Carlos Bonfil
La Jornada
La 36 edición del Foro Internacional de Cine da inicio hoy en la Cineteca Nacional con la proyección de Te prometo anarquía, del
realizador de origen guatemalteco, radicado en México, Julio Hernández
Cordón. Diferente por su temática, aunque no tanto por su tono
narrativo, de algunas cintas anteriores suyas (Gasolina, 2008; Las marimbas del infierno, 2010),
la nueva propuesta sorprende por su exploración del territorio urbano
que literalmente surcan sus protagonistas, un grupo de patinetos o skaters, cuya
vida cotidiana captura el cineasta de manera notable. A un paso del
registro documental, con un certero oído para el habla coloquial juvenil
de las barriadas, el argumento combina una historia de amores
masculinos (en rigor, una amistad homoerótica contrariada por las
circunstancias) entre Johnny, alias Pelucas (Eduardo Eliseo
Martínez), joven bisexual, y Miguel (Diego Calva), joven de clase media
alta. Ambos controlan una pequeña red de tráfico de sangre y se procuran
dinero fácil dejándose
ordeñarperiódicamente y convenciendo a otras personas de bajos recursos para que hagan lo mismo.
Como en una trama de cine negro, esa explotación de rutina, cuyos
beneficiarios finales son los capos del crimen organizado, cobra tintes
trágicos cuando 50 vendedores de sangre terminan siendo secuestrados.
Ante un suceso tan brutal, cabría esperar una crisis moral profunda de
los dos jóvenes, que pierden el control del negocio y se vuelven
cómplices involuntarios del rapto. Lo que prevalece en ellos, sin
embargo, es una inquietante mezcla de amoralidad y apatía. Así, más que
la pequeña trama sentimental que propone la cinta, es esta indiferencia
juvenil, aunada a la brutalidad de la delincuencia organizada, la que se
revela como barómetro preciso del clima de descomposición social que
vive el México actual.
El registro visual de Cordón es muy atractivo, desde la
sensualidad de la primera secuencia hasta la ambientación en locaciones
capitalinas poco presentes en el cine mexicano reciente. El diseño
sonoro y la música capturan también con acierto el ritmo febril de esos
surfistas del asfalto en secuencias que recuerdan lo mismo al cine de
Larry Clark (Wassup, rockers, 2005) que al de Gus Van Sant (Paranoid park, 2007) en sus confusas actitudes iconoclastas, o al del Xavier Dolan de Los amores imaginarios (2010),
cuando en la intimidad los dos jóvenes y una chica viven, con similar
extravío, sus desencuentros y reacomodos eróticos. Una cinta nerviosa e
insegura en algunos de sus planteamientos narrativos, aunque tan vital y
provocadora como esos protagonistas suyos que por momentos de intenso
lirismo consiguen triunfar sobre su propia apatía, Te prometo anarquía es una cinta singular en nuestro medio y un estupendo arranque en este Foro.
Se exhibe hoy en la sala 3 de la Cineteca Nacional. 12 y 17:30 horas (con presencia del realizador en esta última función).
Twitter: @CarlosBonfil1
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