Mathieu Tourliere
MÉXICO,
D.F. (apro).- Mientras que los líderes mundiales se reunieron hoy en la
Cumbre del Clima 2014 para presentar sus soluciones al cambio
climático, extender el uso de las energías renovables y reducir las
emisiones contaminantes, en México las reformas que promueve el
gobierno de Enrique Peña Nieto auguran el “peor retroceso ambiental en
los últimos 25 años”, denunciaron integrantes de Greenpeace México.
El pronunciamiento ocurre cuando faltan por aprobarse tres reformas
importantes para el medio ambiente: la de aguas nacionales, la del
campo y el llamado “paquete verde” relacionado con los cambios
energéticos.
Según Greenpeace, el gobierno enfocará estas reformas en beneficiar
a los industriales, en particular a los del sector energético, minero o
agroindustrial; mientras que la Ley de Transición Energética, que se
discutió durante la anterior administración panista, sigue congelada en
el Senado.
De hecho, durante el Congreso Mexicano de Energías Renovables, que
se llevó a cabo a finales de mayo pasado, dejaron de acudir el
secretario de Energía, Joaquín Coldwell, y el director de la Comisión
Federal de Electricidad (CFE), Enrique Ochoa.
De acuerdo con Greenpeace, al abrir las puertas de México a la
fracturación hidráulica y a la producción de organismos genéticamente
modificados, entre otros, las futuras reformas del agua y del campo
podrían agravar una situación ya catastrófica:
Cerca de 70% de los ríos mexicanos están contaminados; cada año se
pierden alrededor de 480 mil hectáreas de bosques, mientras que 92% de
los incentivos al campo se destinan a los agroindustriales.
El primer paquete de la reforma energética ni siquiera menciona el
cambio climático, lamentó Arturo Rojas, responsable del enlace
legislativo de la organización, aunque sí promueve el gas natural como
una energía limpia, cuando en realidad su combustión emite gases de
efecto de invernadero (GEI).
“Es absurdo que hoy nuestro presidente esté en Nueva York como
representante de México, diciendo que está interesado en temas de
cambio climático, cuando la política energética, que es una de las
principales fuentes de GEI de este país, está desvinculada de la
política climática”, señaló.
“El gas natural es un hidrocarburo como cualquier otro”, insistió
Rojas, pues una energía limpia se caracteriza por no emitir GEI. Y
lamentó: “Seguimos en México con los hidrocarburos como matriz de
nuestra política energética”.
Promesas vacías
Durante su discurso ante la ONU, Peña Nieto sostuvo que “la reforma
energética incrementará la producción de gas natural y su importación,
acelerando la sustitución de combustóleo y diesel en distintos procesos
industriales, incluida la generación de electricidad y el transporte”,
y añadió que “en México la atención al cambio climático es un
compromiso de Estado”.
Al abrir la sesión, el secretario general de la ONU, Ban Ki Moon,
urgió a los gobiernos a fijarse como meta de finales del siglo el no
emitir más carbono que lo que el planeta pueda absorber. Por lo
anterior, llamó a “establecer un precio para el carbono”.
Luego se sucedieron las intervenciones de jefes de Estado en la
tribuna de la ONU para prometer mejorías en su gestión ambiental y
proponer un balance positivo de sus acciones para reducir las emisiones
de GEI.
En sus propuestas, la Cumbre de Nueva York no rompió con la Cumbre
de Copenhague, de 2009, que despertó grandes expectativas entre los
defensores del medio ambiente, sobre todo a raíz del anuncio de un
“fondo verde” dotado de 100 mil millones de dólares anuales para ayudar
a eliminar de manera progresiva el consumo de carbono.
Sin embargo, cinco años después, las promesas de los estados y de
los actores privados quedaron incumplidas, ya que las emisiones de GEI
siguieron disparándose sin tendencia a la estabilidad, aparte de que el
famoso fondo todavía busca dónde conseguir su financiamiento, que se
mantendrá muy por debajo del monto anunciado.
Ante la apatía de los actores políticos, financieros y empresariales
respecto del tema ambiental, más de 300 mil personas marcharon en Nueva
York el domingo pasado, a la par de otras 2 mil 500 manifestaciones en
158 países, bajo el mismo lema: “Señores jefes de Estado, ¡Actúen!”.
Pero durante la cumbre de hoy, “los líderes mundiales congratularon
al sector privado en una serie de promesas vacías en vez de plantear un
acuerdo global para revertir el cambio climático, que ya tiene inmensos
impactos sobre las comunidades pobres en el mundo”, denunció Brandon
Wu, asesor en la ONG ActionAid.
Por su parte, el experto de Oxfam sobre el cambio climático en la
Unión Europea (UE), Jean-Cyril Dagorn, reaccionó ante la declaración
del presidente de la Comisión Europea, José Manuel Barroso, quien
prometió que la UE dedicará 20% de su presupuesto hasta 2020 para
combatir el cambio climático.
“La UE no lleva nada nuevo a la mesa de negociaciones y pretende ser
un campeón del clima. Para llegar a esa meta, la UE necesita dejar de
utilizar los combustibles fósiles y preparar un paquete de casas
verdes, reducción de emisiones, energías renovables y metas de
eficiencia energética para 2030”, subrayó Dagorn.
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