Décadas de resistencia y no abandonarán territorio
Cuando las primeras insurgencias kurdas se llevaron a cabo contra el
Estado turco en el sudeste de ese país en 1990, una mujer llamada
Müzeyyen Pektaş fue testigo de la destrucción de su pueblo natal y
soportó la dura realidad económica en la que el conflicto la dejó.
Después de 26 años, y dos tratados de paz rotos, Pektaş, ahora una adulta mayor de 80 años de edad, enfrenta la misma situación.
“Los soldados convirtieron nuestro pueblo en un arsenal. Nos llevaban a
la plaza diariamente y amenazaban con matarnos”, ello como parte de las
acciones del Estado turco en la década de 1990, recordó la mujer durante
una entrevista realizada con JINHA.
El pueblo de Pektaş, Daralan, está ubicado en la provincia de
Diyarbakir, y es parte de la región sudeste de Turquía, cuya población
es principalmente kurda—una etnia sin territorio oficial, que se ha
asentado en Irán, Irak, Siria y Turquía por siglos, y que desde 1974 se
ha manifestado contra el Estado turco para obtener su autonomía
política.
Pektaş subrayó que desde los años 90, el gobierno turco utiliza tácticas
contundentes y violentas para oprimir al pueblo kurdo y negarles sus
Derechos Humanos.
Tras los ataques de esa época, Pektaş tuvo que reconstruir su hogar poco
a poco porque el edificio fue prácticamente demolido. Aún así, ella se
negó a huir.
“Hemos tenido dificultades financieras ya que nuestro pueblo y nuestra
casa fueron quemados. Pero hemos logrado construir un hogar”, dijo
Pektaş.
Recientemente el gobierno turco estableció nuevas prácticas de
desplazamiento luego de que fracasara el tratado de paz propuesto en
2015, por lo que la casa de Pektaş resultó nuevamente dañada por la
guerra.
Sin embargo, Pektaş declaró que su convicción se mantiene intacta, y ella no dejará su casa, aunque no tenga puertas o ventanas.
“Todavía no podemos completar nuestra casa debido a las dificultades
financieras”, explicó. “El Estado nos oprimía, nos sigue oprimiendo al
pueblo kurdo. Pero nunca vamos a dejar a nuestros pueblos, tierras y
hogares. No importa lo que pase”.
*Traducción de Cristina Acuña Roeder.
Foto: JINHA
Por: la Redacción*
Cimacnoticias | Ciudad de México.-
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