Poco a poco brotan nombres y
negocios de los responsables materiales del estercolero en que seis
administraciones neoliberales convirtieron a Petróleos Mexicanos (las
anteriores tampoco la libran), entre tantos otros jugosos saqueos
institucionalizados a costillas de la nación y a cargo del bienestar y
futuro de los habitantes de esta República saqueada.
Faltan los autores intelectuales, aunque todo el mundo conoce sus
nombres y apellidos. De ahí la relevancia que tiene la denuncia que ayer
hizo pública el presidente López Obrador: “En el Presupuesto (de
Egresos de la Federación) de 2004 se aprobó un artículo transitorio para
que se adquiriera una sustancia y se marcara la gasolina para evitar el
robo, para distinguir la gasolina robada y la gasolina de Pemex.
“¿Qué creen que pasó? El Ejecutivo, en ese entonces –no voy a
mencionar nombres–, presentó una controversia para quitar ese artículo
transitorio y el Poder Judicial, la Suprema Corte (de Justicia de la
Nación), le dio la razón al titular del Ejecutivo en 2004.
Entonces, todo esto se tiene que conocer y que los ciudadanos tengan todos los elementos, independientemente de si existen delitos de omisión, independientemente de eso, que nos enteremos, porque parece como si esto hubiese surgido de la noche a la mañana. (Eso fue) en 2004, porque esto viene de tiempo atrás. Hay quienes piensan que fue en el sexenio pasado, (pero) no. Esto viene de tiempo atrás.
También anunció que el lunes próximo
les vamos a dar a conocer cómo utilizaban los ductos (propiedad de la nación y administrados por Pemex) para almacenar gasolina robada. Se robaba combustible a la ex paraestatal y se utilizaba su propia infraestructura para tener a buen resguardo el producto del hurto. Negocio redondo.
Pues bien, ¿quién era titular del Ejecutivo en 2004? ¿Quién
despachaba en Los Pinos? El inefable Vicente Fox Quesada (junto a
Martita Sahagún y sus hijos) hizo de todo, menos lo por él comprometido
en campaña: el cambio que supuestamente representaba y promovía
(“en menos de 70 días podemos terminar con más de 70 años de malos
gobiernos; hoy, tú y yo podemos escribir la historia… vota por el
cambio”). En los hechos, este accidente de la historia política del país
actuó como cualquier priísta de baja ralea, al fortalecer las prácticas
corruptas.
Fue Fox quien anunció (en 2003) la primera
estrategia integral contra el robo de combustible, y el resultado fue desastroso: durante su administración el número de tomas clandestinas se multiplicó por tres y su natal –por adopción– Guanajuato se convirtió en el estado número uno en dicho ilícito (después rebasado por Puebla e Hidalgo).
Entonces, en el inventario de responsables del saqueo –por comisión u
omisión– aparece, pues, un ex inquilino de Los Pinos. Pero, por
aquellos ayeres, ¿quién era el secretario de Energía? El mismísimo
Felipe Calderón, quien terminaría –haiga sido como haiga sido– instalado
en Los Pinos.
A lo largo del sexenio calderonista el número de tomas clandestinas
se incrementó 755 por ciento, con todo y que en esa administración se
puso en marcha otro plan integral para combatir dicho
ilícito. Y el michoacano participó en los dos: primero como titular de
la Secretaría foxista de Energía y después como inquilino de Los Pinos.
En 2004, Raúl Muñoz Leos era el director general de Petróleos
Mexicanos, ex empleado de la trasnacional Dupont que dedicó más tiempo y
dinero (de Pemex) a las cirugías plásticas de su esposa que a combatir
el robo de combustible, al que estaba obligado por ley. Lo peor del caso
es que a finales de ese año fue sustituido por otra joya: Luis Ramírez
Corzo (ex director de Exploración y Producción de la propia ex
paraestatal), oscuro funcionario hoy dedicado a negocios privados con el
petróleo de la nación.
Las rebanadas del pastel
Se destapó la cloaca, pero falta mucho por ver, porque el atraco al país no se limita a Pemex. Donde se aprieta sale pus.
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