12/21/2013

La división de la izquierda, responsable del pasmo social ante la reforma energética


Esa fragmentación facilita la imposición de las políticas neoliberales, afirman académicos

Existe un ánimo de perplejidad en sectores amplios frente a los ajustes estructurales, señalan

Arturo Jiménez
 Periódico La Jornada
Sábado 21 de diciembre de 2013, p. 8

Con su divisionismo, todos los partidos políticos de izquierda son quizá los mayores responsables de la falta de reacción de la sociedad ante las políticas neoliberales y las reformas estructurales aprobadas este año, sobre todo la energética, pese a haber un consenso pasivo en contra de ellas.

Así lo plantean los investigadores Javier Santiago Castillo y Roberto Gutiérrez López, ambos del departamento de sociología de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), unidades Iztapalapa y Azcapotzalco, respectivamente.

Agregan que otras causas de ese pasmo social serían que la gente está más ocupada en la sobrevivencia diaria, que los medios de comunicación electrónicos ejercen una influencia determinante, pues casi todos están en favor de las reformas, y que existe la percepción de que, por ejemplo, al defender el petróleo como un recurso estratégico para los intereses nacionales, también se defenderían los privilegios y corrupción de grupos políticos y sindicales.

Beneficios y propaganda gubernamental

Santiago Castillo advierte que hay un hartazgo social ante el manejo elitista de lo político, pero también una gran incertidumbre. No queda claro cuáles van a ser los beneficios de las reformas de carácter económico, más allá de la propaganda gubernamental. Si hacemos una reflexión en función de las privatizaciones del pasado, veremos que no han beneficiado a la mayoría o a sectores importantes de la población. Ni tampoco han sido motores del desarrollo económico.

Recuerda un ejemplo ilustrativo: la venta de Ferrocarriles Nacionales de México durante el sexenio de Ernesto Zedillo Ponce de León. Sí, había una crisis en la empresa, pero también eran crisis acumuladas de muchos años, de falta de inversión, atención y abandono. Finalmente se vendieron y resulta que desde aquellos años sólo se han construido 27 kilómetros más de líneas férreas.

Dice que quienes pudieron haberse movilizado contra las actuales reformas son los partidos políticos de izquierda que están parcialmente en desacuerdo con ellas, pero dentro de su estrategia no está la difusión del problema o de las dificultades que pudieran acarrear estas reformas, con el fin de crear una conciencia que pudiera manifestarse. La izquierda está muy dividida sobre asuntos fundamentales del país y eso favorece que prevalezca la visión del libre mercado”.

Gutiérrez López considera que hay un ánimo de perplejidad en sectores amplios de la sociedad mexicana frente a las reformas, pues estaban muy acostumbrados a pensarse en términos de la soberanía del Estado sobre la riqueza petrolera y considerarla como un área estratégica, pero eso no alcanza a traducirse en una movilización generalizada.

Comenta que si en 2015 llegara a efectuarse una consulta popular en torno a la reforma energética, como hoy se debate, podría arrojar un resultado contrario a ésta. En la sociedad mexicana hay una sensación de ánimo contradictorio, dice.

Vamos a tener que esperar un lapso relativamente prolongado para ver de qué manera lo aprobado legislativamente se empieza a traducir en una aplicación práctica. Aún hay muchas incógnitas abiertas y, ahí, la sociedad tiene un espacio muy grande de maniobra, de acción política, denuncia y propuesta.

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