Los gritos y el silencio
Hay
un término que no aparece por ningún lado estos días, es evidente que
la clase política de todos los colores lo guarda celosamente para
pretender algún tipo de moralidad en sus actos. La palabra prohibida es
CORRUPCIÓN (así con mayúsculas). En los ridículos debates respecto a la
reforma energética fuimos testigos de actos de un patetismo notable,
Layda Sansores la cucaracha saltimbanqui que ha estado saltado entre
partidos por décadas y que gracias a amlo hoy se cobija en su bloque de
reptiles, lanzo un acalorado discurso que termino con una infame cita a
Saramago “vayan y privaticen a la puta madre que les pario”, horas
después el desconocido senador Antonio García Conejo se desnudó en
tribuna lo que genero un episodio de comedia publica con el hashtag
#PosMeEncuero, sin que realmente a ningún internauta le importara el
contenido de su ridículo. En la calle las manifestaciones tuvieron
varias señas de su propia miseria, la mayor parte del cerco al senado
era de adultos mayores muy cansados para protestar que llevaban sillas
para permanecer en el cerco, nunca lograron reunir suficiente gente
como para rodear las pocas manzanas que permanecen bloqueadas y la
manifestación estuvo encabezada por dos personajes mediocres en
extremo, Marti Batres y Andrés Manuel López Beltrán (el mismo del
episodio de los tenis de lujo en un evento de campaña de su papá).
Alrededor del senado los impresentables del PRD giraban sin sentido con
un pequeño sequito de trasnochados en un evento que simbolizaba sin
duda la falta de apoyo popular a su causa.
Aquí cabe preguntar, ¿que se
defiende si se defiende PEMEX? ¿Una empresa incapacitada para hacer
cualquier cosa por infinitas trabas burocráticas y una corrupción de
niveles inimaginables? ¿Una empresa sin la menor responsabilidad social
que es signo de desastre ambiental ahí donde se instala? ¿Una empresa
pública que solo sirve para enriquecer ladrones de la clase política?
¿Un gran negocio de unos cuantos que reparte utilidades en función del
nivel de corrupción que se haya alcanzado? ¿Una empresa sin ninguna
capacidad de crecer o modernizarse con el talento propio de la nación?
¿La caja grande de los partidos políticos para mantener a un ejército
de inútiles en la nómina publica? ¿o simplemente una empresa que impone
precios exorbitantes por sus productos? Lo que postulan los
perredistas, sus partidos apéndices, amlo (hoy pudriéndose en su propia
inmundicia) y todos los emocionados por el discurso sensacionalista (no
son muchos) es que necesitamos regresar al pensamiento de los años 60´s
reciclar el discurso de la modernidad, quemar petróleo hasta para
respirar, construir un estado omnipotente que se sostenga en los
ingresos de las materias primas de exportación y garantizar por la vía
de sus tribus una corporativización generalizada de la sociedad.
No
reconocer esto es un acto de hipocresía o un caso grave de ceguera y
desmemoria histórica. Del otro lado de la arena esta la reforma ya
aprobada por priistas y panistas, esta reforma más que ceder la
rectoría del estado sobre el negocio del petróleo, cede al mercado las
actividades petroleras y mantiene la propiedad sobre la materia prima,
es decir desmonta la empresa y abandona el proyecto histórico que en
algún momento intento pero que nunca pudo operar sin fallas o sin
graves carencias ocasionadas por la corrupción. Y no es que la
corrupción se acabe con una u otra propuesta, insisto, nadie de la
clase política la menciona, una nota apenas visible en los medios es
que el senador Romero Deschamps miembro de la comisión de energía y
Secretario general del Sindicato de Trabajadores Petroleros de la
República Mexicana no se ha presentado al senado ni ha aparecido en
público durante todo este proceso. Ningún trabajador petrolero en
ningún lugar se ha manifestado pese al riesgo de perder su empleo con
las nuevas reglas del juego. Esto no es de sorprenderse, la reforma
esta negociada con un sindicato charro y los trabajadores
corporativizados y amenazados no se atreverán a arriesgar su empleo o
su vida enfrentando a una mafia inmensa que los emplea. Romero
Deschamps está disfrutando ahora los frutos de su lealtad al priismo,
por eso no solo puede negociar los oscuros tratos de la reforma,
también puede estar en libertad a diferencia de Elba Esther Gordillo
encarcelada por traidora al priismo.
Y de Romero Deschamps
conocemos no pocas muestras ofensivas de corrupción, los infames lujos
que su hijo y su hija se dan a costa de la riqueza que debería ser
pública. Y el silencio cómplice que toda la clase política, incluyendo
a amlo y su pandilla, guardan respecto a estas prácticas. Y finalmente
en la escena esta la sociedad civil, las y los ciudadanos que no pueden
enfrentarse ni a los precios de los productos de PEMEX ni a la
destrucción ambiental que ocasiona, las personas que nunca ven un
beneficio gracias a la “empresa pública” y que si ven los groseros
actos de corrupción que se ejercen con esa riqueza. No es una sorpresa
que esas personas no perciban a PEMEX como algo propio y que más aun
estén indignadas por las prácticas de esa mole corporativa sin rostro.
Y
la pregunta que se necesita quizás no es sobre el futuro de PEMEX, sino
sobre el futuro en general, concluidas pese a los ánimos medievales de
las tribus antihistoricas, la modernidad, la postmodernidad y en plena
constitución de la hipermodernidad estamos ante el reto de un momento
histórico donde la sociedad organizada de manera autónoma y horizontal
puede tomar la responsabilidad de los temas de desarrollo y
sostenibilidad ambiental. Aun en procesos primigenios las empresas
sociales de alta tecnología con prácticas de open source pueden hoy ser
más funcionales y más necesarias que los viejos remanentes de una época
totalitarista donde el estado corrupto asumía por la vía de la
corporativización las actividades estratégicas de la sociedad.
Conceptos como la generación social de energía, la economía de fuente
abierta y el desarrollo postfordista pueden ser una salida histórica no
burocrática a las necesidades sociales.
Y entonces llegamos al metro.
Una
cuarta parte de la población del país vive en la ciudad de México, la
principal infraestructura de transporte es el metro, esta obra
(construida originalmente con tecnología francesa que es hoy día
obsoleta) ha sido la columna vertebral de la ciudad por décadas, sin
embargo hace años que el servicio está colapsado, El metro está
secuestrado por mafias de muchos niveles, llegando a casos de
corrupción ridículos donde empleados roban material y lo revenden de
regreso a la empresa. El servicio está destrozado por la lentitud y la
invasión de vendedores ambulantes que organizados en mafias coludidas
con la autoridad se apropian de espacios públicos sin la menor empatía
por los usuarios. Estas mafias recibieron del anterior jefe de gobierno
el regalo de espacios fijos en los pasillos, mismos que no han sido
ocupados por las propias pugnas entre los grupos de poder entre
gansters.
De la actual administración del metro no puede decirse sino
que se trata de una pandilla mafiosa, de una lado está el asesino
impune Joel Ortega (en lo que debería ser un insulto grave a cualquier
persona de la ciudad) y del otro Fernando Espino Arevalo uno de los más
notables charros sindicales de este país. Debajo de ambos una manada de
corruptos e ineptos tienen en sus manos una de las principales empresas
públicas del país. Cabe resaltar que bajo el lema de “primero los
pobres” y bajo la falsa bandera ecologista, amlo utilizo los recursos
públicos en la construcción del mastodonte llamado segundo piso del
periférico, sin que haya construido una sola línea nueva para el metro,
en 16 años de gobiernos perredistas se han construido solo 2 nuevas
líneas del metro y una de ellas llevo los niveles de corrupción al
extremo cuando se entregaron solo 20 de las 24 estaciones acordadas.
Ahora ante el desolador panorama el aprendiz de tirano que gobierna la
ciudad impone amparado en una encuesta falsa el aumento de tarifa al
servicio. Presenta antes de hacerlo una evaluación sesgada que no dice
una sola palabra de corrupción y no menciona a ninguna de las mafias
que se han apoderado del espacio público.
También vale
mencionar que el plan presentado para el metro apela nuevamente a traer
tecnología y talento extranjero cuando tenemos no solo miles de
profesionistas capaces sino además un grave problema de desempleo, sin
ningún problema el GDF pudo apoyarse para la evaluación y el plan de
acción en las universidades del país pero no lo hizo, todo se hizo a
modo, discrecionalmente, con velos sobre los temas realmente graves y
sin la menor sensibilidad a la realidad social del país.
Ante
esta grosera imposición que solo sirve para dar oxígeno a los gremios
corruptos, las protestas ciudadanas no se hicieron esperar, las
exitosas convocatorias a saltar los torniquetes popularizadas con el
hashtag #PosMeSalto llevaron a protestas en toda la ciudad en las que
participaron miles de personas, dos marchas de protesta trataron de
llegar al zócalo siendo detenidas por miles de policías de un
agrupamiento que debió desaparecer desde 1968, en la primera una
improvisada acción quemo uno de los símbolos de la apropiación
mercantil del espacio público, el insulso árbol de navidad patrocinado
por coca-cola que se instala en Paseo de la Reforma, La segunda marcha
más nutrida que la primera, es detenida primero en el Ángel de la
Independencia y finalmente en Bellas Artes. El mensaje es claro: si no
eres un descerebrado que nos siga sin cuestionar nada, entonces no
tienes cabida en la ciudad. El zócalo está cerrado para todos, excepto
para sus estúpidas tribus y para sus patrocinadores privados, ahí se
acaba la república, ahí se muere la nación de manos de los que hoy
chilletean por no tener suficiente en la tajada de PEMEX.
Ante
esta andanada contra la sociedad, las tribus de escandalosos seudo
izquierdistas del PRD y sus apéndices callan mientras se reprime a las
expresiones sociales de descontento, en un acto de infinita hipocresía
las asamblea legislativa ofrece apoyo al jefe de gobierno contra las
iniciativas federales que regularían las protestas públicas. Por su
parte sin ningún marco legal el jefe de gobierno aplica la represión
selectiva y limita de facto las expresiones públicas, cede al mercado
los espacios públicos pero los cierra a los ciudadanos. ¿Y los desnudos
en el senado, las mentadas de sus escandalosas senadoras, las mil y un
vueltas a la manzana en protesta por la afectación a la economía
popular?, no eso aquí no pasa, ante los actos de su aprendiz de tirano
hay silencio cómplice como hacia la corrupción de ellos y de los demás,
ante el riesgo de perder dinero de PEMEX y verse en la necesidad de
trabajar, ahí hay gritos escandalosos.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario