Pedro Echeverría V.
1. En los inicios del gobierno de López Obrador publiqué un artículo pidiendo que los miles de presos de origen pobre, miserable, que llenan las cárceles de la burguesía, obtuvieran por decreto -de inmediato- su liberación. Mi artículo –que casi nadie lee- coincidió con una declaración de la Secretaria de Gobernación que anunciaba que se revisaría la situación de los presos que purgan penas absolutamente injustas: cientos de ellos por no poder pagar una fianza, otros por haberse robado una cartera, los más porque su familia –desempleada y con hambre- tuvo que acudir a un atraco. Dijo la secretaria que estaban avanzando en la revisión y yo pregunto: ¿han sido liberados unos cinco o diez mil de los presos o se reafirma la tremenda injusticia del capitalismo?
2. A mí la Olga Sánchez Cordero, secretaria de Gobernación, me cae bien por su sonrisa, cierta timidez y no autoritarismo que veo en ella; sin embargo el hecho de venir Olga de la Suprema Corte de Justicia, que siempre me parece una institución nefasta de autoridades privilegiadas poderosas, me ha hecho desconfiar de esa secretaria de la Presidencia. Me enoja leer hoy que pueden dar 75 años de cárcel a un mujer campesina que intentó quedarse en Chiapas con un niño no suyo, que “quiso robarlo”. Sin embargo expresidentes y altos funcionarios que se roban miles de millones de pesos provocando la muerte de cientos o miles de niños por hambre, ni siquiera los apresan o cuando más los detendrían unos meses para engañar a la gente.
3. Se dice que el gobierno de AMLO es socialdemócrata o de centro-izquierda, por eso repiten que “primero los pobres”. Si no se cumpliera con los pobres sería entonces demagogia pura; no habría diferencia con los gobiernos pro-empresariales anteriores. Por ello siempre hay que poner el acento en todo lo que les beneficie. Alguien gritaría que también los empresarios están al servicio de los pobres porque en la medida en que más millonarios se hagan invertirán ese dinero en beneficio de los pobres; sin embargo la historia del mundo demuestra lo contrario: los ricos se hacen millonarios explotando el trabajo y haciendo mil negocios a su favor en los que siempre los pobres son los aplastados. Por ello es necesario enseñar el porqué de la lucha de clases.
4. En las escuelas y universidades del sistema capitalista nunca se ha enseñado a pensar, a reflexionar de manera crítica o independiente; siempre el Estado o el gobierno elabora los objetivos, los planes y programas, determina todo lo administrativo y logra que todos los decentes o profesores los pongan en práctica. Suelen ser tan negativas las escuelas, que parecen centros de adiestramiento y adaptación a las reglas del sistema de explotación, de negocios y consumo del sistema burgués capitalista. Es algo que no se puede negar porque los resultados de los últimos 200 años de continuidad de la profunda corrupción y desigualdad están a la vista. ¿Por qué de entrada en las escuelas no se hacen estudios acerca de las causas de la desigualdad en México y en el mundo?
5. Aunque trabajé como profesor en todo el sistema educativo durante 42 años, casi nunca obedecí planes y programas de Estado. Como estudioso de la historia, la política y los problemas sociales, incluso el periodismo, mi interpretación me llevó incuestionablemente a ayudar a los estudiantes a pensar, cuestionar y a ser muy crítico en nuestro actuar. Por ello, aunque de manera general apoyo críticamente el gobierno de López Obrador y de Sánchez Cordero, estaría traicionándome si no soy crítico como lo he sido en mis 60 años de militancia política de izquierda. Si tuviera un poquito de menos años de edad quizá encontraría un pequeño espacio sin salario alguno, junto a Noroña, al Astillero o con Víctor Toledo, el crítico de la Semarnat. (14/VIII/20)
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