquetes de incentivos y recuperación,
promoviendo sistemas integrales que aseguren el acceso al cuidado a las
personas que lo requieren y garantizando los derechos de las personas
que los brindan”, se afirmó.
“La
inversión en políticas de cuidados genera un triple dividendo ya que,
además de contribuir al bienestar de las personas, permite la creación
directa e indirecta de empleo de calidad y facilita la participación de
las mujeres en la fuerza de trabajo”: María Noel Vaeza.
Alicia Bárcena, secretaria ejecutiva de la Cepal, pidió un enfoque
integral para “incorporar a todas las poblaciones que requieren cuidados
y generar sinergias con las políticas económicas, de empleo, salud,
educación y protección social, sobre la base de la promoción de la
corresponsabilidad social y de género”.
Esa sería “la única manera de afrontar con éxito las diversas
consecuencias e impactos económicos y sociales causados por la pandemia,
y lograr reconstruir con mayor igualdad y sin dejar a nadie atrás”,
afirmó Bárcena.
María Noel Vaeza, directora regional de ONU Mujeres, planteó que
“esta crisis es excepcional y requiere de cambios profundos y la
ampliación de la protección social, lo que implica nuevos contratos
sociales”.
Según la responsable, “la inversión en políticas de cuidados genera
un triple dividendo ya que, además de contribuir al bienestar de las
personas, permite la creación directa e indirecta de empleo de calidad y
facilita la participación de las mujeres en la fuerza de trabajo”.
Eso supone “un retorno de ingresos para el Estado vía impuestos y
cotizaciones”, pero si no se asumen políticas de corresponsabilidad en
materia de cuidados “esta crisis puede dejar a muchas mujeres fuera de
la economía y sin poder ejercer sus derechos económicos y sociales”,
dijo Vaeza.
El documento de Cepal y ONU Mujeres planteó que “la actual
distribución de las responsabilidades de los cuidados es sumamente
desequilibrada, recayendo
principalmente en los hogares y siendo realizada mayoritariamente de manera no remunerada por las mujeres”.
Desde antes de la pandemia, las mujeres en la región dedicaban el
triple de tiempo que los hombres al trabajo de cuidados no remunerado y,
según el documento, esta situación se agravó por la creciente demanda
de cuidados y la reducción de la oferta de servicios por las medidas de
confinamiento y distanciamiento social.
A pesar de su importancia, este trabajo “sigue siendo invisibilizado,
subestimado y desatendido en el diseño de políticas económicas y
sociales” en la región.
Como reflejo del estereotipo de la feminización del cuidado, en el
ámbito del trabajo de cuidados remunerados, “las mujeres también están
sobrerrepresentadas en estos empleos caracterizados en general por una
baja remuneración y condiciones laborales precarias”.
Cepal y ONU Mujeres proponen avanzar en el levantamiento rápido de
datos sobre los impactos de la covid en el trabajo de cuidados no
remunerado y en los servicios de cuidado infantil y de personas mayores o
con discapacidad.
En sus recomendaciones, a gobiernos y otras instituciones, figuran
medidas como asegurar que los servicios de cuidados sean considerados
prioritarios, garantizando su realización de manera segura durante el
período de confinamiento.
Agregan la flexibilización de las condiciones para el acceso a bonos,
subsidios para el acceso a servicios de cuidado, promoción de la
corresponsabilidad del sector empresarial durante el confinamiento y
campañas para visibilizar la sobrecarga de las mujeres en las labores de
cuidado.
Igualmente, recomiendan expandir la protección de las personas que
desempeñan tareas de cuidado tanto de forma remunerada como no
remunerada, invertir en infraestructura de cuidados, en tecnología y
sistemas de transporte que ahorren tiempo, e integrar la economía del
cuidado en las políticas macroeconómicas.
A-E/HM
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