1/23/2011

Me llevo todo




Samuel Schmidt

En mis múltiples visitas al Distrito Federal me he encontrado con una actitud de rechazo a las acciones del gobierno, por supuesto que no todo mundo se queja pero los que lo hacen coinciden en su anti-perredismo. Esto es similar a los anti-panistas que abundan en el país.

En ciertos círculos se censura todo. Ejemplifico: frente a las críticas contra López Obrador yo argumentaba que había construido escuelas, hospitales, soluciones de transporte terrestre, calles; la respuesta es que había escondido los informes del segundo piso del anillo periférico y que la ingeniería era defectuosa; yo respondía con el argumento de que la ingeniería de suelos mexicana es de las más avanzadas del mundo, entonces contestaban que se había robado mucho dinero.

A una persona le demostré que López Obrador había resuelto un serio problema de la comunidad a la que el pertenecía, aunque él desconocía el dato, en lugar de reconocer el hecho respondió: pues sí, pero es que quería votos. Verdad de Perogrullo, todos los políticos quieren votos, que mejor que los consigan haciendo cosas o resolviendo problemas, este era un argumento demasiado osado para mi interlocutor. Lo interesante es que no se agotaba la argumentación crítica sino que frente al dato duro se brincaba a otra crítica con poco sustento.


Recientemente intente platicar con un taxista –los que se quejan de todo- y el patrón volvió, ese fue más o menos el diálogo:


- Ya metieron de nuevo el trolebús.

- Si pero es para beneficio del gobierno, aumentaron el precio a cuatro pesos.

- Pero eso no es para el gobierno es para operar el sistema, el transporte siempre ha estado subsidiado.

- Le están dando una recia a la ciudad. Vea lo que hicieron en Xola que tenía tres carriles, ahora solo tiene dos.

- Porque metieron el metro bus. A mí me parece que están trabajando mucho en opciones de transporte, están extendiendo el metro, metieron el metrobus, el trolebus

- Ebrard se lleva todo. La mitad de las grúas son suyas –en el DF retiran el vehículo que está mal estacionado-, la constructora de la super vía es de su hermano.

- ¿Hay algún documento que demuestre eso?

- Aquí no hacen falta documentos, aquí todo se sabe.

La verdad es que Radio Bemba no siempre es acertado y las habladuría no tienen valor legal.

Aunque no había mucho terreno para el diálogo, yo intente un nuevo rumbo de conversación:

- Si usted fuera jefe de gobierno que haría para mejorar el transporte.

- Nada.

- ¿Así lo dejaría?

- Nada, me llevaría todo, como ellos.

Sobra decir que ya no había nada que decir y el silencio duró el resto del trayecto, el que por suerte fue breve. Me quedaba claro que la crítica al gobierno era irracional y que a final de cuentas lo que importa –para esos críticos- es quién se lleva el dinero. Se muestran molestos porque no son ellos los de la oportunidad de saquear.

Para zanjar la discusión yo diría que si TODOS son corruptos y si la expectativa del ciudadano promedio es poder llegar a donde hay para servirse con contento, entonces los acusados de corrupción son perseguidos políticos.

Aquí no se trata de juzgar si los personajes son buenos políticos, eso es materia de otro análisis, sino si son buenos gobernantes, porque se puede ser buen gobernante y mal político, o viceversa, aunque los hay malos políticos y peores gobernantes. Pero el debate corre por medio del juzgador y si el mexicano promedio –que juzga con dureza- es corrupto, sus gobernantes necesariamente reflejan esa condición.

Hay en México una distorsión en la acción de las instituciones, leo recientemente que el ombudsman del Distrito Federal pide cancelar la construcción de una carretera, con esto toma atribuciones que no le competen e interfiere en otras esferas y con eso violenta el sistema institucional. Esto demuestra o que hay motivos ocultos o que el sistema institucional se resquebraja y esto en conjunto lleva a la inmovilidad.

La gente guarda silencio frente a la omisión, como por ejemplo incumplir para proteger la zona ecológica de Cuatro Ciénegas, Coahuila o no realizar las obras hidráulicas que requiere Tabasco y que reclaman grandes recursos de la nación.

No sugiero eliminar la crítica, más bien hay que reforzarla, pero es importante educarnos para buscar información y con ella exigir cuentas claras. Al mismo tiempo hay que exigir que el gobierno y todos los políticos cumplan y no que oculten sus verdaderas intenciones en supuestas reclamaciones justas.

La democracia reclama honestidad y claridad y que se genere una cultura sin egoísmos. Que lejos estamos de ese terreno.


schmidt@mexico.com

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