Mujeres realizan séptima “Marcha de la Dignidad Nacional”
Las
madres de hijas o hijos desaparecidos saben que el Estado mexicano
apuesta a cansarlas, a que el dolor de la ausencia se transforme en
enfermedad hasta que la muerte las sucumba, pero también saben que si
eso sucede allí estará otra madre “para tomar la estafeta” hasta
encontrar a sus hijas e hijos, vivos o muertos pero encontrarlos.
La mañana de este 10 de mayo, “Día de la Madre”, las madres de hijos e
hijas desaparecidas se reunieron por séptima ocasión para encabezar “la
Marcha de la Dignidad Nacional” que recorrió desde el Monumento a la
Madre hasta el Ángel de la Independencia.
Como lo hacen desde hace siete años, las madres vienen de todas las
entidades: Guerrero, Querétaro, Estado de México, Tamaulipas. Este año
nuevamente resaltaron las madres que viajaron en caravana desde
Chihuahua, como también lo hicieron participantes de Jalisco, quienes
después de la desaparición y asesinato de tres estudiantes del estado,
caso ocurrido este año, gritaron la consigna “No son tres ¡Somos
todos!”, en alusión a la violencia a la que está expuesta la sociedad
mexicana.
También estuvieron presentes las madres de Centroamérica, quienes
perdieron el rastro de sus hijos e hijas mientras cruzaban México en su
camino a Estados Unidos. A todas les duele tener que recibir cada año a
más madres porque significa una o un desaparecido más.
Pero es ese mismo dolor, impotencia, rabia y desesperación es lo que
las une. En la marcha se dan el abrazo solidario, las palabras “¡No
están solas!” para no desistir buscando, para saberse acompañadas. Ellas
no tienen nada que festejar este 10 de mayo.
SOLO QUIEREN LA VERDAD
La señora Victoria Rosales Camacho se levanta todos los días
angustiada. No sabe dónde está o qué hacen con su hija Nadia Guadalupe
Rosales, quien desapareció el 27 de octubre de 2017 en el estado de
Puebla mientras se dirigía a la escuela. Las investigaciones de la
Fiscalía local apuntan a que la joven de 17 años de edad es posible
“víctima de trata con fines de explotación sexual”, narró en entrevista
con Cimacnoticias.
Victoria sana la ausencia de Nadia cuidando a su sobrina de 2 años de
edad. Se abre camino para encontrarla a través de los medios con los
que cuenta: difunde publicaciones en redes sociales, hace videos, acude a
organizaciones, entrevista a los amigos de Nadia para tener una pista
que la guie a ella. “Tarde o temprano tengo que saber qué fue lo que
pasó… pase el tiempo que pase”, afirma.
La verdad es lo que quieren, lo que le reclaman al Estado, pero
únicamente les han dado “migajas”, denunciaron las madres al pie del
Ángel de la Independencia. Todas tienen una misma respuesta para quién
las pregunte qué es lo que saben las autoridades de sus hijas o hijos:
“Nos dicen que nada”, “no saben nada”, “que no son los únicos
desaparecidos”. La impunidad se repite en caso por caso.
LA AUSENCIA TRASCIENDE
Ahora no sólo son madres, son rastreadoras, abogadas, activistas,
investigadoras y algunas nuevamente asumieron la maternidad, como
Lourdes Hernández Alarcón, quien vino desde la frontera norte del estado
de Chihuahua. A ella la acompañan sus nietas de 12 y 14 años de edad,
Dania y Vania. Es la primera vez que las niñas se unen a la Marcha por
la Dignidad.
La madre de las niñas, Pamela Portillo, desapareció en 2010 en un
retén de la policía de Chihuahua. Por años la abuela ocultó a las dos
hijas de Pamela que su madre estaba desaparecida. Eventualmente
crecieron y tuvo que revelarles la verdad. El dolor que siente Lourdes
transciende a las hijas de Pamela. A veces una llora, a veces las dos,
contó a Cimacnoticias.
En días la depresión también la inunda, perdió su trabajo, uno muy
bien pagado, dijo, por abocarse en la búsqueda de su hija, pero el
anhelo de volverla a ver, rebaza cualquier otro sentimiento o situación.
El camino para que llegue a la verdad de lo ocurrido a Pamela
Portillo es obscuro, las autoridades niegan a la señora Lourdes que los
policías sean los responsables de la desaparición de su hija, como ella
sospecha.
“RESISTE, HIJO”
Las madres llenan de folletos de “Se busca”, “¿Has visto a…”?
“Recompensa a quien de información…” a los curiosos que se acercan a los
contingentes de la marcha. En estos panfletos se muestra que no hay
distinción de quienes desaparecen en este país; son niñas, niños,
jóvenes, adultos mayores, mujeres adultas. A estas personas sus madres
les dicen con fuerza: “¡Hijo escucha, tu madre está en la lucha!”.
En la marcha las acompañaron y se unieron solidariamente el
representante en México del Alto Comisionado de Derechos Humanos de
Naciones Unidas, Jan Jarab, organizaciones como Amnistía Internacional
(AI), la Comisión de Derechos Humanos de la Ciudad de México y
agrupaciones de diversos estados.
El representante de la ONU, Jan Jarab pronunció: “Es su voz la que
debe escucharse en México para tocar los corazones más duros, y lograr
cambios profundos en el país. Ustedes han tenido ya un rol muy
importante en la aprobación (en 2017) de la Ley General en materia de
Desaparición Forzada, pero es solo un primer paso, el trabajo está por
adelante”.
Pero ellas también quieren castigo a quien o quienes les arrebataron a
sus hijos e hijas, “Que me devuelvan a mi hijo como se lo llevaron”, es
lo que pidió la señora Jesusita Pérez, una mujer que arribó desde
Chihuahua para exigir justicia para su hijo, Edgar Pineda Pérez, que
desapareció el 10 de junio de 2011 en una minera del estado.
Mencionó que lo que más le da coraje “son las autoridades”, que
“simulan en la búsqueda, que no hacen nada”, que quieren “que la
investigación la hagan las madres”.
Han pasado siete años y Jesusita sigue buscando respuestas, tomando
fuerte la fotografía de su hijo dijo: “Ellos me lo quitaron con una
facilidad… es mucho sufrimiento para uno, a mí me duele el alma, el
corazón. Edgar donde estés, te amo hijo”. Ella sigue en la búsqueda como
muchas otras.
Por: Hazel Zamora Mendieta
Cimacnoticias | Ciudad de México.-
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