2/11/2014

Cortoplacismo




Tomás Mojarro

El dueño del presente es dueño del pasado. El dueño del pasado es dueño del porvenir.

Los desheredados de Jano, venerada deidad. Protector de los romanos de la antigüedad, su templo tenía dos puertas, una mirando al oriente, símbolo de la mañana, y la otra al poniente en referencia al final del día.

Dos rostros poseía Jano, que miraban en direcciones opuestas: uno al pasado y el otro al porvenir. Al comienzo de un conflicto bélico se invocaba su protección y mientras éste duraba las puertas del templo permanecían abiertas de par en par, que se cerraban sólo en los escasos tiempos de paz. Mis valedores: obvio es el símbolo. Para entender nuestro mundo en lo que atañe a asuntos políticos  tenemos que utilizar dos rostros, uno que mire al  pasado y el otro que observe el porvenir. Así lograremos desentrañar nuestro aquí y ahora después de entender la historia.

Pero ocurre que unas masas estudiosas y bien informadas resultan muy peligrosas para los sistemas de poder, por lo que todos los medios de acondicionamiento social, parte integrante del Poder, nos saturan con una política que no trasciende el corto plazo, la inmediatez. A todos nosotros (no a mí)  como radioescuchas (yo no), como televidentes (yo menos)  y lectores de la plana editorial en los diarios, nos inoculan (no a mí) el virus del cortoplacismo, necesario, sí, cuando  se complementa con un contesto histórico del que carecemos (no yo).

Nefasta para nosotros, tal situación incluye carnadas apetitosas que a precio de oro pagamos sin conocerlas,  como el señuelo de la democracia. ¿Esa qué significa para nosotros, según la propaganda nos hace creer? Tan sólo ir a votar un día cada tres años para dibujar una equis en un cartoncito; y así los vocablos violencia (¿cuál, porque existen violencia causa y  violencia efecto), terrorismo (¿el terrorismo de Estado o el terrorismo contestatario?), economía (¿la macro, floreciente en el país para beneficio del Poder, o la micro, la economía familiar?) A propósito:

¿Se imaginan ustedes la escena de una película de la que les proyectan únicamente el rollo 6? Ven ahí a un individuo garrote en mano intentando golpear a ese que huye a todo correr. Villano y víctima, es obvio. Pero no, que si les hubiesen proyectado la cinta completa sabrían que ese que huye despojó de su cartera al del garrote; que la víctima acudió inútilmente al policía y al ministerio público y entonces, por recuperar su prenda, se echa detrás del ladrón. Ahora sí se aprecia la verdad del garrote y de quien huye de él. Pero ahí el cortoplacismo. ¿Con  base en el rollo 6 que el Sistema nos proyecta en los medios entenderemos el mundo político más allá de la sórdida politiquería del PRIPAN y sus “chuchos” colaboracionistas que se autonombran nueva izquierda, tan auténtica como el 31 de este mes?

Yo, periodista, no aludo al Sistema. Nada bueno para nosotros espero del tal. En el oficio eché mi resto a las masas, pero por culpa de esas masas pasivas, manipuladas y enajenadas, los del Poder ya nos perdieron el respeto, ya nos tomaron la medida, nos vencen por nuestra pura ignorancia y por nuestra pura ignorancia nos convierten en colaboracionistas de ese enemigo histórico del cambio de sistema que precisamos y que nadie más que las masas tienen que realizar. 

¿Sueño guajiro? ¿Y a quién se befa con esa expresión? Mis valedores: una guerra incruenta, o casi, nos declara el Poder. Desaprensivos, nosotros mantenemos remachadas las puertas del templo de Jano. ¿Algo bueno para nosotros podemos esperar? (Lóbrego.)

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