Ante el fracaso del relanzamiento de la campaña presidencial de
José Antonio Meade, quien no repunta en las encuestas, el PRI comenzó a
aplicar una estrategia para afincarse en su voto duro –incluso llamando a
sus militantes a que comprometan sufragios de sus allegados–, estimado
en 6 millones de electores. La idea es salvar por lo menos a ese partido
en las elecciones estatales y municipales, y sobre todo en las que se
renovará el Congreso de la Unión, donde corre el riesgo de volverse
minoría.
CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).- Tras el débil relanzamiento de la campaña
del candidato presidencial de la coalición Todos por México, José
Antonio Meade, y frente al arranque de las campañas en los 30 estados
donde habrá elecciones locales, la dirigencia nacional del PRI,
encabezada por René Juárez Cisneros, comenzó a operar para asegurar el
voto duro priista, estimado en poco más de 6 millones de sufragios, y
atraer el de los indecisos –que según algunas encuestas sería de 28
millones–, para evitar caer hasta el tercer lugar, incluso en el
Congreso de la Unión.
A partir de que asumió la dirigencia del Revolucionario Institucional
el viernes 4, Juárez Cisneros se ha dedicado a viajar por diversas
partes del país con la intención de inyectarle ánimos a la militancia y
simpatizantes, que se sienten desalentados porque Meade sigue en tercer
lugar en las encuestas.
“No hay espacio para lamentarnos, para ponernos de rodillas, para
echarnos para atrás, para bajar la mirada. No hay tiempo ni espacio para
pensar en lamentaciones, para justificar por qué no se hacen las
cosas”, reclamó en su gira por Ciudad Victoria, Tamaulipas, el viernes
18, en plena campaña por recuperar la confianza de los priistas.
Dijo que en 37 días va a recorrer todo el país dándole más
importancia a los estados de mayor peso electoral y luego hará 17
cierres de campaña.
“No llegué al PRI para estar aplastado en un sillón escuchando
lamentaciones; es tiempo de dejar de pelear para dedicar el tiempo a
ganar, es tiempo de dejar de confrontar, de descalificar; es tiempo de
que todos hagamos algo juntos. Nadie va a venir a decirnos lo que
debemos hacer; si cada quien hace su parte podemos salir adelante”,
sostuvo.
El exgobernador de Guerrero es un personaje ligado al grupo político
de Enrique Peña Nieto, por medio de Arturo Montiel, quien lo recomendó
ante Miguel Ángel Osorio Chong para hacerlo subsecretario de
Gobernación.
El guerrerense llega al PRI a la mitad de la campaña por la
Presidencia, como nunca antes se había hecho. Un cambio que –explicó
José Antonio Meade en la ceremonia de toma de posesión de Juárez
Cisneros– es para que el partido y su equipo caminen sobre el mismo
riel, sobre todo porque en las encuestas publicadas antes del segundo
debate, el candidato de la alianza PRI, PVEM y Panal sigue en tercer
sitio, muy por debajo de Andrés Manuel López Obrador, que lo aventaja
por 20 puntos, y de Ricardo Anaya, que lo supera en 10 puntos.
Esa distancia parece difícil de remontar, porque si la elección
rebasa 60% de la votación general, cada punto porcentual representa
entre 600 y 650 mil votos. Es decir, que López Obrador aventaja a Meade
por más de 12 millones de votos y Anaya, por más de 6 millones,
aproximadamente.
El lastre del PRI
Dulce María Sauri, expresidenta del PRI, exgobernadora de Yucatán y
actual candidata a diputada plurinominal, ve con cautela las encuestas
que ponen a Meade en tercer lugar y advierte que hay una población de
indecisos.
“Es muy difícil en estos momentos tener un pronóstico sobre
resultados electorales porque hay un gran sector de la opinión pública
que no ha logrado ser capturado por las distintas encuestas de opinión.
Hay un agujero negro todavía en cuanto a la intención de voto y de
pronósticos electorales”, sostiene en entrevista.
Para Sauri, el cambio de la dirigencia en el PRI se da en un momento
en que adquiere una nueva dinámica y protagonismo la estructura de la
militancia priista: “Se ve a todas luces, con los nuevos nombramientos,
que se quiere redoblar el esfuerzo de las estructuras priistas
tradicionales, como son los comités seccionales, distritales, las
estructuras y movimientos territoriales. Queda muy claro que en muchas
partes del país hay una pelea cuerpo a cuerpo entre los adversarios y
creo que la dirigencia nacional está haciendo lo conducente para el
mejor desempeño en el territorio del PRI”.
En este mismo sentido Juárez Cisneros habló ante los priistas de
Tamaulipas, entidad gobernada por el panista Francisco García Cabeza de
Vaca, de no dejarse ante nadie y de remontar esta situación de
desventaja, de no avergonzarse de los errores de otros priistas que
abusaron del partido.
“Cuando alguien nos señale y nos quiera arrinconar y ofender, no lo
permitamos, porque se equivocan los hombres o las personas, no el
partido, no las instituciones, y si hay hombres que cuando tuvieron
responsabilidad le fallaron a la gente, fallaron los seres humanos, no
la institución. La institución es noble, tiene principios, tiene
historia, la institución no camina sola, la tiene que orientar un hombre
o una mujer; y si esa orientación, ese camino, ese sendero se tuerce o
se desvía, no es culpa de la institución; nuestro partido es una
organización política que es fundamental, piedra angular de la grandeza
de México. No nos avergoncemos. Si alguien falló, que asuma su
responsabilidad, pero que no nos culpen a todos de los errores de
otros.”
Va por todo
El Partido Nueva Alianza (Panal) ha empezado a operar de la misma manera
que el PRI: así como este partido usa a los gremios que lo integran,
como la Federación de Sindicatos de Trabajadores al Servicio del Estado y
el sindicato de los petroleros, para exigir a sus integrantes que
aseguren, cada uno, a 10 votantes para el 1 de julio.
A partir de la primera semana de mayo la dirigencia del Panal comenzó
a distribuir unos formatos entre sus trabajadores y militantes para que
éstos consigan, cada uno, al menos 20 activistas que ayuden a conseguir
el número de votos necesarios para mantener su registro y su presencia
en la Cámara de Diputados, que ahora es de 12 legisladores.
Dicha estrategia, explicaron algunos trabajadores del Panal, se
comenzó a desplegar una vez que se dieron a conocer las encuestas en las
que se perfila la derrota de Meade y los cambios en la dirigencia
nacional del PRI para que este partido mantenga una fuerza importante en
las dos cámaras del Congreso.
Entrevistada sobre el cambio en el PRI, Sauri advierte que el relevo
en la dirigencia del partido no se da para recuperar el camino a la
mitad de la contienda.
“Supongo que en la esfera de las decisiones se pensó en la
consolidación de las estructuras priistas en los estados. Finalmente la
elección presidencial es la suma de elecciones locales y todo está
concatenado. Como nunca la elección actual arranca desde los municipios;
estamos hablando de 30 entidades donde tienen elecciones locales, de
presidentes municipales y congresos, así como en nueve elecciones de
gobernador, más los diputados, senadores y la Presidencia de la
República que, al final, es la sumatoria de todos esos procesos”,
argumenta.
Para ella, con esta estrategia aumentan las posibilidades de ganar la
Presidencia de la República, porque esta contienda “pasa por revisar
todo lo que está sucediendo en los procesos locales y entiendo que la
dirigencia nacional está haciendo los movimientos necesarios
precisamente en ese sentido”.
–Con la experiencia que tuvo en 2000, cuando se perdió la
Presidencia, ¿qué diferencias ve con la elección actual? ¿Existe el
riesgo de que el PRI se vaya como tercera fuerza política y quiere
fortalecerse en el Congreso de la Unión?
–Hay una enorme diferencia de lo que pasó en 2000 y lo que hay
actualmente. En mayo de 2000 era increíble para los priistas y para los
adversarios que pudiera perder la Presidencia de la República. La
conciencia de que el PRI era invencible se perdió con la derrota en esa
elección. A partir de entonces tenemos la conciencia de que tenemos que
hacer todo para ganar la elección y que va a ser finalmente la
ciudadanía la que decidirá si logramos el éxito o no.
–¿Entonces ahorita el PRI va por todo?
–Es lo que le corresponde hacer al PRI y a sus aliados, el PVEM y el
Panal, porque integran una coalición y cada quien en sus respectivos
ámbitos y sus estructuras participa en un esfuerzo común para llevar a
José Antonio Meade a la Presidencia.
Se le pregunta, con base en su experiencia como expresidenta del PRI
en una campaña presidencial, cuál tendría que ser el mensaje que Juárez
Cisneros tendría que darle a los militantes y simpatizantes del partido.
“Lo primero que hay que decir es darle la importancia que tienen los millones de priistas de convicción.
Indudablemente con todos los problemas de denuncias, de
exgobernadores en proceso penal, estos priistas se sienten lastimados.
El propio Meade se refirió a que la base del PRI está molesta por lo que
ha sucedido en materia de corrupción y la pésima actuación de varios
personajes. Me gustó lo que dijo de que todos somos importantes en cada
uno de sus lugares para buscar el triunfo; no hay esfuerzo menor”, dice
Sauri.
Mientras que del papel que habrá de jugar el presidente Enrique Peña
Nieto en lo que resta de la contienda, en tanto que no se puede sustraer
de su militancia priista, la exgobernadora considera que habrá de
cumplir lo que marca la ley: “Aunque la Constitución no marca la
diferencia entre la jefatura del Estado y la del gobierno, en estas
circunstancias hay que recordar que el presidente de la República es el
jefe del Estado mexicano. Estoy segura de que Enrique Peña Nieto va a
estar a la altura de esta responsabilidad histórica”.
Aunque matiza: “Como miembro del PRI indudablemente su corazón latirá
por el tricolor y pondrá su voto, un voto en las urnas, a favor del
candidato de nuestro partido, pero hasta ahí. Sobre cualquier otra cosa,
el presidente de la República es jefe del Estado mexicano”.
–¿Qué espera usted de lo que queda de la contienda electoral?
–Que hay que echar toda la carne al asador, pero que no tenga clembuterol.
–¿Cómo siente el ánimo priista?
–Indudablemente le ha impactado esta estrategia publicitaria donde se
menciona una y otra vez que el candidato del PRI va en tercer lugar.
Esto hace mella en los ánimos, por eso debemos tener muy claro que en la
medición de la opinión pública hay un agujero negro que todavía no
conocemos, independientemente de que hay personas que están buscando
informarse para tratar de votar de la mejor manera posible.
“Echar la carne al asador o echarle los kilos quiere decir convencer a
los indecisos, despejarle las dudas a los que aún dudan por quién votar
y hacerlo a favor de lo que representa Meade. Para mí, esa es la tarea
de estos días.”
Finalmente señala que su deseo es que el 2 de julio el país siga
adelante con su vida normal: “Muchos años se ha trabajado para que las
elecciones sean un acontecimiento importante dentro de una normalidad
democrática. Ese es el deseo que muchos tenemos”.
Este reportaje se publicó el 20 de mayo de 2018 en la edición 2168 de la revista Proceso.
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