Jazz
3
Antonio Malacara
Apesar de la enorme cantidad
de melómanos que habitan el Valle de México, la capital sólo cuenta con
cuatro clubes de jazz: New Orleans, Zinco Jazz Club, Pizza Jazz y
Jazzatlán (además de bares y restaurante que programan esta música una o
dos veces a la semana). Del Jazzatlán ya hablamos en la primera parte
de esta serie. Aquí va el resto.
Zinco Jazz Club. Con la mirada amable y un pliegue triste en los
labios, Ernesto Zeivy platicaba con intensidad sobre los 15 años del
Zinco cuando las cosas cambiaron en un instante: “Desde un inicio
tratamos de no cerrar, pero resultó imposible –nos comenta Ernesto–; no
era sólo servir bebidas y comida, también estaban los músicos. Hasta
cierto punto, era fácil resistirlo mientras pudiéramos vender algo, pero
ya era imposible pagar a los músicos. Además, coincidió con lo de
Eurojazz, y muchos jazzistas europeos que teníamos programados empezaron
a cancelar desde febrero, que fue cuando empezaron a ponerse mal las
cosas en Europa y a dificultarse los vuelos.
“Ahorita vamos a resistir. Lo más importante son los empleados del
lugar, familias que dependen de los salarios y las propinas. Tenemos un
compromiso con ellos y, mientras podamos, vamos a seguir pagándoles,
repartiendo lo que hay entre todos ellos.
Vamos a reabrir cuando pase esta pesadilla, porque la gente va a querer salir y venir a escuchar buena música y echarse un trago.
Pizza Jazz. Un día constatamos el toque mágico de estas pizzas
artesanales (a pesar de la expresa prohibición del cardiólogo) y
entendimos el porqué de su fama y su gran éxito. Y dado que su artífice y
propietario es uno de los mejores saxos del país (Adrián Escamilla), a
partir de 2012 se han programado grupos y propuestas de jazz en todos
sus aromas.
“Nosotros sólo cerramos como foro, en marzo –nos platica Adrián–,
porque hasta ahora seguimos operando como pizzería, atendiendo pedidos
para llevar.
“En un principio estuvimos haciendo algunos conciertos por medio de lo que conocemos como live sessions en
Facebook, pero ya después fue muy difícil hacerlos y se tuvieron que
cancelar. El último fue con Klaas Balijon, un baterista de los Países
Bajos, quien ahora vive en Chiapas.
No sabemos cuándo vamos a regresar, pero con toda seguridad vamos a reabrir el foro.
New Orleans. Éste es el club de jazz más antiguo de la ciudad (bueno,
de los que han logrado sobrevivir). Se inauguró en 1972 como Musicafé
Dos y en 1980 cambió su nombre a New Orleans para dedicarse por completo
al jazz (con eventuales fechas de blues y rock). El grupo del maestro
Juan Ramón Segundo estaba a cargo de la música cuando el lugar tuvo que
cerrar sus puertas.
“Todavía no sé hasta cuándo nos den permiso de abrir –nos dice
francamente triste Octavio Torres Borgo–, pero la situación económica
está muy difícil, me pegó muy duro. De por sí, desde marzo ya traía
retrasos en todo, la gente venía menos. Veo muy difícil que podamos
volver a arrancar… no sé cómo se vayan a presentar las cosas. A mí me
ayuda que no pago renta, pero ya son muchos años de trabajo y es muy
esclavizante estar sobre lo mismo.”
El Convite. Aunque nunca ha sido un club de jazz como tal, esta famosa fonda de comida gourmet
tiene que ser incluida en este recuento, pues los hermanos Alberto y
Edgardo Aguilar no sólo han programado jazz una o dos veces a la semana
desde hace 18 años, ellos también se han encargado de organizar sendos
festivales y conciertos de jazz y música contemporánea en el Zócalo de
la ciudad, el Parque Hundido, la Cineteca Nacional y el Palacio del
Arzobispado.
“Mantuvimos los conciertos hasta finales de marzo. Después tuvimos el
servicio a domicilio, pero decidimos cerrar todo mayo, por la parte más
fuerte de la pandemia; creemos que es arriesgado, que ya no hay las
condiciones para que haya gente trabajando junta. Es cuestión de esperar
nada más a que pase esa famosa curva
Ahora estamos colaborando con Juan Pablo Aispuro. Él organizó un proyecto para poder juntar fondos para los conciertos que está realizando en su estudio y que va a transmitir por su plataforma de Pitayo Music. Nosotros nada más hacemos difusión, para apoyar la iniciativa.
Y la nave va. Hasta principios de este 2020, había planes para la
resurrección de dos clubes icónicos de esta ciudad: Jazz Place y Papá
Beto, pero quién sabe hacia dónde soplará el viento una vez que escampe
la tormenta.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario