2/11/2014

Suben de tono protestas en España por restricción a IVE


INTERNACIONAL
   Miles exigen renuncia del ministro de Justicia

Por: Gloria López
Cimacnoticias/AmecoPress | Madrid.- 

Ruda y perejil, dos plantas que se usaban tradicionalmente para provocar un aborto, fueron las protagonistas de un mensaje que recorrió este sábado las calles de la capital española.

La movilización, una semana después de la protesta denominada “El Tren de la Libertad”, que convocó a decenas de miles de personas contra la reforma a la Ley de Aborto que prepara el gobierno, tuvo su réplica en varias ciudades del país ibérico.

Tras la pancarta con el lema “Aborto libre, nosotras decidimos”, entre 10 mil y 15 mil personas marcharon desde San Bernardo hasta la Plaza de Callao entre gritos y cánticos por la dimisión del ministro de Justicia, Alberto Ruiz Gallardón –impulsor de la iniciativa–, y en defensa del derecho a decidir sobre la maternidad.

“¿El embarazo es mío y el aborto de un cura, un psiquiatra y un juez?”, “Aborto libre y gratuito”, o “Soy persona no una incubadora”, fueron algunas de las frases que pudieron verse y escucharse en la manifestación.

Integrantes del Movimiento Feminista de Madrid, que convocaron la protesta, repartieron entre las y los asistentes ramas de ruda y perejil, una alegórica expresión de lo que pasará si se aprueba el anteproyecto de ley: muchas mujeres se verán obligadas a abortar de manera insegura, y tendrán que volver a hacer uso de este tipo de métodos y a poner en peligro su vida.

Las feministas anunciaron que el próximo 2 de marzo tienen previsto “dar un plantón” a Gallardón frente al Ministerio de Justicia portando nuevamente ramas de ruda y perejil.

Tras detenerse para exigir la dimisión del titular de Justicia frente al Ministerio en la calle de San Bernardo, la protesta continuó por la Gran Vía hasta terminar con la lectura del manifiesto y la música de la Solfónica del 15M en la Plaza de Callao.

Al término de la manifestación, se leyó una proclama a favor del aborto libre en el que se pide, entre otros puntos, la retirada del anteproyecto de ley y que se reconozca el derecho a decidir de las mujeres “sin exclusión”.

Este fin de semana hubo diversas protestas y acciones en varias ciudades españolas y europeas, para expresar el absoluto rechazo al anteproyecto de Ley Orgánica de Protección de los Derechos del Concebido y de la Mujer Embarazada, actualmente en proceso de ser aprobado por el Congreso de los Diputados.

La propuesta ya fue avalada por el Consejo de Ministros español el pasado 20 de diciembre. La nueva norma echa abajo la Ley de Salud Sexual y Reproductiva de 2010 que permitía el aborto legal sin restricciones hasta la semana 14 de gestación, la llamada interrupción voluntaria del embarazo (IVE).

La reforma limitaría el aborto a sólo dos causales: cuando el embarazo representa un grave riesgo para la salud de la mujer o en caso de violación sexual.

En el manifiesto leído se dijo que con el anteproyecto de ley, el 97 por ciento de las mujeres que abortan lo tendrán que hacer de forma “ilegal”, quienes tengan recursos económicos saldrán al extranjero y las que no, pondrán en riesgo su salud y su vida al recurrir al aborto inseguro; por no hablar de la vulnerabilidad jurídica que creará en las y los trabajadores de salud.

“Reclamar el derecho al aborto libre significa que no se puede forzar a una mujer a proseguir con un embarazo no deseado y cuestionar su decisión de interrumpirlo. El derecho a decidir supone el reconocimiento de las mujeres como sujetos moralmente autónomos para decidir sobre nuestras vidas, nuestros cuerpos y sobre la maternidad (decidir ser madres o no serlo)”.

Las y los manifestantes exigieron la retirada inmediata del anteproyecto de ley “que atenta contra los derechos de las mujeres, contra nuestra autonomía, libertad, salud, vida y dignidad”.

Asimismo, que el aborto quede fuera del Código Penal, y se respete la autonomía de las adolescentes para que no se les obligue a tener el permiso de sus padres o de un juez, para decidir sobre su maternidad.

“Las mujeres deciden, el Estado garantiza, la sociedad respeta y la Iglesia no interviene”, concluyeron.
 

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