Tomás Mojarro
Francisco el pontífice. Su prédica reformista hiere de lleno la reaccionaria de Norberto Rivera y congéneres, mafia clerical que insiste en aquello de que el padre tiene derecho de dar al niño la educación que crea conveniente. El pensamiento mágico y milagrero en las escuelas.
Trampa verbal, porque así como el padre no tiene derecho a medio matar a golpes al niño ni darle a comer hongos venenosos, tampoco le es permitido, según la Declaración Universalde los Derechos del Hombre (1948), violar el derecho del niño a la educación científica y manipular al rebaño católico con libelos tan aviesos como este:
“Mamita, ¿no te enojas? Yo quisiera decirte: – no quiero ir a la escuela; no quiero ya estudiar. – ¿Por qué?…No sé qué pasa Las cosas que me enseñan, – el profe que tenemos, los libros que nos dan… – Y es que., (tú ya lo sabes)… no sé cómo decirlo – las cosas de la escuela yo creo que están muy mal.
Nos dicen, por ejemplo, que las revoluciones – en las que mueren tantos y roban a cuál más, – son siempre provechosas, que dan más libertades, – que buscan la justicia, que la “fraternidad”. – Y de los guerrilleros, nos dicen que son buenos, – que son “libertadores”, que ven por los demás… – Por eso, mamacita, quisiera preguntarte: – ¿Es bueno ser ratero? ¿Es bueno secuestrar?
El libro nos enseña la foto de un chinito, – que dizque fue un gran héroe, allá por el Viet Nam, – que “liberó” a su pueblo. Mamita, te pregunto: – ¿Son buenos los traidores? ¿Es bueno asesinar..? -Que China es un ejemplo; que Castro es bondadoso; – que Cuba, un paraíso, que en Rusia hay libertad – ¡Que todos son iguales..! Mamita, te pregunto: – ¿son buenas las mentiras? ¿Se puede así engañar? ¡No quiero ir a la escuela! ¡No quiero ya estudiar!
Las cosas de la vida, las cosas del Amor, – que crecen con nosotros en nuestra pubertad, – las cosas que son buenas, las cosas que son santas, – que tú misma dijiste debemos de cuidar, – que son como una flor que se abre cual capullo. – Y que después de un tiempo un fruto nos dará. - Y que por eso mismo, para que no marchite, – con un pudor sagrado debemos de cuidar.
De esas cosas, mamita, nos dicen en la escuela, -conceptos tan extraños que hasta vergüenza dan.- Tú misma me dijiste que nuestro cuerpecito – es un caballo brioso que quiere relinchar, – pero como un jinete, yo puedo dominarlo – si pongo’ gran empeño, si pongo voluntad. – También tú me enseñaste que debo de guardarme, – que mi alma es un tesoro, que debo entregar – el día que yo me case, y mientras, con modestia – con alma alegre y pura, guardar la castidad. – Que el cuerpo es bueno, es santo; que no debo mancharle,- que si me estimo en algo, lo debo respetar.- Y sin embargo, mami, el texto nos enseña -¡que las masturbaciones son algo natural!-Mamita, ¿no te enojas? Quisiera yo decirte: – no quiero ir a la escuela, no quiero ya estudiar.
Nos dice nuestro libro que todo cuanto existe, – que todo fue formado por vil casualidad, – que no hay un Ser Supremo, que el mundo se hizo solo, – que no hay Orden Perfecto, que no hay Eterno Plan. -¿Es cierto, mamacita, que de hoy en adelante, – los niños en el mundo tan huérfanos están? – ¿Es cierto que los niños, al terminar el día – se tienen que ir solitos y sin poder rezar? – ¿Es cierto que no existe mi Ángel de la Guarda, – que cuida con ternura mi sueño angelical? – Mamita ¿no te enojas? Quisiera yo decirte: – ¡No quiero ir a la escuela! ¡No quiero ya estudiar!”
¿Y a la hoguera el libro de texto gratuito? (Ah, sotanas. Ah,México.)
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