Los supervivientes del tsunami del 11 de marzo, traumatizados,
sin domicilio y obligados a empezar desde cero. Foto: AP
sin domicilio y obligados a empezar desde cero. Foto: AP
AFP
Miyako.- En el noreste de Japón , los supervivientes del tsunami viven ahora con el miedo a un gran accidente nuclear, y muchos de ellos no confían en las informaciones de las autoridades, que les llegan de forma parcial o deformada.
La radiactividad "es peor que un tsunami. Un tsunami es visible, pero esto no se ve", se inquieta Hiromitsu Miyakawa, un comerciante de Kesennuma, una de las ciudades más afectadas por las devastadoras olas.
"Las radiaciones nos dan mucho miedo", añade.
esennuma está a 150 km de Fukushima. La ciudad está, pues, muy alejada de la zona de exclusión de 20 km alrededor de la central, cuyos habitantes fueron evacuados.
Pero los supervivientes del tsunami del 11 de marzo, traumatizados, sin domicilio y obligados a empezar desde cero, carecen de informaciones del mundo exterior, y les cuesta comprender los riesgos y las consecuencias de las fugas radiactivas.
Teechi Sagama, un director de escuela del pequeño puerto de Miyako, expresa así su frustración ante las declaraciones, a sus ojos confusas y contradictorias, de las autoridades.
"Sólo quiero que el gobierno nos diga la verdad", afirma.
Un poco más al sur, en Rikuzentakata, una localidad borrada del mapa por la catástrofe, Shiori Hosoya, de 18 años, desconfía de las palabras tranquilizadoras de los dirigentes del país.
Para esta joven "el gobierno miente. Todos estos expertos que explican lo que pasa solo son viejos que cuentan lo que el gobierno quiere escuchar".
"Dicen que no será como Chernobyl, pero esto es aterrador" dice.
El viernes, la agencia japonesa de seguridad nuclear elevó de 4 a 5, en una escala de 0 a 7, el nivel de gravedad del accidente de la central de Fukushima, lo que lo convierte, con el de Three Mile Island en Estados Unidos en 1979, en el mas importante del mundo después del de Chernobyl.
Además, debido a la ausencia de electricidad en las zonas destruidas, muy pocos tienen acceso a la televisión, y la difusión de diarios sigue muy perturbada una semana después de la catástrofe.
Así, las noticias de propagan de boca a boca, y por tanto pueden fácilmente ser deformadas o exageradas.
Una serie de e-mails divulgados por teléfonos móviles aludieron a la formación de una nube altamente radiactiva, y advirtió a la población contra las lluvias tóxicas.
Otro e-mail daba a entender que el gobierno pidió a los directivos de las mayores empresas que dejen el país, y que los niveles de radiactividad eran mortales en Tokio.
"Lo realmente aterrador es no saber lo que pasa realmente", según Miyakawa, el comerciante.
Taizo Tanisawa, que perdió su casa y fue voluntario para distribuir agua y comida caliente a los refugiados, también opina que las explicaciones del gobierno no son claras.
"Estamos preocupados, y no sabemos si debemos quedarnos aquí o irnos. me gustaría que el gobierno nos diera respuestas, pero no lo hace".
En fin, la falta de transparencia que Tepco -- el operador de las centrales nucleares -- ha demostrado en el pasado ha hecho crecer la desconfianza ante este grupo.
En 2002, reconoció haber 'maquillado' un informe sobre la seguridad de las centrales de agua hirviente, lo que condujo a parar el funcionamiento de 17 reactores, entre ellos los de Fukushima.
Miyako.- En el noreste de Japón , los supervivientes del tsunami viven ahora con el miedo a un gran accidente nuclear, y muchos de ellos no confían en las informaciones de las autoridades, que les llegan de forma parcial o deformada.
La radiactividad "es peor que un tsunami. Un tsunami es visible, pero esto no se ve", se inquieta Hiromitsu Miyakawa, un comerciante de Kesennuma, una de las ciudades más afectadas por las devastadoras olas.
"Las radiaciones nos dan mucho miedo", añade.
esennuma está a 150 km de Fukushima. La ciudad está, pues, muy alejada de la zona de exclusión de 20 km alrededor de la central, cuyos habitantes fueron evacuados.
Pero los supervivientes del tsunami del 11 de marzo, traumatizados, sin domicilio y obligados a empezar desde cero, carecen de informaciones del mundo exterior, y les cuesta comprender los riesgos y las consecuencias de las fugas radiactivas.
Teechi Sagama, un director de escuela del pequeño puerto de Miyako, expresa así su frustración ante las declaraciones, a sus ojos confusas y contradictorias, de las autoridades.
"Sólo quiero que el gobierno nos diga la verdad", afirma.
Un poco más al sur, en Rikuzentakata, una localidad borrada del mapa por la catástrofe, Shiori Hosoya, de 18 años, desconfía de las palabras tranquilizadoras de los dirigentes del país.
Para esta joven "el gobierno miente. Todos estos expertos que explican lo que pasa solo son viejos que cuentan lo que el gobierno quiere escuchar".
"Dicen que no será como Chernobyl, pero esto es aterrador" dice.
El viernes, la agencia japonesa de seguridad nuclear elevó de 4 a 5, en una escala de 0 a 7, el nivel de gravedad del accidente de la central de Fukushima, lo que lo convierte, con el de Three Mile Island en Estados Unidos en 1979, en el mas importante del mundo después del de Chernobyl.
Además, debido a la ausencia de electricidad en las zonas destruidas, muy pocos tienen acceso a la televisión, y la difusión de diarios sigue muy perturbada una semana después de la catástrofe.
Así, las noticias de propagan de boca a boca, y por tanto pueden fácilmente ser deformadas o exageradas.
Una serie de e-mails divulgados por teléfonos móviles aludieron a la formación de una nube altamente radiactiva, y advirtió a la población contra las lluvias tóxicas.
Otro e-mail daba a entender que el gobierno pidió a los directivos de las mayores empresas que dejen el país, y que los niveles de radiactividad eran mortales en Tokio.
"Lo realmente aterrador es no saber lo que pasa realmente", según Miyakawa, el comerciante.
Taizo Tanisawa, que perdió su casa y fue voluntario para distribuir agua y comida caliente a los refugiados, también opina que las explicaciones del gobierno no son claras.
"Estamos preocupados, y no sabemos si debemos quedarnos aquí o irnos. me gustaría que el gobierno nos diera respuestas, pero no lo hace".
En fin, la falta de transparencia que Tepco -- el operador de las centrales nucleares -- ha demostrado en el pasado ha hecho crecer la desconfianza ante este grupo.
En 2002, reconoció haber 'maquillado' un informe sobre la seguridad de las centrales de agua hirviente, lo que condujo a parar el funcionamiento de 17 reactores, entre ellos los de Fukushima.
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