Las encuestas, todas, dan al presidente Andrés Manuel López Obrador,
un extraordinario respaldo para el combate al robo de combustible. Las
pérdidas económicas derivadas del desabasto de gasolinas y las enormes
incomodidades de las clases medias para reabastecer sus vehículos, han
sido insignificantes en su correlación con el apoyo a López Obrador. Al
menos ocho de cada 10 mexicanos están incondicionalmente con él, un
volumen muy superior incluso al que obtuvo en las elecciones
presidenciales, cuando 5.3 de cada 10 mexicanos votaron por él.
Hay
quien se pregunta cuál es la razón por la que un problema toral en la
vida cotidiana, acentuado por el claro naufragio de los funcionarios
responsables del suministro de combustibles, no haya hecho merma en la
imagen ni el respaldo al Presidente, sino todo lo contrario. López
Obrador tiene la confianza plena, en un fenómeno que quizás no se veía
desde que el pueblo, sin importar clases sociales, salió a las calles a
entregar todo lo que tenía para respaldar al presidente Lázaro Cárdenas en la nacionalización petrolera.
La
encuesta de El Financiero publicada este lunes es muy clara: se
cerraron filas detrás de López Obrador. El 89 por ciento de los
mexicanos en el país, apoya el combate contra el robo de combustibles.
La aprobación a su trabajo es de 76 por ciento, seis puntos arriba desde
la última medición, el 26 de diciembre pasado, un día antes que
anunciara el combate contra los huachicoleros, y prácticamente el mismo
de cuando asumió la Presidencia, cuando estaba en 77 por ciento Es
decir, una medida de gran calado que requería invertir capital político,
le representó cero pérdidas y significativos réditos políticos.
El
consenso es tan amplio que nunca se dio, ni remotamente, una situación
de disturbios en las calles, como se dieron por situaciones análogas en
los últimos años en Sao Paulo o Santo Domingo. Para comenzar a entender
el fenómeno que estamos viendo, hay que recordar el eje de las campañas
presidenciales de López Obrador, la lucha contra un régimen corrupto que
olvidó a las mayorías, y que el mandato en las urnas el 1 de julio
pasado fue precisamente para que cumpliera con su promesa.
Entonces,
si el voto popular fue para combatir la corrupción y López Obrador ha
empaquetado el huachicoleo como un problema de corrupción de los
gobiernos del PRI y del PAN, contra el que masivamente se votó en contra
en las urnas en julio, ¿por qué sorprende tanto el apoyo masivo al
Presidente en esta cruzada? López Obrador no ha perdido oportunidad en
cada mensaje y en cada discurso, para establecer la línea que conecta el
robo de combustible con anteriores gobiernos.
Es decir, todos los
días a todas horas está diciendo a los mexicanos que esta acción es
consecuencia directa del mandato que recibió, y respuesta frontal a su
exigencia en las urnas. El pedir de forma permanente el apoyo de los
ciudadanos y agradecer de manera reiterada la forma como han respaldado
la acción contra los criminales sin que estallaran conflictos –“se han
portado bien”, es su frase-, es una forma de involucrar a los mexicanos y
hacerlos sentir que son parte importante en esta lucha para evitar el
saqueo de los recursos nacionales. No a todos les gusta la forma como
López Obrador construye las imágenes, pero a decir de las encuestas, su
mensaje ha penetrado y su apelación ha surtido un efecto que, para los
estándares y antecedentes mexicanos, es casi insólito. En la misma
encuesta de El Financiero se registró al 62 por ciento de los mexicanos
que cree que la gente debe confiar y tener paciencia mientras dure la
situación de desabasto, notándose un porcentaje incluso más alto, de
acuerdo con el estudio, en aquellos estados con mayor desabasto. Esto
significa que el individualismo y egoísmo ciudadano, tan característico
de los mexicanos, fueron hechos de lado ante el llamado presidencial.
El experto en opinión pública Jorge Buendía,
director de Buendía&Laredo, dijo que ante la escasa información que
hay sobre el combate, el abasto y sus efectos, el combate al huachicol
está alineado con el respaldo a López Obrador, como lo muestran todas
las encuestas. “Ante la falta de información, para muchos ciudadanos
apoyar la lucha contra los huachicoleros se reduce a expresar o negar su
apoyo a Andrés Manuel López Obrador”, agregó. “El éxito político de la medida dependerá de la rapidez con que se termine el desabasto”.
Según
funcionarios federales, esta semana se normalizará el abasto en todas
menos dos entidades, Guanajuato y Estado de México, con lo cual el
escenario negativo que planteó Buendía podría no llegar a darse. De
cualquier forma, López Obrador trazó en su comparecencia pública del
martes, una nueva cruzada, que le va a permitir prolongar el tipo de
apoyo que ha recibido hasta ahora.
A pregunta de un periodista,
desarrolló una nueva narrativa donde ubicó la palabra “huachicoleo”,
hasta ahora sólo utilizada como sinónimo de robo de combustible, como el
equivalente a robo con alto daño a la nación, cometido o avalado por
gobiernos anteriores. Así, estableció la relación directa entre futuras
campañas en otros sectores, con parte del mandato de las urnas. El lunes
dijo que después del huachicoleo iría a combatir la corrupción en otros
campos. El martes identificó indirectamente que será en el rubro de los
medicamentos.
El manejo político de López Obrador ha sido
impecable. El único límite que habrá entre su éxito y el desgaste que
lleve a la derrota, es si los resultados no son como los ha prometido.
Pero por lo pronto, está sólido y avanza rápido.
twitter: @rivapa
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