Mercedes Alonso
Santo Domingo, 23 feb. 17. AmecoPress/SEMlac.- Mientras
el Banco BHD León en Dominicana promueve hasta el próximo 28 de febrero
una propaganda para premiar "a esa mujer que cambia el mundo", en
centenares de barrios y bateyes las amas de casa y potenciales cabezas
del hogar despliegan inenarrables acciones y multiplican "panes y peces"
para dar de comer a sus hijos e hijas, según destaca Listín Diario bajo
un titular que afirma: "La pobreza sigue teniendo rostro de mujer".
El periodista Benny Rodríguez, de ese medio informativo, se
refiere en el texto a la entrevista concedida por Sarah Julia Jorge,
directora ejecutiva de Mujeres en Desarrollo Dominicana (MUDE), a un
espacio radial en Barahona, provincia ubicada en el sur profundo del
territorio nacional.
Julia
Jorge aseguró entonces lo que sigue siendo una realidad latente: "La
pobreza en la República Dominicana continúa con rostro de mujer, por lo
que es necesario que se adopten políticas claras y pertinentes para
impactar positivamente a este segmento de la población".
Pese a
que se han producido algunas señales de progreso en términos de igualdad
de género, la discriminación femenina en relación con el acceso al
empleo y el tipo de ocupación evidencian un incumplimiento de las normas
para su protección.
Se plantea que durante los últimos 15 años ha
existido una gran brecha entre hombres y mujeres con respecto a
oportunidades de trabajo y calidad del empleo, según un informe de la
Oficina Internacional del Trabajo (OIT).
En la República
Dominicana, el desempleo oscila alrededor del 14,9 por ciento, los
hombres marcan aproximadamente un ocho por ciento; mientras que las
mujeres alcanzan más del 24. Datos del Banco Central (BC) establecen que
el desempleo en el sector femenino es tres veces mayor que en los
varones.
Es significativo que en la zona suroeste MUDE se enfoca
en las áreas de capacitación en derechos humanos y calidad educativa con
equidad de género y desarrollo económico.
Los pequeños
emprendimientos, la salud y el apoyo financiero a la pequeña y la
mediana empresa están entre sus principales esfuerzos. Sarah Jorge
enfatiza que esta labor implica el empleo de "fondos provenientes de la
cooperación internacional y contrapartida del gobierno nacional y
programas impulsados por la responsabilidad social corporativa"; pero
propone una mayor presencia del empresariado, ya sea local, regional, o
nacional que contribuya a una mejor incidencia en la zona.
La
dirigente femenina habla con particular ímpetu del proyecto que llevan a
cabo en las provincias más pobres del país, como Barahona, San Juan de
la Maguana, Bahoruco e Independencia, donde se promueven la artesanía,
fabricación de dulces, salones de belleza, y la rehabilitación de
pequeñas plantaciones de plátano en algunas zonas.
Insuficiente
El
viernes 17 de febrero, decenas de mujeres residentes en distintos
parajes de Valle Nuevo, provincia Constanza, en el centro de la nación,
marcharon vestidas de negro en demanda de que el presidente Danilo
Medina tome en sus manos el problema que afecta a la producción
agrícola, "que les impide cultivar las tierras, a raíz de la Resolución
14-2016 del Ministerio de Medio Ambiente, que entró en vigor el pasado
29 de enero", tal y como dio a conocer Listín Diario.
Las
manifestantes enarbolaron pancartas alusivas al problema que enfrentan
en unas siete comunidades, cuyas tierras no pueden ser cultivadas porque
"Medio Ambiente ha desmantelado las infraestructuras de riego".
Denunciaron,
además, que el asentamiento militar en sus comunidades ha impedido las
siembras, pues no se les permite ingresar "semillas, fertilizantes,
instrumentos de labranza y otros elementos relacionados con las labores
agrícolas".
A las voces de las protestantes se sumaron los
sacerdotes Rogelio Cruz y Pedro Bautista, quienes expusieron que "la
lucha continuará a diferentes niveles porque, a su juicio, el Gobierno
se ha hecho de la vista gorda ante el drama que viven los agricultores y
sus familias". Declararon que la próxima actividad se realizará frente
al Palacio Nacional.
Una de las mujeres, Ramona Aybar, alegó
indignada durante la caminata: "Yo tengo tres hijos en la universidad,
han tenido que parar sus estudios (…), yo le pregunto al Gobierno, qué
va a hacer con tantos niños si sus padres no pueden trabajar para
mantenerlos", dijo.
Mercado laboral
El
artículo 63 de la Constitución dominicana establece el derecho a una
"educación integral, de calidad, permanente, en igualdad de condiciones y
oportunidades".
La Estrategia Nacional de Desarrollo (END
2010-2030) establece la integración del enfoque de género como eje
transversal en toda política pública y argumenta en uno de sus párrafos:
"No obstante, el tipo de trabajo que realizan la mujer y el hombre, la
suma de los salarios percibidos y las posibilidades de ascenso en el
mercado laboral implican diferencias y demuestra cómo, a pesar de la
superioridad respecto a la formación universitaria, técnica y/o de años
de escolaridad con relación al hombre, las condiciones para la mujer son
discriminatorias y no se toma en cuenta su capacidad productiva."
Prosigue
el contenido que "las relaciones entre los géneros masculino y femenino
en las zonas rurales se establecían bajo un estricto código de
características y roles de género que sustentaban la división
tradicional del trabajo. En este sentido, las tareas domésticas,
incluyendo el trabajo agrícola y la pecuaria de subsistencia, estaba a
cargo de las mujeres; los hombres, por su parte, se van insertando en la
proletarización de las labores agrícolas".
Pero aclara el
documento que "la crisis económica y las políticas de ajuste estructural
aplicadas durante las décadas de los años ochenta y noventa, rompió el
patrón de división social en la unidad familiar, donde la mujer tenía el
rol de criar los hijos. El proceso se acicateó con la elevación del
nivel educativo y las nuevas ideas sobre el rol de la mujer en el
desarrollo; esto condujo a la incorporación masiva de la mujer al
mercado de trabajo y la política".
No obstante, pese a que
desempeñan un rol primordial en la economía de los hogares y representan
en gran medida las principales garantes de su subsistencia, las mujeres
en las zonas rurales son subvaloradas en las actividades productivas
que ejecutan en condiciones de escasez de agua y múltiples
anormalidades, en jornadas que duplican sus esfuerzos y, aun así,
continúan invisibilizadas.
Foto: SEMlac.
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Internacional – Economía - Mujeres rurales – Empleo y género – Pobreza y género - Empoderamiento. 23 feb. 17. AmecoPress.
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