Romero Deschamps hizo de la corrupción un modus operandi. Construyó un imperio criminal que trascendió fronteras. Ingresó al listado de los 10 más corruptos de México. Fue intocable entre intocables. Es hora de que enfrente la justicia.
Por Dolia Estévez
Washington, D.C.— Solapado por los gobiernos de Ernesto Zedillo, Vicente Fox, Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto, el otrora poderoso líder sindical Carlos Romero Deschamps hizo de la corrupción un modus operandi. Construyó un imperio criminal que trascendió fronteras. Robó fondos del erario mexicano no sólo en México sino en Estados Unidos. Ingresó al listado de los 10 más corruptos de México. Fue intocable entre intocables. Pero la llegada de un Presidente que ha prometido limpiar al país de corrupción, puede ser el preludio de un gran final. Romero Deschamps es vulnerable.
La semana pasada, el dirigente del Sindicato de Trabajadores de la República Mexicana (STPRM) se amparó para evitar cualquier detención relacionada con su posible implicación con el huachicol, pese a que todavía no hay demanda contra él por parte del gobierno. Andrés Manuel López Obrador aseguró que su gobierno no ha interpuesto ninguna denuncia penal contra Romero Deschamps, aunque se están investigando “todos” los que intervienen en las actividades que dan lugar al robo de combustibles (01/15/2019, Conferencia de prensa).
Lo que sí hay es una acumulación de graves denuncias penales por parte de trabajadores disidentes de Petróleos Mexicanos (Pemex). Desde 2004, Romero Deschamps ha sido denunciado en el marco del Pemexgate, la desaparición de fideicomisos, conflicto de interés y por huachicoleo. Pero los gobiernos de Fox, Calderón y Peña Nieto dieron carpetazo a los documentos con pruebas potencialmente incriminatorias (01/17/2019, SinEmbargo).
Las denuncias contra Romero Deschamps no se limitan a territorio nacional. En Estados Unidos fue enjuiciado por un multimillonario fraude contra Pemex, según documentos judiciales. En 2014, un jurado en Texas declaró culpable de fraude al STPRM y a su líder. Determinó que un viejo fallo por 92 millones de dólares por incumplimiento de contrato con la extinta firma estadounidense Arriba, era válido y debería acatarse de inmediato.
En 2000, Romero Deschamps y Rogelio Montemayor, entonces director de Pemex, firmaron dos convenios mediante los cuales Pemex entregó al líder sindical 980 millones de pesos para que saldara las cuentas pendientes con Arriba en Estados Unidos. La empresa nunca vio un centavo de ese dinero.
Página con las firmas de Romero Deschamps y Rogelio Montemayor, parte de dos convenios en 2000 mediante los cuales Pemex entregó al líder millones de pesos para que saldara cuentas pendientes en Estados Unidos por un fallo en su contra.
Romero Deschamps no sólo se transó a la empresa que lo demandó sino al abogado del Sindicato. Carlos A. Ryerson, representante legal del STPRM en Estados Unidos, declaró bajo juramento que en los noventa viajó a México para recoger un pago por 3.5 millones de dólares por concepto de servicios prestados. Sólo recibió un millón de dólares. El resto, afirmó, se lo embolsaron frente a sus ojos Romero Deschamps y secuaces. Ryerson declaró haber visto a Romero Deschamps y dos cómplices contar 2.5 millones de dólares en la sucursal de Banamex en el Centro Histórico y repartirse el motín entre ellos. Sostuvo que no era la primera vez que Deschamps se robaba dinero asignado al pago de servicios legales en Estados Unidos. El expediente completo de la demanda civil (No. 1985-34446-AC) está disponible en la Corte de Distrito 281 en el Condado Harris de Texas.
Gracias al juicio en Texas, también se supo que una porción de los fondos de Pemex destinados a Arriba fue depositada en un banco en Nueva York. En 2002, las autoridades estadounidenses decomisaron 44 millones de dólares que fueron vinculados al Pemexgate, como se le conoció al escándalo mediante el cual Pemex desvió dinero para la candidatura del priista Francisco Labastida.
La deuda con Arriba se estimó entre 426 y 1.4 millones de dólares, dependiendo de los intereses acumulados en 30 años de litigio. Tras la ratificación del fallo, los abogados de Arriba quedaron en libertad de iniciar el proceso de confiscación de bienes fuera de México pertenecientes a Romero Deschamps. Abrieron pesquisas para encontrar los activos a su nombre y del STPRM en Estados Unidos.
Según informes de prensa, Romero Deschamps y sus hijos, José Carlos y Paulina Romero Durán, así como altos funcionarios del Sindicato, compraron bienes y activos en Estados Unidos y otros países presuntamente con fondos malversados al Sindicato. En 2013, el diario Reforma informó que el hijo –famoso por conducir un Enzo Ferrari rojo, edición limitada, con costo de 2 millones de dólares, obsequio de Romero Deschamps–es dueño de dos departamentos en un condominio de lujo en Miami Beach, por el que pagó 7 millones 550 mil dólares. También se les atribuyeron propiedades en Las Vegas, Houston y Dubái. En 2012, Paulina hizo alarde de una vida suntuosa y frívola, con viajes en jet privado y bolsos Hermes de 12 mil dólares. Se desconoce si hubo confiscaciones. Las inmuebles producto de la corrupción generalmente no están a nombre de sus verdaderos dueños sino de empresas fantasma y prestanombres.
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Romero Deschamps es sinónimo de corrupción. A lo largo de su negra historia ha dejado una secuela peculado, abuso de poder, transas y extorción, y muchas victimas. Los tribunales estadounidenses quedaron impotentes ante el largo brazo de la impunidad mexicana. Pese a los fallos y pruebas en su contra, no ha pagado por un solo delito. Roberto Deschamps es un delincuente. Hay pruebas de sobra. Es hora de que enfrente la justicia.
Twitter: @DoliaEstevez
Por Dolia Estévez
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