(apro).- Tardía, pero de forma clara, la
Procuraduría General de la República anunció que interpondrá
controversias constitucionales ante la Suprema Corte de Justicia contra
los nombramientos de fiscales anticorrupción “a modo” y paquetes
legislativos para “blindarse” de investigaciones sobre desfalco o mal
manejo de recursos en el caso de los gobernadores Javier Duarte, de
Veracruz y Roberto Borge, de Quintana Roo.
La PGR hoy aplicó la misma receta al mandatario César Duarte, de
Chihuahua, quien desde abril pasado hizo el “ensayo” de lo que sus
congéneres priistas aplicaron con gran escándalo mediático en estas
últimas semanas.
La PGR opera lo que no pudo frenar ni la Secretaría de Gobernación ni
la Secretaría de Hacienda frente a estos tres personajes que bien
pueden formar parte de esta especie de “fauna depredadora” del
presupuesto público, para utilizar el término de moda acuñado por la
CNDH.
“Lo que en esencia se ha solicitado es que la Suprema Corte de
Justicia advierta que las entidades mencionadas carecen de facultades
para crear sistemas locales anticorrupción, sin que se hayan publicado
las leyes generales correspondientes, y se advierta que no pueden hacer
nombramientos de funcionarios en dichas materias”, afirmó Salvador
Sandoval, subprocurador Jurídico de la PGR, en la conferencia de prensa
del 11 de julio, acompañado por el vocero presidencial Eduardo Sánchez.
La acción del gobierno federal responde a tres razones fundamentales:
1.- El descaro evidente de Javier Duarte y de Roberto Borge que
utilizaron el poder del presupuesto para comprar a los diputados locales
del PRI y del Verde, por encima del acuerdo al que se había llegado de
“impunidad” con Los Pinos.
Le tomaron la medida a la debilidad de Los Pinos. El exdirigente
nacional el PRI, Manlio Fabio Beltrones, se quedó solo en medio de la
operación para que Duarte renunciara en Veracruz, antes de la tragedia
electoral del 5 de junio. En Quintana Roo, Borge se soltó todas las
trancas para desafiar al secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio
Chong, y al propio secretario de Energía, Pedro Joaquín Coldwell,
hermano del candidato “opositor” que triunfó. Y César Duarte se confió
en el padrinazgo de Emilio Gamboa Patrón, jefe del PRI en el Senado,
quien lo ha defendido una y otra vez en Los Pinos ante las evidencias de
su corrupción.
2.- El expediente tremendo de las deudas estatales que violan
abiertamente las leyes sobre esta materia que formaron parte de la
reforma financiera, tan cara a Luis Videgaray.
Javier Duarte dejará una deuda de 45 mil 776 millones de pesos (la
más alta en la historia de Veracruz), de la cual, 15 mil 839 millones de
pesos están por aclarar ante la Auditoría Superior de la Federación
(ASF).
Roberto Borge elevó la deuda de una entidad medianamente poblada como
Quintana Roo a 22 mil 541 millones de pesos, convirtiéndola en la más
endeudada per cápita. La Auditoría Superior de la Federación pidió
aclarar mil 15 millones de pesos.
César Duarte se despachó con la cuchara grande. Elevó hasta 42 mil
176 millones de pesos la deuda estatal. Unos 900 millones de pesos están
sin aclarar ante la ASF. De última hora, solicitó un endeudamiento
superior a 6 mil millones, comprometiendo recursos del Fideicomiso
Carretero hasta el 2038.
3.- Los casos de estos auténticos depredadores del erario generaron
una nueva presión política para el gobierno de Peña Nieto. El PAN y el
PRD le demandaron a la Presidencia de la República su intervención para
echar abajo los llamados “paquetes de impunidad” y los endeudamientos de
última hora en el caso de Chihuahua.
El descaro de Javier Duarte y de Roberto Borge sólo es comparable con
la cascada de información que ha surgido sobre su manejo corrupto. El
portal www.mexicanoscontralacorrupción.org documentó en ambos casos una red de empresas “fantasma” para beneficiarse de los contratos gubernamentales.
En el caso de Duarte se trata de una red de 21 empresas creadas entre
2012 y 2013 para ganar licitaciones por una módica cantidad de 646
millones de pesos. Se trata de auténticas empresas-pantalla para robar.
En el caso de Borge, una red de funcionarios de su gobierno fueron
señalados de formar una red de despojo a empresarios y particulares, en
otra investigación de www.mexicanoscontralacorrupción.org.
Y el chihuahuense César Duarte superó a todos armando su propio banco
con recursos públicos y mínimo escándalo mediático, hasta ahora, a
pesar de la insistente y consistente denuncia del panista Javier Corral,
quien ganó la gubernatura el 5 de junio pasado.
Estamos ante tres casos –no los únicos– que se han convertido en
verdaderos escándalos nacionales por los desfiguros, los desplantes
autoritarios y hasta el delirio declarativo que los acompaña,
especialmente a Javier Duarte y a Roberto Borge.
Apenas el lunes el veracruzano se peleó en su cuenta de Twitter –que confunde con un ring y
no con un medio de información– con el excandidato priista Héctor
Yunes, quien le pidió que dejara la gubernatura de forma anticipada.
“Héctor: yo gané contra el mismo adversario, en tu campaña respeté tu
estrategia. No esperes un resultado distinto si sigues haciendo lo
mismo”.
Roberto Borge se puso más tropical que de costumbre y este martes se
lavó las manos. Dijo que el llamado “paquete de impunidad” que se aprobó
en Quintana Roo es responsabilidad de la legislatura local, no de él.
Cínico hasta el final.
Estos tres personajes no son la excepción sino la regla de una
auténtica “fauna depredadora” del presupuesto público que se adueñó de
los estados. Su condición no es exclusiva de un solo signo partidista.
Los métodos coinciden con varios gobernadores del PAN, del PRD y del
Verde que calladitos roban más bonito.
La duda es si estaremos sólo ante un episodio más de simulación
frente a la cleptocracia de los gobernadores o ante un proceso de
depuración de los gobiernos estatales en bancarrota económica y moral.
Comentarios: www.homozapping.com.mx
No hay comentarios.:
Publicar un comentario