Tanto tiempo buscándolo y ayer el oportuno Calderón encontró el parteaguas nacional: México antes y después de la Sub 17 (AS17 y DS17, serán los referentes del nuevo calendario patrio).
Solemnes palabras declaratorias que fueron pronunciadas en las escalinatas ceremoniales de la pirámide del poder pinolero, con los verdes novicios a un lado: Yo estoy convencido (y, si él lo está, ¿quién podría no estarlo?: adherente observación astillada) de que México no va a ser el mismo que antes después de este campeonato del mundo. En seguida del adverbial embotellamiento sintáctico que produjo con ese antes-después, el jugador Calderón se lanzó de cabecita contra el poste de la portería en la que los mexicanos suelen estrellar sus esfuerzos: Hay muchas cosas que hacer, desde luego; los problemas siguen. Pero creo que tiene que cambiar. Y ésa es la responsabilidad de todos los que estamos fuera de la cancha: tiene que cambiar la manera en como (sic) enfrentamos las cosas, tiene que haber un espíritu distinto y mejor, tenemos que seguir, tenemos que igualar, tenemos que aprender... Más que un hito, el advenimiento de la era de la Venda en la testa como palanca nacional parecería descansar no tanto en las hazañas deportivas que el mercantilismo de clubes y televisión ya aprovechan, sino en el uso mágico de las expectativas etéreas del tener que, expresión tan propia justamente de esos tiempos de tinieblas e impotencia que el comandante Calderón se esfuerza en conjurar a base simple de palabrería oportunista.
Calderón tendría que, por ejemplo, ordenar que sus órganos oficiales de indagación de presuntos actos corruptos en materia gubernamental se activaran, para saber qué está pasando con el dinero público en la cueva de mil ladrones de alta burocracia en que se ha convertido el Issste, no sólo durante el paso paradigmático del gordillismo por sus arcas mediante directivos en canje por brigadismo electoral. Sin embargo, la inservible pero muy gastadora Secretaría de la Función Pública hace saber a los mexicanos que no hay ni pizca de duda sobre los buenos manejos de recursos que se hicieron durante la administración del respetabilísimo señor licenciado Yunes (una versión extraoficial, que podría dar por buena la SFP, es aquella que dice que en realidad la profesora no pidió veinte millones, sino que amablemente dijo Vente, mi Yunes). Si nada encuentra Salvador Vega Casillas (así se llama el paisano de Calderón habilitado como secretario encargado supuestamente de luchar contra la corrupción) contra el protegido Yunes, a quien como funcionario la vengativa Elba Esther acusó de propiciar irregularidades por 58 mil millones de pesos, menos le va a encontrar algo a la misma señora Gordillo que, ¡lástima, Margarito!, ni funcionaria pública es ni ha sido, a pesar de que controla varias carteras de la administración federal.
Tendrían que renunciar también a sus cargos quienes desde el PAN aspiran a la candidatura presidencial de 2012, según el movimiento hecho ayer por Santiago Creel, quien pidió licencia a su condición de senador. Creel es el candidato indeseado por Felipe Calderón, no solamente porque fue su competidor interno en 2005, sino porque representa los intereses de Vicente Fox, quien lo hizo secretario de Gobernación y luego trató de imponerlo como candidato oficial a la sucesión. Fox no quería a Felipe como candidato pero, cuando no pudo doblegar a los grupos panistas que finalmente habilitaron al michoacano, lo empujó envenenadamente hacia el triunfo, metiendo las botas de manera abierta en el proceso electoral para dejar constancia de la ilegitimidad de quien, chantajeado con las pruebas de los apoyos ilícitos recibidos y totalmente condicionado por factores de poder que le son superiores, acabó siendo un personaje incapaz de tocarle un pelo a la alta corrupción de los Sahagún, los Bribiesca y los Fox. Por eso, Chente mantiene guerra mediante Manuel Espino y Santiago Creel contra el huidizo Calderón que nunca ha contestado las provocaciones del esposo de la señora Marta.
Y tendría que renunciar en diez días a su cargo el secretario del trabajo, Javier Lozano, para tratar de reforzar la pálida y tibia postulación del secretario de hacienda, Ernesto Cordero, que nomás no crece. Se dice que Lozano declinará su presunta precandidatura a cambio de ser el coordinador de la campaña del Cordero expiatorio. Pero Creel y Josefina Vázquez Mota se resisten a seguir la línea trazada desde Los Pinos y en sus discursos van agregando tonos críticos duros al comportamiendo del poder federal respecto al proceso panista de candidaturas.
Astillas
El sicoanalista José Antonio Lara Peinado escribe: Mientras asesinaban a más de 100 personas el fin de semana en este país, el Sr. Calderón inauguraba un espacio mercadológico futbolero en Pachuca, el domingo veía en un palco el partido y el lunes daba discursos en donde desde su fantasía sostenía que el triunfo de los jóvenes cambió a este país (...) Para miles de aficionados el juego no es sino una forma neurótica de expresar su malestar y su insatisfacción personal, como buenos neuróticos se cuelgan del triunfo de un equipo para ocultar sus fracasos. Sin embargo, para sujetos con arquetipos de orden sicopático el balón y el juego les hacen perder el principio de realidad, por eso hay declaraciones en el sentido de que ese triunfo supuestamente hace que todo en México sea diferente. Nótese la diferencia, mientras que un neurótico calma su insatisfacción con un partido de futbol, un sicópata despierta ilusiones, delirios y fantasías que le llevan a ignorar una realidad que nos dice que mientras algunos políticos gritaban gol cuando la pelota penetraba el arco enemigo, decenas de mexicanos gritaban de dolor al ver penetrado su cuerpo con las balas... Y, mientras se asoman a las Minucias del Lenguaje de José G. Moreno de Alba (en http://bit.ly/nAdWbO por cortesía de @juliosueco) quienes deseen enterarse de las particularidades del vocablo parteaguas, que no está en diccionarios como el de la RAE, ¡hasta mañana!
Fax: 5605-2099 • juliohdz@jornada.com.mx
Solemnes palabras declaratorias que fueron pronunciadas en las escalinatas ceremoniales de la pirámide del poder pinolero, con los verdes novicios a un lado: Yo estoy convencido (y, si él lo está, ¿quién podría no estarlo?: adherente observación astillada) de que México no va a ser el mismo que antes después de este campeonato del mundo. En seguida del adverbial embotellamiento sintáctico que produjo con ese antes-después, el jugador Calderón se lanzó de cabecita contra el poste de la portería en la que los mexicanos suelen estrellar sus esfuerzos: Hay muchas cosas que hacer, desde luego; los problemas siguen. Pero creo que tiene que cambiar. Y ésa es la responsabilidad de todos los que estamos fuera de la cancha: tiene que cambiar la manera en como (sic) enfrentamos las cosas, tiene que haber un espíritu distinto y mejor, tenemos que seguir, tenemos que igualar, tenemos que aprender... Más que un hito, el advenimiento de la era de la Venda en la testa como palanca nacional parecería descansar no tanto en las hazañas deportivas que el mercantilismo de clubes y televisión ya aprovechan, sino en el uso mágico de las expectativas etéreas del tener que, expresión tan propia justamente de esos tiempos de tinieblas e impotencia que el comandante Calderón se esfuerza en conjurar a base simple de palabrería oportunista.
Calderón tendría que, por ejemplo, ordenar que sus órganos oficiales de indagación de presuntos actos corruptos en materia gubernamental se activaran, para saber qué está pasando con el dinero público en la cueva de mil ladrones de alta burocracia en que se ha convertido el Issste, no sólo durante el paso paradigmático del gordillismo por sus arcas mediante directivos en canje por brigadismo electoral. Sin embargo, la inservible pero muy gastadora Secretaría de la Función Pública hace saber a los mexicanos que no hay ni pizca de duda sobre los buenos manejos de recursos que se hicieron durante la administración del respetabilísimo señor licenciado Yunes (una versión extraoficial, que podría dar por buena la SFP, es aquella que dice que en realidad la profesora no pidió veinte millones, sino que amablemente dijo Vente, mi Yunes). Si nada encuentra Salvador Vega Casillas (así se llama el paisano de Calderón habilitado como secretario encargado supuestamente de luchar contra la corrupción) contra el protegido Yunes, a quien como funcionario la vengativa Elba Esther acusó de propiciar irregularidades por 58 mil millones de pesos, menos le va a encontrar algo a la misma señora Gordillo que, ¡lástima, Margarito!, ni funcionaria pública es ni ha sido, a pesar de que controla varias carteras de la administración federal.
Tendrían que renunciar también a sus cargos quienes desde el PAN aspiran a la candidatura presidencial de 2012, según el movimiento hecho ayer por Santiago Creel, quien pidió licencia a su condición de senador. Creel es el candidato indeseado por Felipe Calderón, no solamente porque fue su competidor interno en 2005, sino porque representa los intereses de Vicente Fox, quien lo hizo secretario de Gobernación y luego trató de imponerlo como candidato oficial a la sucesión. Fox no quería a Felipe como candidato pero, cuando no pudo doblegar a los grupos panistas que finalmente habilitaron al michoacano, lo empujó envenenadamente hacia el triunfo, metiendo las botas de manera abierta en el proceso electoral para dejar constancia de la ilegitimidad de quien, chantajeado con las pruebas de los apoyos ilícitos recibidos y totalmente condicionado por factores de poder que le son superiores, acabó siendo un personaje incapaz de tocarle un pelo a la alta corrupción de los Sahagún, los Bribiesca y los Fox. Por eso, Chente mantiene guerra mediante Manuel Espino y Santiago Creel contra el huidizo Calderón que nunca ha contestado las provocaciones del esposo de la señora Marta.
Y tendría que renunciar en diez días a su cargo el secretario del trabajo, Javier Lozano, para tratar de reforzar la pálida y tibia postulación del secretario de hacienda, Ernesto Cordero, que nomás no crece. Se dice que Lozano declinará su presunta precandidatura a cambio de ser el coordinador de la campaña del Cordero expiatorio. Pero Creel y Josefina Vázquez Mota se resisten a seguir la línea trazada desde Los Pinos y en sus discursos van agregando tonos críticos duros al comportamiendo del poder federal respecto al proceso panista de candidaturas.
Astillas
El sicoanalista José Antonio Lara Peinado escribe: Mientras asesinaban a más de 100 personas el fin de semana en este país, el Sr. Calderón inauguraba un espacio mercadológico futbolero en Pachuca, el domingo veía en un palco el partido y el lunes daba discursos en donde desde su fantasía sostenía que el triunfo de los jóvenes cambió a este país (...) Para miles de aficionados el juego no es sino una forma neurótica de expresar su malestar y su insatisfacción personal, como buenos neuróticos se cuelgan del triunfo de un equipo para ocultar sus fracasos. Sin embargo, para sujetos con arquetipos de orden sicopático el balón y el juego les hacen perder el principio de realidad, por eso hay declaraciones en el sentido de que ese triunfo supuestamente hace que todo en México sea diferente. Nótese la diferencia, mientras que un neurótico calma su insatisfacción con un partido de futbol, un sicópata despierta ilusiones, delirios y fantasías que le llevan a ignorar una realidad que nos dice que mientras algunos políticos gritaban gol cuando la pelota penetraba el arco enemigo, decenas de mexicanos gritaban de dolor al ver penetrado su cuerpo con las balas... Y, mientras se asoman a las Minucias del Lenguaje de José G. Moreno de Alba (en http://bit.ly/nAdWbO por cortesía de @juliosueco) quienes deseen enterarse de las particularidades del vocablo parteaguas, que no está en diccionarios como el de la RAE, ¡hasta mañana!
Fax: 5605-2099 • juliohdz@jornada.com.mx
El premio Cristóbal Gabarrón está patrocinado por el diario ultraconservador español ABC, la línea aérea Iberia, la cadena de televisión TVE, la televisora CylTV de la provincia de Castilla y León y el grupo AC Hoteles, ligado a la trasnacional Marriot. Sale sobrando que está a un millón de kilómetros de distancia en cuanto a prestigio internacional del Nobel, incluso del hispano Príncipe de Asturias. Se instituyó en honor del pintor Cristóbal Gabarrón y consiste en una obra original chapeada en oro de 18 quilates del artista. Como se sabe, el ex presidente Zedillo recientemente agregó a sus múltiples chambas la de consejero del grupo de medios Prisa, al cual está asociado Televisa, y gracias a ello ha ampliado sus relaciones en España. No es de extrañar que ahora el jurado del premio Cristóbal Gabarrón le otorgue el premio en la categoría de trayectoria humana. El ex secretario de Cultura y diputado por Valladolid, Miguel Ángel Cortés, que actuó como presidente del jurado, destacó la intensa vida de Zedillo como brillante economista. Se ve que no conoce bien sus antecedentes, o está mal informado, porque dijo que es un hombre entregado a su país con la fin de mejorar la vida de los ciudadanos, conseguir el desarrollo de México, y no sólo por enfrentarse al efecto tequila de 1994, sino por superarlo y saber aprovecharlo para impulsar las reformas modernizadoras en el terreno político y económico. ¿Quién le habrá dicho que la crisis desencadenada en vísperas de la Navidad de 1994 ya está superada? El rescate bancario dejó al país una deuda de 120 mil millones de dólares, la cual se viene abonando desde hace 17 años y no acaba de pagarse. En el Presupuesto de Egresos del gobierno federal –en los próximos meses se aprobará otro– aparece sin falta una partida destinada a la deuda del Fobaproa, pero la forma como fue estructurada impide que se pague por completo. Pasará un siglo y continuaremos endeudados. Sería bueno que supieran también que las familias que perdieron sus casas y departamentos, o sus automóviles, o sus empleos, quedaron en la miseria y no todas se han podido recuperar. Paralelamente se registró el mayor éxodo de braceros de los tiempos recientes, y cuando el gobierno de Estados Unidos estrechó sus fronteras, un número incalculable de jóvenes se dedica hoy al tráfico de drogas, no porque sean seres malos, sino porque no hallan otro modo de sobrevivir. No avergonzaría a los miembros del jurado que rectificaran su decisión y declararan desierto el premio que por falta de información han otorgado a Zedillo, pero no lo harán. Así que no sería una sorpresa que más adelante le dieran al presidente Calderón el premio de derechos humanos.
El IETU a discusión
El documento Los resultados del diagnóstico del IETU a tres años de su implementación, mediante el cual la Secretaría de Hacienda argumentó la necesaria permanencia de este impuesto, no convenció a las organizaciones empresariales. Aunque admiten que ha tenido algunos resultados favorables, como servir de impuesto de control, colocado en la balanza de costo-beneficio, los resultados no son positivos. Ha venido a hacer más complejo el sistema tributario, especialmente para las Pymes, que tienen que incurrir en mayores costos para llevar al día su contabilidad. También es un factor para desanimar a las nuevas inversiones, el capital internacional prefiere países donde el sistema fiscal es más simple. No hay IETU en Estados Unidos, tampoco en Canadá. Y si le agregamos el factor violencia, el resultado de la ecuación es nefasto. Va a ocupar muchas horas de discusión en el Congreso la permanencia del IETU, cuando se abra el periodo ordinario de sesiones el próximo septiembre. La presión de sus propios compañeros de partido sobre el titular de Hacienda, Ernesto Cordero, aumentó ayer cuando el senador Santiago Creel anunció que deja su cargo para dedicarse a la campaña presidencial, primero como precandidato. Cordero no quiere irse, el pretexto es que se queda a negociar el presupuesto.
El IETU a discusión
El documento Los resultados del diagnóstico del IETU a tres años de su implementación, mediante el cual la Secretaría de Hacienda argumentó la necesaria permanencia de este impuesto, no convenció a las organizaciones empresariales. Aunque admiten que ha tenido algunos resultados favorables, como servir de impuesto de control, colocado en la balanza de costo-beneficio, los resultados no son positivos. Ha venido a hacer más complejo el sistema tributario, especialmente para las Pymes, que tienen que incurrir en mayores costos para llevar al día su contabilidad. También es un factor para desanimar a las nuevas inversiones, el capital internacional prefiere países donde el sistema fiscal es más simple. No hay IETU en Estados Unidos, tampoco en Canadá. Y si le agregamos el factor violencia, el resultado de la ecuación es nefasto. Va a ocupar muchas horas de discusión en el Congreso la permanencia del IETU, cuando se abra el periodo ordinario de sesiones el próximo septiembre. La presión de sus propios compañeros de partido sobre el titular de Hacienda, Ernesto Cordero, aumentó ayer cuando el senador Santiago Creel anunció que deja su cargo para dedicarse a la campaña presidencial, primero como precandidato. Cordero no quiere irse, el pretexto es que se queda a negociar el presupuesto.
Con el agua hasta el cuello, Barack Obama, presidente del país más endeudado del planeta, asegura que Estados Unidos siempre ha pagado sus deudas y no dejará de pagarlas. Sin embargo, para que su afirmación no quede en el discurso, el mandatario sólo tiene dos opciones concretas: llegar a un acuerdo con la oposición republicana (y la encubierta entre los demócratas) para aumentar el techo legal de endeudamiento público federal (fijado por el Congreso de aquella nación) o, de plano, poner a trabajar días extra a la maquinita que imprime dólares con el fin de evitar la moratoria, algo que, de concretarse, arrancaría las cuatro alfileres que con mucha penuria sostienen la supuesta estabilidad económica mundial tras la crisis de 2008-2009.
El plazo para que las partes lleguen a un acuerdo vence el 2 de agosto, y si para esa fecha no hay nada consensuado, simplemente se declararía la moratoria. En esas andanzas se encuentra el otrora motor económico del planeta, con un presidente que ya no siente lo duro sino lo tupido en sus poco más de dos años como inquilino de la Casa Blanca. Obama no convence a la oposición republicana sobre la necesidad, así la califica, de aumentar el citado techo, una vez que el tope vigente llegó a su límite: modestamente, 14.3 billones de dólares en deuda federal (trillones para los anglos), o lo que es lo mismo, el 100 por ciento del producto interno bruto estadunidense, más un piquito, de tal suerte que, técnicamente, el motor está perfectamente quebrado, pues debe más de lo que vale (ese monto no incluye otros endeudamientos, como el de los estados).
Es tal la urgencia de recursos para cubrir el pago cotidiano de pasivos públicos (con China como primer acreedor del gobierno estadunidense), que el Departamento del Tesoro ha reconocido que, como medida de emergencia, le mete la mano a los fondos de pensiones federales (¿a los mexicanos no les parece conocido el tema?) para cubrir cotidianamente los aproximadamente mil 500 millones de dólares que el gobierno federal requiere para amortizar sus no pocos compromisos en la materia.
Ante la tajante negativa republicana, Obama tendrá que aflojar posiciones, aunque ha subrayado algo obvio: si los inversionistas de todo el mundo creen que la confianza y el crédito de Estados Unidos no están respaldados, podría venirse abajo (una vez más) el sistema financiero internacional, algo que dudosamente soportaría el planeta. Se supone que el imperio nunca ha declarado la moratoria oficialmente, aunque poco más de tres décadas atrás, en 1979, se le hizo bolas el engrudo y dejó de pagar sus obligaciones de deuda por no más de una semana. ¿Será esta la primera vez? Quién sabe, pero tampoco en esta ocasión el sagrado mercado corrigió por sí solo el problema.
¿Qué pasó con la deuda pública de Estados Unidos, que creció hasta llegar a tal extremo? Simple: que el gobierno estadunidense hizo lo mismo, pero a lo bestia, que criticó a lo largo de los años, a diestra y siniestra, a la comunidad de naciones satélite dependientes de su economía, es decir, endeudarse alegremente para financiar proyectos no redituables para el país (aunque sí para los empresarios amigos), o lo que es lo mismo sus guerras, guerritas e intervenciones, más los salvamentos de los grandes consorcios privados y los rescates de los barones bursátiles y bancarios, creyendo que nunca se le acabaría con qué pagar.
Por ejemplo, la invasión a Irak y la intervención en Afganistán a los contribuyentes gringos les ha costado, hasta ahora y oficialmente, algo así como un billón 250 mil millones de dólares (muy caro para asesinar a un solo hombre, quien, dicho sea de paso, vivía plácidamente en Pakistán), cuando el genocida George W. Bush les prometió que no pasaría de 60 mil millones de billetes verdes. Sin embargo, estudios más serios (Instituto de Estudios Internacionales Watson de la Universidad Brown) que la simple contabilidad del gobierno estadunidense incrementan dicho costo a 3.7-4.4 billones de dólares, sin incluir el pago de intereses. De hecho, esas cifras continuarán subiendo al considerar obligaciones a largo plazo para veteranos lesionados y gastos de guerra proyectados desde 2012 hasta 2020, como señala tal instituto.
Entre sus muchos logros, baby Bush aumentó brutalmente la deuda pública estadunidense para financiar sus aventuras guerreras. Cuando, felizmente, dejó la Casa Blanca el nivel de dicho débito rondaba 13.64 billones de dólares. Con Obama el débito externo ha aumentado alrededor de 660 mil millones, pero va por más, le urge un techo mucho más elevado, es decir, lo mismo que hicieron sus predecesores. Así, en las últimas tres décadas la deuda pública de aquel país registró un espeluznante incremento cercano a mil 600 por ciento. Y aquí aparecen los actores externos, porque, quiéranlo o no, China es parte fundamental del acuerdo al que lleguen republicanos e inquilino de la Casa Blanca, porque tendrán que llegar a uno, el que sea, y a la brevedad.
Sólo hay que imaginar qué pasaría con la economía estadunidense, y con la mundial, si de un día para otro al gobierno de Pekín se le ocurre hacer líquida su voluminosa inversión en bonos del Tesoro estadunidense, y se encuentra con la novedad de que no hay con qué. Y atrás él, el de Tokio y el de Londres, que ocupan el segundo y tercer escalón, respectivamente, en el inventario de acreedores. Por si fuera poco, en lista de espera se encuentran los países integrantes de la OPEP, Brasil, Rusia y Canadá, entre otros. Aun así, alrededor de 80 por ciento de la deuda pública estadunidense está denominada en dólares de aquel país. Entonces, queda el viejo truco de poner a producir a la maquinita de billetes verdes.
Obama, pues, en el filo de la navaja, como la economía internacional en conjunto. El problema es que si los republicanos aflojan y llegan a un acuerdo, se incrementará la deuda pública estadunidense para financiar los mismos proyectos que generan más débito, y así hasta que reviente el motor. Eso sí, en esto no se mete el FMI, ni impone su draconiano programa de ajuste, que para eso hay países jodidos, como México y Grecia comprenderán.
Las rebanadas del pastel
¡Felicidades!, porque dice el emocionado cuan chorero inquilino de Los Pinos que México no va a ser el mismo tras el triunfo de la Sub-17. Qué bueno, pero –perdón por la ignorancia– sería tan gentil de precisar al respetable: ¿en qué va a cambiar el país? ¿Cuál es el salto histórico que provoca un campeonato mundial? ¿Acabará con el crimen organizado? ¿Generará mayores niveles de bienestar? ¿O qué pasa?
cfvmexico_sa@hotmail.com • mexicosa@infinitum.com.mx • http://twitter.com/cafevega
El plazo para que las partes lleguen a un acuerdo vence el 2 de agosto, y si para esa fecha no hay nada consensuado, simplemente se declararía la moratoria. En esas andanzas se encuentra el otrora motor económico del planeta, con un presidente que ya no siente lo duro sino lo tupido en sus poco más de dos años como inquilino de la Casa Blanca. Obama no convence a la oposición republicana sobre la necesidad, así la califica, de aumentar el citado techo, una vez que el tope vigente llegó a su límite: modestamente, 14.3 billones de dólares en deuda federal (trillones para los anglos), o lo que es lo mismo, el 100 por ciento del producto interno bruto estadunidense, más un piquito, de tal suerte que, técnicamente, el motor está perfectamente quebrado, pues debe más de lo que vale (ese monto no incluye otros endeudamientos, como el de los estados).
Es tal la urgencia de recursos para cubrir el pago cotidiano de pasivos públicos (con China como primer acreedor del gobierno estadunidense), que el Departamento del Tesoro ha reconocido que, como medida de emergencia, le mete la mano a los fondos de pensiones federales (¿a los mexicanos no les parece conocido el tema?) para cubrir cotidianamente los aproximadamente mil 500 millones de dólares que el gobierno federal requiere para amortizar sus no pocos compromisos en la materia.
Ante la tajante negativa republicana, Obama tendrá que aflojar posiciones, aunque ha subrayado algo obvio: si los inversionistas de todo el mundo creen que la confianza y el crédito de Estados Unidos no están respaldados, podría venirse abajo (una vez más) el sistema financiero internacional, algo que dudosamente soportaría el planeta. Se supone que el imperio nunca ha declarado la moratoria oficialmente, aunque poco más de tres décadas atrás, en 1979, se le hizo bolas el engrudo y dejó de pagar sus obligaciones de deuda por no más de una semana. ¿Será esta la primera vez? Quién sabe, pero tampoco en esta ocasión el sagrado mercado corrigió por sí solo el problema.
¿Qué pasó con la deuda pública de Estados Unidos, que creció hasta llegar a tal extremo? Simple: que el gobierno estadunidense hizo lo mismo, pero a lo bestia, que criticó a lo largo de los años, a diestra y siniestra, a la comunidad de naciones satélite dependientes de su economía, es decir, endeudarse alegremente para financiar proyectos no redituables para el país (aunque sí para los empresarios amigos), o lo que es lo mismo sus guerras, guerritas e intervenciones, más los salvamentos de los grandes consorcios privados y los rescates de los barones bursátiles y bancarios, creyendo que nunca se le acabaría con qué pagar.
Por ejemplo, la invasión a Irak y la intervención en Afganistán a los contribuyentes gringos les ha costado, hasta ahora y oficialmente, algo así como un billón 250 mil millones de dólares (muy caro para asesinar a un solo hombre, quien, dicho sea de paso, vivía plácidamente en Pakistán), cuando el genocida George W. Bush les prometió que no pasaría de 60 mil millones de billetes verdes. Sin embargo, estudios más serios (Instituto de Estudios Internacionales Watson de la Universidad Brown) que la simple contabilidad del gobierno estadunidense incrementan dicho costo a 3.7-4.4 billones de dólares, sin incluir el pago de intereses. De hecho, esas cifras continuarán subiendo al considerar obligaciones a largo plazo para veteranos lesionados y gastos de guerra proyectados desde 2012 hasta 2020, como señala tal instituto.
Entre sus muchos logros, baby Bush aumentó brutalmente la deuda pública estadunidense para financiar sus aventuras guerreras. Cuando, felizmente, dejó la Casa Blanca el nivel de dicho débito rondaba 13.64 billones de dólares. Con Obama el débito externo ha aumentado alrededor de 660 mil millones, pero va por más, le urge un techo mucho más elevado, es decir, lo mismo que hicieron sus predecesores. Así, en las últimas tres décadas la deuda pública de aquel país registró un espeluznante incremento cercano a mil 600 por ciento. Y aquí aparecen los actores externos, porque, quiéranlo o no, China es parte fundamental del acuerdo al que lleguen republicanos e inquilino de la Casa Blanca, porque tendrán que llegar a uno, el que sea, y a la brevedad.
Sólo hay que imaginar qué pasaría con la economía estadunidense, y con la mundial, si de un día para otro al gobierno de Pekín se le ocurre hacer líquida su voluminosa inversión en bonos del Tesoro estadunidense, y se encuentra con la novedad de que no hay con qué. Y atrás él, el de Tokio y el de Londres, que ocupan el segundo y tercer escalón, respectivamente, en el inventario de acreedores. Por si fuera poco, en lista de espera se encuentran los países integrantes de la OPEP, Brasil, Rusia y Canadá, entre otros. Aun así, alrededor de 80 por ciento de la deuda pública estadunidense está denominada en dólares de aquel país. Entonces, queda el viejo truco de poner a producir a la maquinita de billetes verdes.
Obama, pues, en el filo de la navaja, como la economía internacional en conjunto. El problema es que si los republicanos aflojan y llegan a un acuerdo, se incrementará la deuda pública estadunidense para financiar los mismos proyectos que generan más débito, y así hasta que reviente el motor. Eso sí, en esto no se mete el FMI, ni impone su draconiano programa de ajuste, que para eso hay países jodidos, como México y Grecia comprenderán.
Las rebanadas del pastel
¡Felicidades!, porque dice el emocionado cuan chorero inquilino de Los Pinos que México no va a ser el mismo tras el triunfo de la Sub-17. Qué bueno, pero –perdón por la ignorancia– sería tan gentil de precisar al respetable: ¿en qué va a cambiar el país? ¿Cuál es el salto histórico que provoca un campeonato mundial? ¿Acabará con el crimen organizado? ¿Generará mayores niveles de bienestar? ¿O qué pasa?
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El Correo Ilustrado
En memoria de Adolfo Sánchez Vázquez
Hay palabras que marcan caminos; hay rostros que muestran el sentido correcto, y en sus actos se proyectan sus ideas hechas acciones, vivencias, experiencias de cambio, convicciones de transformación. Cada mirada, cada palabra escrita, cada silencio ensordecedor que emitió don Adolfo en sus innumerables y brillantes sesiones académicas dejó marcado para siempre en cada alumno un enorme destello de luz que construyó todos los días la esperanza de todos y para todos.Continuar
La llamada transición pactada que hasta hoy padecemos se llevó de corbata los derechos de los ciudadanos. Así como la reforma política de 1977 no incluía los derechos de libertad sindical o contra el sistema corporativo que sustentaba al régimen priísta, así las reformas electorales sólo fueron para los partidos, pero no para los ciudadanos.Continuar
La travesía intelectual de Adolfo Sánchez Vázquez fue un largo viaje a través de la honestidad y la congruencia. Fue un marxista que no tuvo profesores marxistas. Un comunista ortodoxo que chocó con las estructuras del partido político al que se unió desde muy joven. Un militante formado en el marxismo sectario soviético que se convirtió en uno de los más originales pensadores críticos de la izquierda hispanoamericana.Continuar
El triunfo del Partido Revolucionario Institucional (PRI) en las elecciones del estado de México no puede adjudicarse sólo a prácticas ilegales o fraudulentas, o a inequidad en la competencia. El buen oficio político del gobernador Peña Nieto y los errores estratégicos y tácticos de los partidos Acción Nacional (PAN) y de la Revolución Democrática (PRD) jugaron un papel relevante en los resultados electorales.Continuar
No mucho después de la guerra de 34 días entre Hezbolá e Israel, en 2006 –en la que Israel llegó a su marca casi rutinaria de matar mil 300 libaneses, la mayoría civiles (Hezbolá mató 130 israelíes, la mayoría soldados)–, recibí una larga carta de un hombre de apellido Blair. No lord Blair de Isfahan (como ahora hay que llamarlo), sino sir Ian Blair, comisionado de la policía metropolitana que luego fue obligado a renunciar por Boris Jonson en uno de los abusos políticos más flagrantes que se hayan hecho jamás del cargo de alcalde de Londres.Continuar
El empleo de genes en el tratamiento de las enfermedades representa uno de las mayores retos actuales para la ciencia y la medicina. Es un territorio lleno de esperanza, pues su empleo futuro permitiría enfrentar padecimientos que hasta ahora son incurables, como la hemofilia, la diabetes o el cáncer y muchos otros. Al mismo tiempo, es un desafío, una prueba mayúscula, de la que podrían salir fortalecidos –o bien derrumbarse– algunos de los supuestos básicos de la genética.Continuar
Debido a que llevé un paper a la sesión comentada en mi texto anterior, que tuvo lugar en La Esmeralda el 30 de junio, transcribo aquí la parte medular del mismo.Continuar
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