Guatemala, 13 jul. 16. AmecoPress/SEMlac.- A las mujeres mayas de Guatemala les incomoda que su indumentaria sagrada y espiritual sea cosificada. Que las formas bordadas con sincretismo sean utilizadas en zapatos, bolsas, manteles, pantalones y camisas.
Les molesta cuando ven a modelos occidentales que visten los
trajes ceremoniales de sus sacerdotes mayas posando en una revista, o
que en un concurso de belleza sus huipiles se luzcan en cuerpos de
personas occidentales.
Las
carteras y los zapatos también son accesorios con cuadros de tela de
huipiles bordados con aves, flores, lunas y otras figuras más que, en la
cosmovisión maya, representan la historia de sus vidas narrada en la
tela.
Por ello, mujeres mayas que forman parte de las 23 etnias
existentes en el país llegaron hasta la Corte de Constitucionalidad a
plantear un Recurso de Amparo que proteja la propiedad intelectual
colectiva ancestral de su indumentaria.
Y buscan que sean las
propias comunidades las que decidan sobre cada una de las prendas
tejidas por las manos de las mujeres, si estas pueden o no ser
comercializadas por sus habitantes.
Sandra Xinico, activista maya,
dijo que tratan de no se cosifique la cosmovisión indígena plasmada en
cada uno de los huipiles, porque en ellos cada símbolo lleva implícitas
la vida, la naturaleza, la alegría, la fertilidad y la tristeza por la
que atravesaron y atraviesan los pueblos indígenas.
"Pero para los
occidentales eso no es importante, porque ellos no ven más allá de los
colores y el juego de figuras, lo que ven es una moda que exhiben en
pasarelas sus modelos occidentales para ganar dinero.
"La
expresión concreta de nuestra espiritualidad y cultura, un idioma, una
lengua que expresa humanidad, sabiduría y está llena de muchos secretos y
significados; eso es nuestra vestimenta" destacó.
Sandra indicó
que lo peor es que se obvia a quien elabora esas prendas, en este caso
las mujeres, "porque somos nosotras quienes hemos mantenido la
indumentaria maya a través de nuestros ancestros".
La población
maya conforma 5,8 millones de la población de 14 millones de habitantes
en este país, según el Instituto Nacional de Estadística y la gran
mayoría viste el traje que la identifica en su comunidad.
Pero es
el huipil su vestimenta tradicional, el tapado que las mujeres mayas han
conservado y con el cual se han cubierto el torso desde la era
prehispánica.
En el Museo del traje indígena Ixel, se detalla que
existen al menos 117 distintivos de igual número de municipios
pertenecientes a 17 de los 22 departamentos de Guatemala.
Hay trajes de diario y trajes ceremoniales para hombres y mujeres.
Para Angelina Aspuac, quien es una de las mujeres mayas que encabeza el
movimiento para la protección de la vestimenta, el traje indígena da
valor a la vida en la casa, a la convivencia familiar. "Porque las
mujeres, cuando tejen, lo hacen juntas y se cuentan sus problemas o
alegrías, ese es el gran valor tejer lo que sienten", señaló.
Hay
muchos significados en los huipiles; por ejemplo, la figura de cuatro
esquinas simboliza la faz de la tierra, en la tradición Maya, la tierra
tiene cuatro esquinas y cuatro sostenes.
Los puntos del centro de
un huipil alrededor de la abertura para el cuello son elementos del
espacio y, en algunas ocasiones, se identifican con una estrella.
Otro
ejemplo es el pájaro viajero, que simboliza a la gente que emigra a
otros pueblos o a otros países. Este pájaro es el náhuatl del ser
humano.
"Las mujeres hemos sido las guardianas de este elemento, las que nos hemos preocupado más por crearlos", agregó Xinico.
De
ahí la petición de la Asociación Femenina para el Desarrollo de
Sacatepéquez (AFEDES) a la Corte de Constitucionalidad para que las
comunidades decidan los tejidos que podrán ser comercializados para
usase en accesorios y ropas.
Y que existan sanciones para quienes
falsifican los tejidos y trajes, porque eso propicia que no se pague un
precio justo en el mercado por lo que producen, indicaron en una de las
audiencias celebradas la semana pasada.
Al decir de Hilda Morales,
Procuradora de los Derechos Humanos de la Mujer, cada traje le
pertenece a esa comunidad que representa. Y destaca que el huipil es la
historia de un pueblo y las mujeres lo conservan y lo pasan de
generación en generación; por tanto, tienen derecho a pedir que se
proteja.
Aspuac indica que un solo huipil se logra terminar en dos
a tres meses. Xinico agrega que ahora se abre un debate alrededor de la
comercialización para colocarle a bolsas, zapatos y ropa.
Actualmente,
la ley contempla la propiedad individual, pero en este caso se pide que
se tome en cuenta una propiedad colectiva, porque la vestimenta maya no
le pertenece a una persona individual ni puede registrarse a nombre de
una persona como tal.
Actualmente, los comerciantes compran a las
mujeres mayas sus huipiles usados a un costo de 20 dólares, después pasa
por varios intermediarios y la prenda llega a tener un valor muchas
veces de 150 euros.
Ellas se ven en la necesidad de vender, señala
Morales, porque una familia maya intenta vivir en este país con dos
dólares al día para alimentarse con frijol, tortilla y chile, comprar
medicina y cosechar sus cultivos.
Según el informe del Programa de
Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) presentado en Panamá, en
Guatemala 51 por ciento de la población vive en condiciones de pobreza y
pobreza extrema.
"Al final, socialmente buscamos también que haya
una justa compra de los tejidos y que las mujeres sean quienes se
favorezcan, porque solo ellas saben hacer y contar sus historias en los
telares", agregó Aspuac.
Foto: SEMlac.
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