Aprendamos que nuestra libertad está limitada, no tenemos una libertad total.
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Lo primero que viene a mi mente cuando hablo de libertad, es la capacidad que tenemos todas las personas para pensar, sentir y actuar por cuenta propia, según nuestra voluntad.
El peor atentado contra la libertad, es
cuando uno mismo renuncia a su propia capacidad de tomar decisiones. La
libertad te lleva a la felicidad, aunque dicha libertad no sea absoluta.
La libertad es el valor supremo, por lo
que no deberíamos interferir nunca en el ejercicio lícito de la libertad
de una persona, como bien lo señaló Gandhi: “No
se nos otorgará la libertad externa más que en la medida exacta en que
hayamos sabido, en un momento determinado, desarrollar nuestra libertad
interna”.
La libertad es el único poder por el que vale la pena luchar, insistir a una persona que haga algo que no desea, es una forma de interferir en la libertad individual de otros. Es una forma de “secuestrar” la voluntad de alguien.
Actuar con libertad te lleva a ser justo,
es el camino para tratar de la misma forma a todos los seres humanos,
libertad no es otra cosa que derribar las barreras de la discriminación,
del odio, del rencor, de toda forma de violencia con el firme propósito
de construir nuevos mecanismos que ayuden a los seres humanos a
progresar y ser justos, para convivir en paz.
Justicia es dar a cada quien lo que le
pertenece, y también implica tratar a cada individuo de manera justa e
imparcial, de acuerdo con nuestras Leyes. Libertad y justicia son dos
valores éticos que van de la mano con la paz.
Frente a los constantes conflictos,
violencias, intolerancia en el mundo entero, como ciudadanos y
ciudadanas de esta Capital tenemos la misión de trabajar por la paz,
respetando los derechos y las libertades de los demás.
Libertad y justicia son los valores
fundamentales para la construcción de la paz en cualquier nación.
Convivir en paz y vivir en paz, significa que todos cooperemos para
transformar los conflictos y las guerras; en diálogos de negociación y
entendimiento mutuos.
Construyamos hechos reales de convivencia
armónica desde nuestras casas, lugares de trabajo, escuela; respetemos
los derechos de cada individuo y de la sociedad
en su conjunto, seamos tolerantes con todas las personas; seamos justos
con los injustos, porque todo esto nos llevará a la paz.
Aprendamos que nuestra libertad está
limitada, no tenemos una libertad total, y esos límites son los que
norman nuestras vidas y nuestras acciones, no los destruyamos.
Respetemos nuestras libertades y actuemos con justicia, para el bien de
nuestra ciudad.
Flor de loto: Un himno de guerra fomenta la cultura de guerra, y un himno de paz, la cultura de paz.
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