Pedro Echeverría V.
1. En apenas un par de meses, los dos primeros del presente año, la
deuda del sector público federal se incrementó en más de 342 mil 357.5
millones de pesos (a razón diaria de 5 mil 706 millones), con lo que en
este renglón el “comprometido” gobierno federal se ha caracterizado por
romper récord un día sí y el siguiente también. En dólares los adeudos
suman cerca de 470 mil millones. Por si fuera poco, el costo financiero
de la deuda (interna y externa) se incrementó 9.4 por ciento en el
bimestre referido, es decir, cada día que transcurre se pagan más
intereses y gastos asociados al débito público. Y de cereza, ayer la
agencia Moody’s degradó la calificación crediticia de México (de
“estable” a “negativo”) ante el “desempeño económico débil y la
posibilidad de nuevas obligaciones (más deuda) por un posible apoyo del
gobierno a Petróleos Mexicanos (Ver Fernández-Vega)
2. “El salario mínimo en México en 1916 (por ocho horas de trabajo)
será de 73.04 pesos, un aumento de 4.2% respecto a 2015 informó (en
diciembre de 2015) el presidente de la Comisión Nacional de los Salarios
Mínimos (Conasami), Basilio González Núñez. Luego de una negociación
entre el sector obrero, patronal y el gobierno, se determinó que el
incremento fuera de 2.94 pesos, al tomar en cuenta las condiciones
económicas para 2016. El funcionario dijo que esta determinación se tomó
considerando que la inflación para 2016 será de alrededor de 2%, de
acuerdo con información dada a conocer este viernes por el gobernador
del Banco de México (Banxico), Agustín Carstens”. En EEUU es de 10
dólares la hora y los trabajadores exigen que sea de 15 dólares.
3. En México existe el salario mínimo (producto de la Revolución
1910/17) desde el año 1931 cuya cantidad en dinero es decretado cada año
por una comisión de gobierno. Sin embargo, pasados los primeros años,
ese salario recibido como pago diario del 80 por ciento de los
trabajadores, comenzó a perder poder adquisitivo y hoy, a ocho décadas
de distancia, sólo sirve para que mal viva una persona, no una familia
como se planteó originalmente. En México, en contraparte, no se ha
puesto límite a los ingresos de empresarios y gobernantes, menos a
inversionistas extranjeros, y pueden obtener las empresas y sus dueños
cualquier cantidad de “ganancias”. ¿No es esto condenable por hacer
crecer la desigualdad?
4. En México el salario mínimo en 2013 era de 58 a 62 pesos diarios
(un dólar y medio), es decir de 1,800 peses al mes. En 2016 es de 73.04,
es decir, ha subido 11 pesos en tres años, pero comparado con otros
países, México ocupa los últimos lugares. Sin embargo –como es
archisabido en todo México- el presidente de la República, los miembros
de la Suprema Corte, los funcionarios del IFE y otras instituciones
privilegiadas, reciben cantidades que –juntando salario nominal (que es
el que siempre se publica) con compensaciones, prestaciones y “regalos”
van de 300 mil a 600 mil pesos en un mes, que rebasan el salario mínimo
más de 250 veces. Los grandes empresarios obtienen más de mil veces eso
que se llama salario mínimo.
5. ¿Por qué en México no ha habido una demanda y una batalla para
obligar al Ejecutivo y Legislativo a proponer un límite a los ingresos
estableciendo un máximo en ellos? ¿Por qué las “reformas fiscales” que
sólo aprueban impuestos que apenas tocan los ingresos máximos
empresariales y de los altos gobernantes? Siempre se usa el argumento
tramposo y proempresarial de que huirían los inversionistas a países
donde haya menos impuestos y, con esos argumentos, esos poderosos
empresarios siguen saqueando a su gusto el país, llevándose su dinero a
bancos extranjeros, pagando salarios miserables y, como las golondrinas,
volando cuando quieran.
6. ¿Y cuál es el pretexto de que los funcionarios mexicanos cobren
250 veces el salario mínimo, que los empresarios puedan obtener de sus
negocios miles de millones de pesos, mientras el 80 por ciento de los
trabajadores viven con sólo un mínimo? Si en México se decretara que
ningún funcionario ganara más de 12 veces el salario mínimo como
plantean los jóvenes suizos, en Europa, en EEUU, no habría tanta
desesperación por ocupar un cargo gubernamental; más aún muchos se
retirarían de la política beneficiando al pueblo. Entonces sí –sin ser
un privilegiado en salarios, negocios, viajes y misiones especiales- se
escogería la política por vocación, por deseo de servir y para aplicar
los conocimientos sociológicos que se tiene; sería otra cosa.
7. En México quizá no se podría ser tan radical en exigir salarios
máximos de 12 (doce) salarios mínimos del trabajador y podría ceder que
sean de 24 salarios mínimos; pero aceptar que sean de 200, 250 o 300
veces es lo que se puede decir una mentada de madre. Por eso ocupar una
diputación, senaduría, gubernatura, la Presidencia, un cargo en la
Suprema Corte o en el IFE es sacarse la lotería mexicana o yanqui;
además de otros ingresos, compensaciones, prestaciones, regalías,
premios, viajes y demás. Ser empresario y funcionario en México es estar
en el centro de los grandes negocios para hacerse millonario de la
noche a la mañana. (1/IV/16)
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