Como era de esperarse
el combate del nuevo gobierno contra el huachicoleo o robo de
combustibles ha producido tremendas reacciones. No sólo de los
huachicoleros, lo cual es perfectamente entendible, sino también en
otros sectores sociales y hasta en diversas instituciones del Estado.
En la lista de los opositores al combate contra el huachicoleo
destacan ciertos organismos autónomos como el Banco de México y la
Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH).
El Banco de
México se opone al combate contra el huachicoleo afirmando que “el
desabasto de gasolina afectará la inflación y a la economía nacional”.
¿De modo que en aras de mantener la inflación bajo control y no
deteriorar la economía del país es mejor y preferible tolerar el
cuantioso y trisexenal robo de combustibles? El organismo sugiere dejar
las cosas como están antes que padecer las discutibles e improbables
hipótesis de un alza en la tasa inflacionaria y una bárbara afectación
de la economía.
Por su parte la CNDH muestra también su filia
huachicolera con la peregrina y ociosa tesis de que el combate al robo
de combustibles debe darse con el pleno respeto a los derechos humanos.
¿Tiene el organismo alguna evidencia o siquiera un leve indicio de que
no se está realizando de esta manera? ¿O lo hace sólo para mostrar su
antipatía y oposición al nuevo gobierno, el que está amenazando con
reducirles a sus funcionarios los faraónicos ingresos económicos de que
injustificadamente disfrutan?
Las criticas y oposición a la
lucha contra el robo de combustibles se extienden a otras justicieras
medidas del obradorismo, como son la cancelación definitiva del
aeropuerto en Tezcoco y la construcción del Tren Maya. En esta última,
irracional y caciquil tarea opositora, destaca el movimiento
neozapatista.
En todas estas facetas del antiobradorismo
brilla con luz propia la derecha mediática. Periodistas bien conocidos
por su filiación conservadora acuden a los peores excesos lingüísticos
para oponerse a la lucha contra el huachicoleo.
Ante el
desabasto de gasolina, problema necesariamente de corta duración, pues
no han cesado ni la producción ni la importación de combustibles, estos
voceros de la derecha hablan de caos social y califican de apocalíptica
la situación. Y frente al apocalipsis que dicen ver ya sólo les falta
llamar al golpe de Estado.
Pero los hechos hablan más que las
palabras calumniosas. Como es evidente la población apoya las medidas
del obradorismo. Y particularmente, y a pesar de las molestias
temporales, el necesario combate al huachicoleo.
Blog del autor: www.economiaypoliticahoy. wordpress.com
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