Utopía
Eduardo Ibarra Aguirre
Como “esquizofrénicos”, definieron dirigentes de las organizaciones de defensa y promoción de los derechos humanos al discurso y la práctica gubernamental en la materia, después del pronunciamiento de Francisco Saynez en el puerto de Veracruz.
Y no les falta razón. Veamos.
Al participar en la ceremonia de graduación de 35 cadetes de la Heroica Escuela Naval como oficiales de la Armada, que encabeza el almirante, éste lanzó el 26 de julio la siguiente parrafada nada menos que frente a su jefe Felipe Calderón:
“(…) existen grupos delictivos que tratan de manchar el buen nombre de las instituciones, utilizando grupos ciudadanos que, mediante engaños, pretenden que caigan en el juego perverso de los criminales, ya que al utilizar la bandera de los derechos humanos intentan dañar la imagen de las instituciones con el fin malévolo de obstruir la participación de las mismas en su contra y así tener el campo abierto a su maldad”.
Más allá de la carga religiosa que encierran algunos conceptos, Mariano Francisco Saynez hizo enseguida un panegírico de los derechos humanos y su defensa por los marinos, sin que su comandante supremo le enmendara la plana por la parrafada con la que abrió más la puerta para criminalizar a los dirigentes y activistas de las organizaciones civiles defensoras del derecho humanitario que, según el abogado Calderón, los marinos “tienen un profundo sentido de respeto” por él.
Testimonios de familiares de víctimas de desaparición forzada, tortura –en el centro clandestino de Coahuila--, violación sexual y robo registrados recientemente por Sanjuana Martínez y otros periodistas, desmienten el afán de Saynez Mendoza por adornarse ante el general de cinco estrellas y defenderlo frente al desastre que en derechos humanos padece México desde que decretó en forma autocrática la guerra, que ahora es lucha, contra el crimen organizado, como lo documentan las más acreditadas organizaciones internacionales independientes e incluso Naciones Unidas.
Lo más grave del asunto es que el pronunciamiento del almirante se produjo cuando desde la Secretaría de Gobernación construyen un mecanismo de protección para los defensores de los derechos humanos, además se aprobó una trascendente reforma constitucional en materia de derecho humanitario y el fuero de guerra quedó acotado para que los integrantes de las fuerzas armadas comparezcan ante tribunales ordinarios cuando cometan ilícitos contra civiles, en acatamiento de una sentencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos por parte de la Suprema Corte de Justicia.
Y como es comprensible las 15 organizaciones que participaban en la mesa con Gobernación suspendieron el diálogo para construir el mecanismo de protección, pues como bien explican, por otro lado “estigmatizan nuestras actividades” al ubicarnos “como posibles cómplices de grupos delictivos”. En tanto que la Comisión Nacional de los Derechos Humanos sigue sin atender la queja que interpusieron los organismos y el secretario de Marina persiste en la obcecación de no realizar una rectificación pública de su indemostrable aseveración.
Si bien es cierto que ésta no es la primera ocasión que desde el grupo gobernante se descalifica el trabajo de las organizaciones civiles de los derechos humanos --mientras se apapacha y hasta financia a las que justifican la intervención de las fuerzas armadas en tareas de seguridad publica--, el hecho preocupa porque se produce cuando una parte significativa de las más de 50 mil víctimas mortales de la guerra de Calderón se pusieron en movimiento para dar cauce a su dolor, convirtiéndolo en exigencia ciudadana y pareciera que en programa alternativo.
Un millar de encuentros (29-VII-11) generó opiniones de los siempre atentos lectores y amigos. Joel Ortega Juárez, desde Londres, Inglaterra, a donde acudió al nacimiento de su primera nieta, dice: “Me congratulo contigo y tus miles de lectores por el numero mil de Utopía. La libertad de expresión se defiende ejerciéndola. Un abrazo y que siga la Utopía”… Marcos A. Heredia Pérez: “Felicidades por el millar de Utopías que han dado puntual registro informativo y crítico a los acontecimientos nacionales y del resto de la aldea global, como sueles denominar al conjunto de habitantes y países que pueblan el globo terráqueo. Felicidades por el ameno e ilustrador espacio informativo”… José Antonio Guerrero Carrasco: “Mil felicitaciones por las mil Utopías, y esperamos otras mil”… Héctor Barragán Valencia: “¡Felicidades por Utopía, tu tan leída columna! Sinceramente hago mía tu satisfacción y felicidad por los primeros mil textos que has escrito a lo largo de estos años. Te mando un gran abrazo”... Ricardo Amann Escobar: “¿Y qué me dices de Forum en Línea? ¿Por qué escribes que: "... y Forum son casos emblemáticos porque ya desaparecieron?". Bien para la democracia que tenemos Utopía y Forum en Línea”… María Teresa Menéndez Monforte: “Muchas felicidades por haber llegado a la Utopía 1000”… Y otras más que registraré.
Eduardo Ibarra Aguirre
Como “esquizofrénicos”, definieron dirigentes de las organizaciones de defensa y promoción de los derechos humanos al discurso y la práctica gubernamental en la materia, después del pronunciamiento de Francisco Saynez en el puerto de Veracruz.
Y no les falta razón. Veamos.
Al participar en la ceremonia de graduación de 35 cadetes de la Heroica Escuela Naval como oficiales de la Armada, que encabeza el almirante, éste lanzó el 26 de julio la siguiente parrafada nada menos que frente a su jefe Felipe Calderón:
“(…) existen grupos delictivos que tratan de manchar el buen nombre de las instituciones, utilizando grupos ciudadanos que, mediante engaños, pretenden que caigan en el juego perverso de los criminales, ya que al utilizar la bandera de los derechos humanos intentan dañar la imagen de las instituciones con el fin malévolo de obstruir la participación de las mismas en su contra y así tener el campo abierto a su maldad”.
Más allá de la carga religiosa que encierran algunos conceptos, Mariano Francisco Saynez hizo enseguida un panegírico de los derechos humanos y su defensa por los marinos, sin que su comandante supremo le enmendara la plana por la parrafada con la que abrió más la puerta para criminalizar a los dirigentes y activistas de las organizaciones civiles defensoras del derecho humanitario que, según el abogado Calderón, los marinos “tienen un profundo sentido de respeto” por él.
Testimonios de familiares de víctimas de desaparición forzada, tortura –en el centro clandestino de Coahuila--, violación sexual y robo registrados recientemente por Sanjuana Martínez y otros periodistas, desmienten el afán de Saynez Mendoza por adornarse ante el general de cinco estrellas y defenderlo frente al desastre que en derechos humanos padece México desde que decretó en forma autocrática la guerra, que ahora es lucha, contra el crimen organizado, como lo documentan las más acreditadas organizaciones internacionales independientes e incluso Naciones Unidas.
Lo más grave del asunto es que el pronunciamiento del almirante se produjo cuando desde la Secretaría de Gobernación construyen un mecanismo de protección para los defensores de los derechos humanos, además se aprobó una trascendente reforma constitucional en materia de derecho humanitario y el fuero de guerra quedó acotado para que los integrantes de las fuerzas armadas comparezcan ante tribunales ordinarios cuando cometan ilícitos contra civiles, en acatamiento de una sentencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos por parte de la Suprema Corte de Justicia.
Y como es comprensible las 15 organizaciones que participaban en la mesa con Gobernación suspendieron el diálogo para construir el mecanismo de protección, pues como bien explican, por otro lado “estigmatizan nuestras actividades” al ubicarnos “como posibles cómplices de grupos delictivos”. En tanto que la Comisión Nacional de los Derechos Humanos sigue sin atender la queja que interpusieron los organismos y el secretario de Marina persiste en la obcecación de no realizar una rectificación pública de su indemostrable aseveración.
Si bien es cierto que ésta no es la primera ocasión que desde el grupo gobernante se descalifica el trabajo de las organizaciones civiles de los derechos humanos --mientras se apapacha y hasta financia a las que justifican la intervención de las fuerzas armadas en tareas de seguridad publica--, el hecho preocupa porque se produce cuando una parte significativa de las más de 50 mil víctimas mortales de la guerra de Calderón se pusieron en movimiento para dar cauce a su dolor, convirtiéndolo en exigencia ciudadana y pareciera que en programa alternativo.
Acuse de recibo
Un millar de encuentros (29-VII-11) generó opiniones de los siempre atentos lectores y amigos. Joel Ortega Juárez, desde Londres, Inglaterra, a donde acudió al nacimiento de su primera nieta, dice: “Me congratulo contigo y tus miles de lectores por el numero mil de Utopía. La libertad de expresión se defiende ejerciéndola. Un abrazo y que siga la Utopía”… Marcos A. Heredia Pérez: “Felicidades por el millar de Utopías que han dado puntual registro informativo y crítico a los acontecimientos nacionales y del resto de la aldea global, como sueles denominar al conjunto de habitantes y países que pueblan el globo terráqueo. Felicidades por el ameno e ilustrador espacio informativo”… José Antonio Guerrero Carrasco: “Mil felicitaciones por las mil Utopías, y esperamos otras mil”… Héctor Barragán Valencia: “¡Felicidades por Utopía, tu tan leída columna! Sinceramente hago mía tu satisfacción y felicidad por los primeros mil textos que has escrito a lo largo de estos años. Te mando un gran abrazo”... Ricardo Amann Escobar: “¿Y qué me dices de Forum en Línea? ¿Por qué escribes que: "... y Forum son casos emblemáticos porque ya desaparecieron?". Bien para la democracia que tenemos Utopía y Forum en Línea”… María Teresa Menéndez Monforte: “Muchas felicidades por haber llegado a la Utopía 1000”… Y otras más que registraré.
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