Oaxaca, Oax. Con jornadas cuádruples, incremento de
violencia en su contra, más horas de trabajo no remunerado, así como el
uso descarado de su figura con fines mercantiles, es como llegan las
madres de familia al 10 de mayo, fecha que en México quedó establecido
para celebrarlas a partir de 1922.
“Es una celebración que nos muestra una doble moral como sociedad, es
decir tenemos un día al año para celebrar a las madres con flores,
chocolates, comida, pero el resto del año menospreciamos los múltiples
trabajos que realizan, nos negamos a descargarlas de las tantas
actividades que se requieren en los hogares y además pasamos de largo
las diferentes violencias a las que ellas se enfrentan: física,
psicológica y sexual”, señaló la investigadora de la Universidad
Autónoma Benito Juárez de Oaxaca (UABJO), Charlynne Curiel.
La especialista en temas de género agregó que a lo anterior se suma
la naturalización de las madres sacrificadas y sufrientes planteadas
como modelo a seguir, madres que con su amor y empeño hacen posible la
fraternidad y la familiar, sacrificando su propio bienestar.
“Tenemos que preguntarnos ¿Es eso lo que urge celebrar?, mujeres que
aguantan golpes, que trabajan hasta 12 horas para llevar dinero a sus
familias y que además en sus casas se hacen cargo de la alimentación,
salud, educación y aseo si ninguna ayuda extra”.
El confinamiento producto de la pandemia -expuso- vino a poner de
manifiesto lo que ya ocurría y se había denunciado desde hace muchos
años; la discriminación contra las mujeres.
En este sentido destacó la importancia de tomar el 10 de mayo para
reflexionar y reconocer el aporte de las mujeres en la sociedad, pero
además la oportunidad de plantear políticas públicas encaminadas a
eliminar las desigualdades y la violencia que enfrentan, actualmente
potencializada por el encierro.
“El Estado mexicano debe atender ya la urgencia de la CEDAW de
fortalecer una política nacional de cuidados que contribuya a la
distribución más equitativa de estos trabajos no remunerados tanto al
interior de las familias como en las instituciones”, subrayó.
Las recientes declaraciones del presidente Andrés Manuel López
Obrador que negaron el incremento de la violencia contra las mujeres
durante la cuarentena ofende tanto a las mujeres que están viviendo
cotidianamente ante la presencia constante de los agresores, a las
feministas que todos los días documentan esta dolorosa realidad, así
como a las funcionarias de su propio gabinete como la titular del
Instituto Nacional de las Mujeres (Inmujeres), Nadine Gasman, quien en
distintos foros ha enfatizado la pandemia de la violencia de género.
Consideró que la intención de defender a la familia como un
repositorio de fraternidad es deslegitimar e invisibilizar la lucha
contra las ´discriminaciones “con el fin de fortalecer una visión muy
conservadora de la familia tradicional que además empíricamente es lo
menos consistente que tenemos en el país. Mantener el valor de las
mujeres en tanto que son madre, idealiza una institución violenta
abusiva y patriarcal que tiene muchos años en crisis”.
Día de las madres, mujeres vistas desde una óptica mercantil
Por otro lado, agregó que sorprende para mal que en medio de una
crisis el gobierno de la ciudad de México “se preste a seguirle el juego
a la iniciativa privada que desde hace muchos años ha hecho el día de
las madres una mercancía y en este sentido mover la festividad a junio”.
Carlynne Curiel agregó que el día de las madres cumple dos funciones,
por un lado satisface intereses económicos de quienes ganan con el día
de las madres y satisface intereses políticos al reproducir y fortalecer
ideales de la mujer madre, de ahí el interés de posponer la celebración
pero no dejarla de hacer a pesar de la crisis sanitaria, de acuerdo con
lo planteado en otros estados del país.
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