Víctor Flores Olea
“La actual
emergencia sanitaria –sostiene el filósofo italiano Giorgio Agamben– es
el laboratorio en que se preparan los nuevos arreglos políticos y
sociales que esperan a la humanidad.” Sí, podríamos salir de la actual
situación, piensa Franco Berardi,
bajo las condiciones de un Estado tecnototalitario perfecto. Ambas citas aparecen en el notable estudio de Gustavo Esteva publicado en la revista Ibero (abril de 2020).
Todavía dice Gustavo Esteva: “Los medios electrónicos que se pusieron
a prueba con la pandemia y otros recursos experimentados se creará la
posibilidad técnica de someter a control pensamientos y comportamientos
de individuos que han sido homogeneizados a través de esos mismos
medios. Se implementarán experimentos que los gobiernos no se habían
atrevido a poner a prueba: cerrar universidades y escuelas para que sólo
haya enseñanza en línea, por ejemplo, y que ‘las máquinas sustituyan
todo contacto –todo contagio– entre los seres humanos’. Ni siquiera
Orwell fue capaz de imaginar distopía semejante. [...] O como advierte
Boaventura de Sousa Santos, ‘se está desmantelando democráticamente la
democracia’”.
Sin embargo, nos dice también Gustavo Esteva, “la repentina
conciencia de las incapacidades y distorsiones del régimen dominante, ha
llegado a las élites. Un editorial del diario Financial Times
exige reformas radicales ‘que inviertan la dirección política
predominante en las últimas décadas’, porque se trata de ‘forjar una
sociedad que funcione para todos’. El texto plantea que ‘los gobiernos
tendrán que aceptar un papel más activo en la economía’, pero con otro
sentido, porque los apoyos gubernamentales que han recibido empeoran la
situación. ‘La redistribución tendrá que volver a la agenda y salir de
ella el privilegio de los ricos.’ Uno de sus más sólidos defensores [ Financial Times] entierra así, con elegancia, el evangelio neoliberal”.
Kolas Yotaka, representante del gobierno taiwanés, explicó, de
acuerdo con France 24: “La seguridad social de Taiwán hace que nadie
tenga miedo de ir al hospital. Si sospechas tener coronavirus, ve sin
preocupaciones porque obtendrás una prueba gratis. Y si debes quedarte
en cuarentena durante 14 días, te pagamos la comida, vivienda y gastos
médicos.
“Análisis de big data, para el estudio dirigido por el
doctor Jason Wang, fueron las claves de la respuesta del gobierno
taiwanés a la pandemia, que además empezó a vigilar a viajeros que
habían estado en Wuhan, el epicentro del brote, el mismo día en que las
autoridades chinas avisaron a la Organización Mundial de la Salud (OMS)
de la detección de la enfermedad.”
Las conclusiones de Wang concuerdan con las advertencias que emitió el director general de la OMS el 18 de marzo:
Para suprimir y controlar la epidemia los países deben aislar, examinar y rastrear.
La cantidad de exámenes de Covid-19 se ha convertido en aquellos
países en una clave de la contención. Eso mismo hizo Corea del Sur, uno
de los casos de éxito más relevantes y que llegó a ser el segundo país
con más contagios en el mundo después de China. Actualmente registra 8
mil 565 personas infectadas pero sólo 91 muertos, menos que en Reino
Unido, donde los contagios ni siquiera llegan a 3 mil.
La cantidad de exámenes para detectar los casos de coronavirus son el
motivo de que la tasa de mortalidad sea tan baja, es decir, que haya
tan pocos muertos por tantos contagiados. Corea del Sur llegó a
identificar mucho más deprisa no sólo los casos graves, sino también
aquellos casos leves que potencialmente seguían propagando la
enfermedad.
Sin embargo, además de los desafíos políticos que implica, nos
enfrentamos a otros que han quedado relegados por la emergencia
sanitaria. Pero cuestiones como el cambio climático, la contaminación y
la pérdida de biodiversidad siguen presentes en la situación que
vivimos.
Ya se vio en China. Y ahora también en la Europa de la industria y
del transporte por carretera, que representan una buena noticia para la
consecución de los objetivos de mitigación de gases de efecto
invernadero.
De forma similar, la contaminación atmosférica en las ciudades se ha
reducido y se espera que este hecho redunde en la salud de las personas
que habitan estos núcleos, comparándolos con cerca de las 10 mil muertes
prematuras que se producen al año por la polución del aire en España.
Un descenso que podemos sumar a los fallecimientos por Covid-19 evitados
gracias al confinamiento.
¿Y la democracia qué?
No podrían perderse los avances indiscutibles habidos en este terreno.
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