Alejandro Encinas
En el Estado de México, estamos enfrentando, en el marco de una contienda profundamente inequitativa, a uno de los grupos políticos más corruptos, autoritarios y conservadores del país: al llamado grupo Atlacomulco; una cofradía que ha conformado una red de intereses, complicidades, negocios, tráfico de influencias y dinero, con el que todo lo quiere comprar y todo lo quiere corromper.
Participamos en este proceso con un perfil claro y definido. Con las izquierdas unidas y con una propuesta que se cimienta en un basamento ético de compromisos de cara a la ciudadanía, que tiene como eje la lucha contra la desigualdad y la exclusión social en todas sus expresiones, guiados por un valor central: la justicia, no como dádiva ni concesión de la autoridad, sino como un derecho de los ciudadanos.
La desigualdad es el signo de nuestro presente. Esta desigualdad dificulta enormemente la reducción y el combate a la pobreza. La desigualdad no se encuentra sólo en el nivel de ingresos de la población, sino también en el acceso a la educación y la salud; en la inequidad ante la ley; en la posibilidad para influir en las decisiones políticas y en los asuntos públicos; en la discriminación por razones de sexo, de etnia, de religión, por discapacidad, condición social y orientación sexual.
Nos hemos propuesto construir una nueva forma de hacer política. Proponemos un cambio que conduzca a otra forma de gobernar con un propósito central: reducir la desigualdad desde el ejercicio pleno de la democracia. Un nuevo tipo de gobierno. Construiremos un nuevo pacto social a partir de un amplio frente con la ciudadanía, que tenga como objetivo desmantelar las dinámicas que reproducen y profundizan la desigualdad y la violencia. Para ello, se requiere un cambio de rumbo, sin medias tintas, simulación, ni componendas, combatiendo la exclusión y reconociendo la diversidad de nuestra sociedad.
Es un ejercicio de ética política, a partir de reivindicar principios y valores como la libertad, la tolerancia, la laicidad, la equidad. La autonomía como valor central, ya que sólo ciudadanos libres pueden hacer de la lucha contra la desigualdad una lucha contra toda forma de discriminación, y pueden garantizar un puente indisoluble entre igualdad, libertad y ejercicio pleno de derechos.
Una nueva forma de hacer política implica innovar maneras de relación de los ciudadanos con los poderes constituidos y entre ellos mismos, estableciendo una nueva moral pública basada en la honestidad, transparencia, combate a la impunidad y el cumplimiento a la palabra empeñada.
Gobernar diferente significa devolver las instituciones al pueblo, desmontar inercias e intereses a todos niveles. Las instituciones públicas sólo tienen sentido en la medida que respondan y resguarden los derechos políticos, civiles, sociales y ambientales de los ciudadanos.
Esto es lo que proponemos para el Estado de México: dejar atrás la cultura del clientelismo y la manipulación de las necesidades de la gente; superar la cultura del peticionismo: que nunca nadie más tenga que estirar la mano para ver qué migajas le da el gobierno. Vamos a construir una nueva cultura de exigibilidad de derechos, donde el gobierno cumpla con su responsabilidad solidaria con quienes menos tienen, y donde el pueblo exija los derechos que por ley le corresponden.
Vamos a llevar al Estado de México las experiencias exitosas que construimos en el Distrito Federal. Vamos a convertir en leyes una nueva generación de derechos sociales para que la gente recupere la fe y la esperanza en gozar de una vida digna, en paz, con seguridad y futuro. Con la posibilidad de prosperar y salir adelante.
Candidato a gobernador por la coalición Unidos Podemos Más en el Estado de México
En el Estado de México, estamos enfrentando, en el marco de una contienda profundamente inequitativa, a uno de los grupos políticos más corruptos, autoritarios y conservadores del país: al llamado grupo Atlacomulco; una cofradía que ha conformado una red de intereses, complicidades, negocios, tráfico de influencias y dinero, con el que todo lo quiere comprar y todo lo quiere corromper.
Participamos en este proceso con un perfil claro y definido. Con las izquierdas unidas y con una propuesta que se cimienta en un basamento ético de compromisos de cara a la ciudadanía, que tiene como eje la lucha contra la desigualdad y la exclusión social en todas sus expresiones, guiados por un valor central: la justicia, no como dádiva ni concesión de la autoridad, sino como un derecho de los ciudadanos.
La desigualdad es el signo de nuestro presente. Esta desigualdad dificulta enormemente la reducción y el combate a la pobreza. La desigualdad no se encuentra sólo en el nivel de ingresos de la población, sino también en el acceso a la educación y la salud; en la inequidad ante la ley; en la posibilidad para influir en las decisiones políticas y en los asuntos públicos; en la discriminación por razones de sexo, de etnia, de religión, por discapacidad, condición social y orientación sexual.
Nos hemos propuesto construir una nueva forma de hacer política. Proponemos un cambio que conduzca a otra forma de gobernar con un propósito central: reducir la desigualdad desde el ejercicio pleno de la democracia. Un nuevo tipo de gobierno. Construiremos un nuevo pacto social a partir de un amplio frente con la ciudadanía, que tenga como objetivo desmantelar las dinámicas que reproducen y profundizan la desigualdad y la violencia. Para ello, se requiere un cambio de rumbo, sin medias tintas, simulación, ni componendas, combatiendo la exclusión y reconociendo la diversidad de nuestra sociedad.
Es un ejercicio de ética política, a partir de reivindicar principios y valores como la libertad, la tolerancia, la laicidad, la equidad. La autonomía como valor central, ya que sólo ciudadanos libres pueden hacer de la lucha contra la desigualdad una lucha contra toda forma de discriminación, y pueden garantizar un puente indisoluble entre igualdad, libertad y ejercicio pleno de derechos.
Una nueva forma de hacer política implica innovar maneras de relación de los ciudadanos con los poderes constituidos y entre ellos mismos, estableciendo una nueva moral pública basada en la honestidad, transparencia, combate a la impunidad y el cumplimiento a la palabra empeñada.
Gobernar diferente significa devolver las instituciones al pueblo, desmontar inercias e intereses a todos niveles. Las instituciones públicas sólo tienen sentido en la medida que respondan y resguarden los derechos políticos, civiles, sociales y ambientales de los ciudadanos.
Esto es lo que proponemos para el Estado de México: dejar atrás la cultura del clientelismo y la manipulación de las necesidades de la gente; superar la cultura del peticionismo: que nunca nadie más tenga que estirar la mano para ver qué migajas le da el gobierno. Vamos a construir una nueva cultura de exigibilidad de derechos, donde el gobierno cumpla con su responsabilidad solidaria con quienes menos tienen, y donde el pueblo exija los derechos que por ley le corresponden.
Vamos a llevar al Estado de México las experiencias exitosas que construimos en el Distrito Federal. Vamos a convertir en leyes una nueva generación de derechos sociales para que la gente recupere la fe y la esperanza en gozar de una vida digna, en paz, con seguridad y futuro. Con la posibilidad de prosperar y salir adelante.
Candidato a gobernador por la coalición Unidos Podemos Más en el Estado de México
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