No pude resistir la
necesidad de tomar prestado este título, tan contundente como certero, a
mis amigos y compañeros profesores de la UPN, Lucía Rivera, Roberto
González y Marcelino Guerra, que con este título publican un artículo en
la revista digital Insurgencia Magisterial (08/05/18). Estaban
callados, parecía que no se movían, pero vuelven al ataque, nos dicen,
los grupos pertenecientes a la oligarquía nacional han descubierto la
manera efectiva de impulsar campañas, construir redes de opinión pública
eficientes y que influyen de manera determinante en las decisiones de
política educativa. Esto es por lo menos evidente desde el gobierno de
Fox, cuando bajo su mandato introdujo la prueba Enlace, el Programa de
Escuelas de Calidad y se creó el INEE.
De los variopintos grupos con siglas diferentes que integran el cártel,
el más conocido es sin duda Mexicanos Primero, ahora presidido por un
verdadero experto en todo lo concerniente a la educación y la cultura:
el señor Ramírez Magaña, que sustituye a Claudio X González. El señor
Ramírez ,a pesar de su turbio pasado familiar, es también presidente del
Consejo Mexicano de Negocios y dueño de la cadena Cinépolis. Claro, el
vicepresidente primero es Pablo González, hermano mayor de Claudio y
director general de Kimberly-Clark. Terminan de integrar la dirección
otros dos personajes vinculados al gobierno panista y que han sido
funcionarios de educación en Sinaloa, son supuestamente sus “ think-tanks educativos”. Este cártel
se mueve en muchos espacios, desde lo local a lo nacional, pero sobre
todo en los medios donde logran una difusión desmesurada. Tienen una
verdadera obsesión por consolidar la contrarreforma educativa peñista y
exigen al INEE cumplir su mandato constitucional. Tienen muy claro el
proyecto educativo que quieren imponer a toda costa y por ello
intervienen directamente en el proceso electoral.
El INEE muy consciente de su no-autonomía frente al gobierno y al cártel educativo, subsidiarios el uno del otro como sucede con los otros cárteles,
se ha sumado a las angustias que les causa la sensación de tener que
enfrentar un nuevo gobierno. Laura Poy, en entrevista publicada el 19 de
marzo en este diario, recogió las preocupaciones de su saliente
presidente Eduardo Backoff: “es necesario una reinvención de la
institución (…) repensarse, revisar en qué medida logró cumplir con sus
atribuciones y qué ha faltado hacer (…) entre los principales desafíos
estará enfrentar un nuevo gobierno para cumplir con sus atribuciones (…)
y para poder definir, diseñar e implementar sus propios planes (…)” y
finalmente termina por aceptar:
por ejemplo, la autonomía se ve condicionada, delimitada por nuestra corresponsabilidad con la SEP, que establece el propia Ley del Servicio Profesional Docente. El nuevo secretario de la SEP ha azuzado el petate del muerto también en varias ocasiones diciendo que la
reforma educativa se puede caer si al nuevo gobierno no le gusta.
Muy lejos de admitir la total arbitrariedad que ejercieron en la imposición y operación de las mal llamadas
evaluaciones para la permanencia y promocióndel magisterio, muy contrarios a admitir las terribles consecuencias mercantilizadoras, violatorias de los derechos laborales, estandarizadoras y empobrecedoras de las prácticas docentes y procesos de profesionalización que acarrean, los del INEE se han dedicado estos meses recientes a pagar tres costosas inserciones de cuatro planas completas, donde esencialmente siguen insistiendo con los mismos argumentos en sostener estas evaluaciones. Evaluaciones por cierto derrotadas por las contundentes movilizaciones y contra-argumentación de los maestros democráticos, y suspendidas por la vía de los hechos desde 2016, como se documenta en el libro Reforma sin futuro y movilización magisterial y popular, que puede consultarse en la página de la UPN. Desde la primera inserción del 12 de marzo, el INEE nos receta de nuevo toda la letanía de los méritos de la meritocrática propuesta de una evaluación centrada en consolidar una meritocracia eficiente:
por su naturaleza la educación es uno de los ámbitos sociales donde la meritocracia se expresa en su máxima expresión (sic). Efectivamente, esta visión ha contribuido a fondo para convertir a la educación en una escalera donde los trepadores concentran sus ambiciones y se olvidan sin remordimientos del arduo trabajo que implicaría una educación volcada a recomponer el tejido social y sus profundas grietas.
La más reciente de estas preparadas propagandas, publicada el 23 de mayo, nos presenta de entrada las
Diez propuestas para la democracia y el desarrollo de México. Nada más ni nada menos: ¡¡¡vaya ambición!!! Las 10 propuestas parecen sacadas de un manualito de superación para principiantes donde los reiterados slogans reaparecen: calidad, rectoría del Estado, inclusión y calidad, mejoramiento de la formación, servicio profesional docente, formación continua, autoridades escolares al centro, reforzar cultura de la evaluación, gobernanza y cultura de la corresponsabilidad. Es evidente que varias coinciden con las propuestas que el cártel educativo difundió en abril del año pasado. No aparece ninguna preocupación por la creciente desigualdad educativa y la exclusión, ni por la creciente desposesión pedagógica y educativa que impera en el sistema con sus reformas.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario