La Muestra
Carlos Bonfil
El
trabajo de Jia Zhangke, uno de los realizadores más estimulantes de la
llamada sexta generación de cineastas chinos, se conoce en México
gracias a los festivales de cine. Considerado un autor hermético,
afecto a presentar en tono documental narraciones a menudo densas, el
director de Plataforma (2000), Still life (2006) o 24 City
(2008), incursiona ahora en un relato coral de ficción con cuatro
historias que, entrelazadas, tienen como punto de fusión la violencia
extrema. Un toque de pecado (alusión directa al clásico Un toque de zen, de King Hu, 1971), elabora una radiografía de la China actual volcada de lleno al capitalismo de estado.
Las cuatro travesías personales descritas revelan un clima de
exasperación social por la corrupción generalizada, los inclementes
ritmos laborales, las redes de prostitución ligadas al poder, la
voracidad patronal y, sobre todo, por la indefensión del individuo en
una sociedad crecientemente mercantilizada. Nunca hasta ahora había
trazado el director un cuadro tan ácido y pesimista de las
desigualdades sociales en un país cuyo sistema social pretende haberlas
abolido. Con una sorprendente incursión genérica en los terrenos del western o del cine de acción gore,
las historias transitan aquí del ámbito rural al frenesí urbano para
mostrar a personajes orillados a hacerse justicia por mano propia
debido a la virtual cancelación de otras opciones de reparación de los
agravios.
La
venalidad impune de un cacique en una aldea provoca la respuesta
extrema de un individuo indignado; de igual modo, una joven citadina se
transforma en criminal luego de padecer el escarnio por su conducta
adúltera y otras vejaciones sexistas. Son historias de exasperación
individual que informan de un deterioro social inocultable, que el
realizador plasma con mayor fuerza expresiva eligiendo hoy la ficción
sobre el registro documental. Esa opción permite, hasta cierto punto,
burlar a la censura local presentando como excesos genéricos de un cine
violento lo que en realidad son cuestionamientos muy críticos a un
pujante capitalismo salvaje.
La estructura de la cinta es sugerente. Dos de los relatos exhiben
una violencia límite en contraste con la violencia contendida de los
otros dos, donde el resentimiento social y una conducta en apariencia
inexplicable operan como detonadores del suspenso. Los relatos no
tienen entre sí una separación clara, lo que permite un flujo narrativo
que entremezcla y difumina misteriosamente las acciones violentas en un
magma de sordidez y fatalismo. No hay postura moralista ni tampoco un
obvio propósito de denuncia social. Zhangke muestra cómo el cine
genérico es capaz de asimilar las virtudes del documental para exhibir
una degradación social con la estrategia eficaz de su propia inventiva
artística. Un estupendo cierre de la Muestra.
Se exhibe en la sala 1 de la Cineteca Nacional a las 12 y 18:30 horas.
Twitter: CarlosBonfil1
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