Por Jorge Carrasco Araizaga(apro).- México está en el centro de la delincuencia transnacional. Es un actor relevante en la economía internacional delictiva por el doble papel que juega: el de facilitador y el de proveedor. La delincuencia organizada mexicana está bien presente en el mundo y la mafia internacional en México.
De eso se trataba uno de los puntos del segundo debate presidencial:
seguridad fronteriza y combate al crimen transnacional. Pero tanto los
conductores como los candidatos evitaron el tema, a pesar del ominoso
impacto de la delincuencia internacional dentro de nuestras fronteras.
La omisión no pudo ser por ignorancia. Hace lustros que es conocido
el rol de los grupos delictivos mexicanos en el mundo y la presencia de
las organizaciones delictivas de otros países en México. Se vive todos
los días en distintas partes del territorio.
Cuando en el debate presidencial, en Tijuana, mencionaron el tema de
la seguridad fronteriza, los candidatos solo declararon buenas
intenciones. Por los tres mil 200 kilómetros de la frontera común pasan
prácticamente todos lo que tiene que ver con delincuencia transnacional:
drogas, armas, tráfico de personas con fines de explotación, lavado de
dinero, y potencialmente terroristas.
Desde los años noventa, los mexicanos comparten con los colombianos
el control y distribución de la cocaína y hasta financian el cultivo de
droga en Sudamérica. En la década pasada, el mercado estadounidense les
quedó chico e incursionaron en Europa. Y en Asia algunos hasta han sido
condenados a la horca, como los tres hermanos sinaloenses detenidos en
Malasia por traficar con anfetaminas.
Desde China, llegan a los puertos del Pacífico, sobre todo al de
Lázaro Cárdenas, Michoacán, los insumos para las drogas sintéticas. Por
la frontera con Estados Unidos entran casi todas las armas legales e
ilegales al país, como las que fueron incentivadas por los gobiernos de
los dos países en el fisco del operativo Rápido y Furioso.
Europa del Este y América Latina han sido los puntos de salida de
mujeres que son explotadas por la delincuencia organizada en México. Los
ejemplos se extienden a diferentes actividades y nacionalidades. Ahora
también hay que agregar las actividades de la delincuencia cibernética.
Cuando en el mundo se habla de delincuencia transnacional, México es
referencia obligada. No para los candidatos presidenciales. Su silencio
explica por qué el Estado mexicano se ha reducido frente a la presencia
de esos grupos.
Perder territorio, por ejemplo, es más que ceder ante los cárteles y
las organizaciones locales. Es una aceptación tácita ante quienes en
última instancia se quedan con las ganancias del negocio ilícito, en
México y en el extranjero.
Si es un tema del que por temor o conveniencia electoral los
candidatos no quisieron hablar, entonces para qué lo incluyeron en la
agenda. Así, su comportamiento de avestruz que esconde la cabeza para
ignorar los problemas no hubiera quedado en evidencia.
@jorgecarrascoa
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