Pedro Echeverría V.
1. El presidente ilegítimo Felipe Calderón afirmó que, “por más rollo que se echen” y “por más hipocresía que quieran generar en torno a supuestas causas sociales”, los plagiarios de Diego Fernández de Cevallos “son unos criminales a los que hay perseguir y aprehender”. ¿Conoces a algún derechista mexicano –realmente deben ser muy pocos- que le funcione el cerebro para comprender estudios y análisis sociales, humanistas, artísticos, que no tenga la mente ocupada en pensar en dinero, inversiones, ganancias y más negocios particulares? ¿Estás enterado de algún derechista que no piense que hay que imponer pena de muerte o eliminar a los miserables y marginados que luchan contra la explotación y opresión capitalista? ¿De algún derechista que no piense que hay seres superiores e inferiores, que unos deben mandar y otros sólo obedecer?
2. No les cabe en el cerebro. Se dice que el cerebro humano es el motor o computadora más importante del sistema nervioso central. Que también controla el sistema nervioso periférico y todas las actividades del cuerpo humano. Desde la digestión, respiración, los latidos del corazón, hasta los pensamientos más complejos, tales como el hecho de caminar y mover los brazos. Toda orden, ya sea automática (como con los latidos del corazón) a las voluntarias, como el caminar, salen y se procesan, por medio del cerebro humano. Ninguna otra especie, ha llegado a tener un cerebro tan complejo, como el del ser humano. En esta complejidad del cerebro hay que averiguar el motivo porque los de derecha siempre están con lo establecido y los de izquierda buscan siempre transformar todo para que el mundo esté continuamente revolucionándose. Se sabe ya que es por ideología
3. El cerebro no ayuda a los que lo tienen muy acomodado a la derecha: Por ejemplo si se dice que de los 113 millones de mexicanos el 70 por ciento son pobres y miserables los derechistas responden que se debe a que son flojos, borrachos e irresponsables; si se señala que este país ha vivido gracias al trabajo de millones de campesinos, obreros y empleados, ellos responden que es gracias a las inversiones de los empresarios y a su don de mando; si se denuncia que la educación y los servicios de salud en México ocupan los últimos lugares en el mundo, el gobierno culpa a los profesores, a los médicos y enfermeras; si se demuestra que el gobierno de México –por lo menos a partir de 1982- ha funcionado como pelele de los EEUU, se dice simplemente que son mentiras de gente mala. La realidad es que no es culpa de Calderón sino de su cerebro.
4. ¿Por qué el cerebro de quienes luchan por los trabajadores, al estar más inclinado a la izquierda sí puede entender? Porque ellos ven el lado humano de las cosas, es decir, piensan en la inmensa mayoría de la población, en que los trabajadores producen la riqueza y que los empresarios que mandan no son necesarios; aún más, son perjudiciales para el avance sano de una sociedad. Los que tienen bien acomodado el cerebro hacia la izquierda se preocupan -también se ocupan- de los problemas que abarcan ese gran mundo de los explotados y oprimidos. Ellos saben que sin estos (los campesinos, obreros, empleados) ningún país existiría y, mucho menos, los empresarios que han vivido de la explotación. A los izquierdistas, contrario a la derecha, no les ha interesado nunca acumular capital y poder como tampoco se han sentido superiores a los demás.
5. “Los misteriosos secuestradores del delincuente Fernández de Cevallos escriben algo que no quiere, pero quizá no pueda entender Calderón: “En México vivimos inmersos en un clima de creciente violencia destructiva que las mafias del gobierno permiten y fomentan, porque sólo así pueden ocultar la sistemática represión, tratar de controlar el descontento social e impedir, por el momento, que se generalice la lucha popular. Las formas de la violencia son cada vez más crueles y abominables; el conflicto no sólo ha dejado decenas de miles de personas muertas, sino terror e incertidumbre entre los vivos. La distancia entre el discurso de gobierno y las prácticas corruptas que lo caracterizan son una clara muestra de que los más altos funcionarios y las instituciones del Estado mexicano están coludidos con el crimen contra quien dicen estar luchando.
6. Tampoco puede Calderón entender esto: Vemos día a día la impunidad militar, los levantones policiales para entregar víctimas al narco y la convivencia evidente entre presidente de la república, gobernadores, senadores, diputados, jueces, generales y jefes policiacos con los grandes capos, incluso, es posible afirmar que la alta burocracia y los sectores reaccionarios de la clase política, son quienes forman parte de las mafias más criminales en nuestro país. La guerra que el gobierno dice sostener en aras de la paz, no combate la raíz del problema ni a los verdaderos delincuentes, los de cuello blanco, que con base en fobaproas, rescates empresariales, privatizaciones (concesiones de carreteras, contratos secretos del petróleo, de fibra óptica y otros recursos naturales) se enriquecen y adquieren la facultad de poner y quitar gobiernos.
7. Y así continúan muchas páginas escritas por “Los misteriosos desaparecedores” que Calderón llama “rollo e hipocresía” y que ha ordenado perseguir “por criminales”. Sin embargo el 70 por ciento de la población, que no tiene el cerebro inclinado a la derecha, entiende perfectamente que los “misteriosos” que desaparecieron durante siete meses al “Jefe Diego”, que comparte con Salinas la dirección de la mafia, tienen la razón. En la medida que Calderón, la clase política y los empresarios –por tener el cerebro hacia la derecha- declaran su odio contra el documento que todo mundo debe conocer, en ese mismo ritmo vamos entendiendo que esa oposición es real, que debemos apoyarla con la misma pasión que apoyamos a toda la izquierda radical. ¿Queda otro camino acaso que no sea seguir luchando de la manera más inteligente y decidida por enterrar esta sociedad capitalista que asesina a seres humanos inocentes?
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