12/20/2013

La humanidad de las mujeres


OPINIÓN
   CRISTAL DE ROCA

CIMACFoto: Yunuhen Rangel Medina
Por: Cecilia Lavalle*
Cimacnoticias | México DF.- 

Hace unos días se conmemoró el 65 aniversario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Fue un gran día, en particular para las mujeres, porque por poquito quedamos excluidas. Pero gracias a un puñado de mujeres se comenzó a escribir otra historia.
Tras los horrores vividos en la Segunda Guerra Mundial, líderes de diversas naciones decidieron firmar un nuevo pacto social, un pacto de convivencia pacífica.

Nació así, en 1948, la Declaración de los Derechos Humanos, un documento que reconoce una serie de derechos a los que tendrían derecho los seres humanos sólo por el hecho de ser humanos.
Pero originalmente no se iba a llamar así. Se llamaría Declaración Universal de los Derechos del Hombre.
¿Y?

Y, bueno, que por un lado, ya teníamos muy claro que “hombre” sólo definía a una parte de la humanidad. No a toda. Por más que se insistiera (se insista) en que puede darse por incluida la otra mitad (¡qué amables!).

Y por otro, que ya nos lo habían hecho una vez, y nos cerraron la puerta en las narices.

A fines del siglo XVIII se redactó el documento considerado como el nacimiento de los derechos humanos, y que se llamó: Declaración de los Derechos del Hombre y el Ciudadano.
Pero a la hora de querer ejercer esos mismos derechos, nos dijeron que ahí decía claramente “derechos del hombre”, y de un plumazo quedamos excluidas.

Las pocas mujeres con voz y voto en la ONU de 1948, seguramente lo tenían muy claro, así que pensaron que era momento de dejar muy en claro que toda esa lista de derechos que se construía, también nos correspondía.

La propuesta era simple: Que en lugar de que se llamara Declaración Universal de los Derechos del Hombre, se llamara Declaración Universal de los Derechos Humanos.

Y que a la hora de enlistar los motivos por los cuales no era válido discriminar a una persona (raza, etnia, religión, etcétera), se anotara el de: sexo, lo que equivalía a precisar que la discriminación por sexo era tan grave como la discriminación racial.
¿Dije que la propuesta era simple? Perdone, fue una manera de hablar, porque de simple no tuvo nada. A esas mujeres les costó tres meses de intenso cabildeo y de poner en juego todo su capital político y social.

Esas extraordinarias mujeres fueron: Elenore Roosvelt (Estados Unidos), Hansa Mehta (India), quienes participaron en la redacción del documento.  Minerva Bernardino (República Dominicana), Bertha Lutz (Brasil), Wu Yi Tang (China), Virginia Gilderlseevs (Estados Unidos), quienes eran delegadas plenipotenciarias de sus países. Y Amalia Castillo Ledón (México), que participaba en la delegación mexicana.

Al final, por supuesto, lo lograron. Y fue la puerta grande que abrió el camino que muchas otras mujeres hemos transitado para conseguir en la ley cada derecho que nos corresponde como humanas que somos.

Por eso el 10 de diciembre, día en que se conmemoran los Derechos Humanos, es un día para agradecer a estas mujeres y a las que la historia les ha regateado reconocimiento, su visión, su valentía, su tenacidad, y la puerta que abrieron para ellas y para otras.

Ese día las mujeres iniciamos el camino para ser reconocidas, legalmente, como humanas.

*Periodista y feminista en Quintana Roo, México, integrante de la Red Internacional de periodistas con visión de género.
Apreciaría sus comentarios: cecilialavalle@hotmail.com

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