Necesario mirar necesidades sexuales de personas con discapacidad
Por: Lyndal Rowlands*
Las
adolescentes con discapacidad también tienen dudas sobre sus cuerpos y
piensan en tener relaciones sexuales, como cualquier joven
Desde esterilización forzada hasta abuso sexual, hombres y mujeres
jóvenes con discapacidad tienen mayores probabilidades de que sus
derechos sexuales y reproductivos sean violados en comparación con otros
sectores de la población.
A pesar de los crecientes riesgos que sufren, la juventud con
discapacidad también tiene muchas menos probabilidades de recibir la
educación en salud sexual que tanto necesita.
Muchas veces, esa situación se debe a que las cuidadoras y los
cuidadores no tienen consciencia de las necesidades ni de los deseos
sexuales de las personas discapacitadas, explicó Malin Kvitvaer, de la
Asociación Sueca para la Educación Sexual, en diálogo con IPS.
“Solo ven la sordera y se olvidan de que también hay una persona joven”,
apuntó Kvitvaer, quien además de ser sorda, trabaja en un proyecto
destinado a mejorar la educación sexual en lengua de señas.
Los padres y los cuidadores a veces se olvidan de que las y los
adolescentes con discapacidad también tienen dudas sobre sus cuerpos y
piensan en las relaciones sexuales, como cualquier joven, apuntó.
Y aun cuando reciben educación en salud sexual, puede ser que sea
incompleta o inadecuada por las dificultades para acceder a ella, acotó.
“Hay muchos casos en que cuando la profesora o el profesor no dominan la
lengua de señas y no saben cómo dictar educación sexual y dan una
versión muy comprometida o directamente se la saltean”, explicó
Kvitvaer.
Las barreras en la comunicación pueden tener un impacto aun mayor,
cuando los abusadores se aprovechan de que a las personas jóvenes y
sordas les cuesta más realizar una denuncia por abuso.
“En la historia de la comunidad sorda, hay casos de adolescentes sordas,
también varones, pero principalmente niñas, que sufrieron abusos
sexuales de hombres de su entorno, como profesores, sacerdotes sordos y
otros”, relató.
“Muchas veces también sabían que las familias de las niñas no usan
lengua de señas y ellas no iban a poder decirles del abuso”, añadió
Kvitvaer, quien fue la joven delegada sueca a la Organización de las
Naciones Unidas en 2011.
Las adolescentes deben de hacer frente a numerosos problemas porque sus
comunidades o sus propias familias sólo consideran la posibilidad de
entregarlas en matrimonio y priorizan la maternidad. Muchas de ellas se
ven obligadas a abandonar la escuela, comprometiendo sus perspectivas de
futuro.
Y aún para las que permanecen en la escuela puede ser difícil acceder a
información básica sobre salud sexual y reproductiva y sus derechos
humanos, en general, dejándolas en situación vulnerable frente a
enfermedades, lesiones y explotación.
Los obstáculos son aún más graves para las adolescentes marginadas,
incluidas las que pertenecen a minorías étnicas, así como para las que
viven en la pobreza o en áreas remotas, y aún más para las que tienen
alguna discapacidad.
Sin embargo, cuando se fortalece a las adolescentes, cuando conocen sus
derechos y se les brindan los medios para poder desarrollarse, se
convierten en positivos agentes de cambio en sus comunidades.
Con el fin de llamar la atención sobre esas dificultades y, en general,
sobre la necesidad de promover medidas para el desarrollo de mujeres
adolescentes y jóvenes en condiciones de igualdad, el lema del Día
Mundial de la Población, que se celebra este 11 de julio, es la
inversión en niñas adolescentes.
Nosotros decidimos (We Decide, en inglés) es una nueva iniciativa
lanzada en junio por el Fondo de Población de las Naciones Unidas
(UNFPA) para atender las carencias en los servicios de salud sexual y
reproductiva, educación e información, que afectan de forma
desproporcionada a las personas jóvenes y discapacitadas.
Leyla Sharafi, especialista en jóvenes y género del UNFPA, dijo a IPS
que la juventud y adolescencia tienen dificultades en todo el mundo para
acceder a servicios de salud sexual y reproductiva, y en el caso de las
personas discapacitadas, esas barreras son aún mayores.
“Los jóvenes con discapacidad sufren mayores riesgos de experimentar
violencia sexual y deben hacer frente a barreras mayores para acceder a
la educación y a los servicios de salud sexual y reproductiva”, dijo
Sharafi a IPS.
“El UNFPA y el programa We Decide abogan por que todos los jóvenes con
discapacidad gocen de sus derechos humanos, incluidos el de no
discriminación y el de poder vivir una vida libre de violencia”,
subrayó.
Sharafi agregó que el programa fue diseñado en colaboración con personas
jóvenes discapacitadas, que tomaron en consideración sus necesidades.
Con ese fin, Kvitvaer señaló que la educación sexual no sólo debe
concentrarse en los aspectos negativos del sexo, sino también en los
positivos.
“También creo que es importante no sólo concentrarse en los problemas
que puedan ocasionar las relaciones sexuales, como embarazos no deseados
e infecciones de transmisión sexual, sino también que el sexo es algo
bueno cuando es consensuado y no es malo querer mantener relaciones
sexuales, al igual que no querer tenerlas”, explicó.
En días pasados se conmemoraron los 10 años de la Convención de las
Naciones Unidas sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad, que
según Sharafi, “es una de las pocas que explícitamente se refiere a la
salud sexual y reproductiva”.
*Este artículo fue publicado originalmente por la agencia internacional de noticias IPS.
| Foto: Melody Kemp/IPS
Cimacnoticias | Naciones Unidas.-
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