Si Andrés Manuel López Obrador tuviera una victoria abrumadora
en las urnas este 1 de julio, el Partido Revolucionario Institucional
(PRI) se debilitaría y el Partido de la Revolución Democrática (PRD)
podría irse al colapso, lo que permitiría al país transitar al
bipartidismo, considera un análisis de la consultora Integralia, fundada
y dirigida por Luis Carlos Ugalde, ex consejero presidente del
Instituto Federal Electoral (IFE).
En su estudio Escenarios Electorales y Legislativos 2018, la
consultora establece tres escenarios posibles con diferentes
consecuencias; en todos, se toma como base el resultado electoral del
candidato presidencial de la coalición Juntos Haremos Historia (Morena,
Partido del Trabajo y Encuentro Social).
Primer escenario: AMLO tiene victoria abrumadora
En un primer escenario, si hubiera una victoria “abrumadora” de López
Obrador, con un margen superior a los 8 o 10 puntos porcentuales, en la
Cámara de Diputados los tres partidos de la coalición tendrían mayoría y
en el Senado serían la primera minoría.
De concretarse un voto mayoritario por el tabasqueño, la coalición
podría ganar 6 de 9 gubernaturas en juego y hacerse de la mayoría en 10
de 27 congresos locales.
El reparto de las gubernaturas del país podría quedar entonces en 13
para el PRI; 10 para el PAN; 6 para Morena; 1 para Movimiento Ciudadano;
1 para el PRD; y para el independiente Jaime Rodríguez Calderón “El
Bronco” (Nuevo León); y ninguna para el PVEM.
En un escenario así, el país podría transitar hacia el bipartidismo, pues quedarían muy fortalecidos Morena y el PAN.
“(Habría) un fuerte debilitamento del PRI y colapso del PRD; (se
daría) un tránsito al sistema bipartidista”, establece el resumen
ejecutivo del estudio.
Otras implicaciones que tendría el primer escenario serían que el
gobierno tendría una “amplia legitimidad política”, el Ejecutivo tendría
escasos contrapesos y una capacidad reformista amplia, “incluyendo
enmiendas constitucionales a partir del 2021-2022”.
Segundo escenario: Victoria ajustada de AMLO
En un segundo escenario, si López Obrador tuviera una “victoria
ajustada” con un margen entre los 3 y los 5 puntos, Morena alcanzaría la
primera minoría en la Cámara de Diputados y la segunda minoría en el
Senado.
Morena podría ganar 5 de 9 gubernaturas en juego, para quedar en un
reparto de 13 para el PRI; 11 para el PAN; 5 para Morena; 1 para MC; 1
para el PRD; 1 para “El Bronco”; y ninguna para el PVEM. En el caso de
los congresos locales, Morena podría obtener mayoría en 8 de los 27
congresos locales.
En ese escenario, las fuerzas políticas irían también hacia el
bipartidismo, con Morena y el PAN más fortalecidos y el PRI y el PRD
como partidos bisagra.
En este caso, el gobierno sería legítimo, con mandato de cambio, pero
sujeto a contrapesos legislativos; las reformas serían graduales y
estarían sujetas a negociaciones con el Congreso; y el PRI se
convertiría en el partido “bisagra” en el Legislativo, para aprobar
reformas de Morena o del PAN.
Tercer escenario: AMLO pierde por estrecho margen
Un tercer escenario posible sería una derrota de Andrés Manuel López
Obrador por un estrecho margen de entre 1 y 3 puntos porcentuales.
En se caso, Morena sería segunda minoría en la Cámara de Diputados y como segunda minoría en el Senado.
Integralia proyecta que 3 de las 9 gubernaturas serían para Morena,
así como la mayoría en 5 de los 27 congresos locales donde se elegirá
diputados locales.
El reparto del poder estatal quedaría entonces con 14 gubernaturas
para el PRI; 12 para el PAN; 3 para Morena; 1 para Movimiento Ciudadano;
1 para el PRD; y 1 para el independiente Rodríguez Calderón.
En ese escenario, el mapa político de México iría hacia el
tripartidismo, con un poder equilibrado entre Morena, el PRI y el PAN, y
con un PRD disminuido.
Integralia señala que en caso de concretarse este escenario, el nuevo
gobierno tendría una débil legitimidad, “resultado de un proceso de
calificación electoral conflictivo”. Habría también protesta social y
frustración en segmentos de la población.
El Ejecutivo estaría acotado, sujeto a negociaciones en el Congreso; y se mantendría un sistema de 3 partidos, sin el PRD.
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