"Hemos recibido muchas trabas burocráticas tanto del gobierno local, como del Federal", dijo la viuda de Julio César.
Esta semana la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH)
dio a conocer su informe sobre el asesinato del normalista del caso
Ayotzinapa, Julio César Mondragón, sin embargo lo entregó antes que el
Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF).
Por lo que Mercedes Doretti, integrante del equipo argentino explicó en entrevista para Aristegui CNN
que “el informe de la CNDH es un poco más amplio de lo que nosotros
como equipo argentino teníamos mandato de la familia de Julio César de
realizar. Específicamente la familia nos pidió tres puntos en
particular, en primer lugar confirmar la identificación de los restos de
Julio César, en segundo lugar, revisar causa de muerte, y en tercer
lugar observar si había la posibilidad de hablar de tortura, en función
de las lesiones que se encontraron dentro del cuerpo”.
En el primer caso de identificación “tomamos muestras y los resultados confirmaron
la identificación de Julio César, el segundo punto sobre causa de
muerte nuestra conclusión es que se debe a traumatismo craneoencefálico
por instrumento contundente, quizás la diferencia más amplia con el
primer peritaje, pero que coincide con lo que dijo CNDH, es que
encontramos un número mucho más alto de traumatismo, particularmente en
la zona del tórax de lo que había descrito la primera autopsia”.
“No solamente encontramos un traumatismo severo y múltiple
en la zona del cráneo y de la cara, sino que también en el tórax,
específicamente la autopsia reportaba dos costillas fracturadas,
lamentablemente encontramos 12 costillas fracturadas, vertebras
fracturadas que no se habían reportado antes, y daños a nivel de los
tejidos”, abundó sobre las coincidencias de ambos informes.
“Se han contestado las tres preguntas que tenía la familia“, aseveró.
Sin embargo “la diferncia que queda pendiente con la CNDH es la
interpretación sobre la lesión del cuello, donde CNDH sostiene que se
debe solamente a la actividad animal, y nosotros sostenemos que si bien
hay signos de actividad animal, también hay zonas de sospecha de lan utilización de un instrumento cortante,
no podemos aseverarlo porque en el nivel que está el tejido hoy, no
podemos verlo de la misma manera que lo vio la primera autopsia”.
Recordó que “la ciencia tiene sus limitaciones,
estamos analizando un cuerpo que ya pasó un año, que ya tuvo
intervenciones forenses, estuvo enterrado, y el tejido no está igual, lo
que uno puede ver no tiene la misma claridad”.
Por lo que “no podemos descartar la posibilidad de un instrumento cortante
porque sí hay zonas muy sospechosas de ese elemento, pero tampoco,
lamentablemente, lo podemos llegar a confirmar a esta altura de la
situación”.
Aunque se han presentado los informes, dijo que debe darse seguimiento a la investigación,
sobre todo “en la parte de tortura, específicamente en la multiplicidad
de golpes, fracturas, y los distintos lugares donde se encuentran las
fracturas”.
Mientras que Marisa Mendoza, viuda de Julio César,
dijo que “en un primer momento yo me deslindaba a veces de todas las
atrocidades que ocurrían en el Estado Mexicano, pero ahora que me ha
sucedido a mí como una persona cercana a la persona que mataron,
en este caso la muerte de Julio César, quien fue torturado hasta
matarlo. Ahora me siento muy indignada porque sé que a pesar de que
hemos hecho hasta lo imposible por esclarecer los hechos, llegar a la
verdad, que se haga justicia, pues hemos recibido muchas trabas
burocráticas tanto del gobierno local, como del Federal”.
Comentó que ella tiene a su “pequeña Melisa que tiene apenas dos
años, cuando sucedieron los hechos tenía dos meses. En el momento que yo me enteré fue por las redes sociales,
la fotografía que muchos conocen. Una fotografía con un rostro
deshoyado que no tenía la cara, el primer paso que dimos como familia
para encontrar la verdad, fue solicitar la exhumación”.
“Quisimos realizar la exhumación del cuerpo para que
pudieran practicarle una nueva necropasia y saber la causa de la muerte
de Julio César y saber si realmente fue torturado. Por esa misma razón
nos acercamos al equipo de investigación forense, para apoyarnos en esta
parte”, dijo.
También recordó que “hay 22 policías detenidos, se
les culpaba de la muerte de Julio César, pero también se les culpaba por
los otros dos muchachos que fallecieron, sobre lo que sucedió en el
palacio de Justicia, y lo que sucedió en la Juan N. Alvárez, entonces
eran tres escenarios diferentes del cual se les culpaba a esos policías,
pero específicamente en el caso de Julio César a esos policías se les
practicó un examen de pólvora, que se les encontró en las manos, pero en
la nueva necropsia que se la practicó a Julio César no salió con
impacto de bala”.
El cuerpo de Julio “apareció en otro extremo, en un
callejón de terracería y alrededor se encontraba malesa, aun costado
pasa un río… pero hay muchas inconsistencias. Como familiares
respaldamos el trabajo de los peritos argentinos”.
Acusó que a la CNDH no le correspondía “dar los resultados tanto de nuestros peritos como los de la Procutraduría General de la República”.
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