Maciek Wisniewski *
Mientras la mayoría de voces en torno al escandaloso tuit de Benjamín Netanyahu en el que aplaudía a Donald Trump por querer construir-expandir el muro en la frontera con México [
El presidente Trump tiene razón. Construí un muro en la frontera sur de Israel. Detuvo la migración ilegal. Gran éxito. Gran idea(@netanyahu, 28/1/17)] se centraban en
lo ofensivo que resultaba para los mexicanoso en las características de los muros en cuestión –más allá de la casuística, ninguno de los dos muros israelíes
se salva: el de Cisjordania (ilegal a la luz del derecho internacional) no es por
seguridadsino por colonialismo-despojo de tierras, y el de Egipto no es por
migraciónsino por racismo (972 Magazine, 3/2/17)–, desapercibida quedaba la manera en que este
gesto, lejos de ser un accidente, se inscribía en una oscura
constelación de ideascompartida por ambos políticos, que revela y confirma a la vez:
• perturbadoras afinidades ideológicas entre ellos y sus campos (con viejos antecedentes);
• similares patrones de racismo y xenofobia (en las que México y Palestina se vuelven
intercambiables);
• y preocupantes mutaciones ideológicas por las que pasa EU (emulando a Israel).
Primero: es un hecho que trumpismo y sionismo comparten hoy las mismas tendencias tribales, exclusivistas, racistas y supremacistas, estando en la
vanguardia mundialde erigir los muros. Aunque la simultánea presencia en la administración de Trump de sectores antisemitas (Bannon) y pro sionistas (Kushner/Friedman) puede parecer sorprendente, no es ninguna contradicción (Forward, 19/2/17). Históricamente ambas ideologías compartían fines, enemigos, criterios políticos y odios comunes [concentración de judíos
en un solo lugar(Israel); izquierda-comunismo; etnonacionalismo; diversidad]. Ambas tienen una larga –previa al Holocausto– historia de colaboración [el
sionismo revisionistade Zeev Jabotinsky (1880-1940), tachado por comunistas judíos, bundistas y la izquierda sionista de
fascista(¡sic!) y del cual Likud, el partido de Netanyahu –cuyo padre fue secretario de Jabotinsky– se dice heredero,
flirteabacon fascistas polacos, italianos y con los propios nazis (Lenni Brenner, Zionism in the age of dictators, 1983, 334 pp.)]. Richard Spencer, líder de la alt-right y gran fan del muro, admira al sionismo por su afán de “mantener la ‘homogeneidad racial’ y la mayoría blanca” y apunta a las políticas racistas del Estado de Israel como el ejemplo de una necesaria
limpieza racialen EU (CNN, 6/12/16) y la creación un
etno-Estado(Forward, 7/12/16).
Segundo: el uso de la figura de un
mexicanopor Trump desde luego evoca el
clásico trucofascista de culpar de las enfermedades en la sociedad a un
agente externoy ofrecer una rápida solución sanativa: su expulsión-exterminación. Pero hoy ya no es el
judíoquien funge de sistémico chivo expiatorio, sino un
musulmán. La judeofobia ya fue sustituida sistémicamente por la islamofobia y ésta es el verdadero antisemitismo de Trump, por lo que los mexicanos no son
sus judíos, sino
sus musulmanes. Así se percibe mejor la dimensión de la
palestinizaciónde México, reflejada en: a) reiteradas alabanzas de Trump al muro israelí,
una solución que funciona [¡sic!] y es reproducible acá( Página/ 12, 8/2/17; The Guardian, 26/9/16); b) la manera en que un “migrante/delincuente/ narco” resulta intercambiable con un
terroristay un
indocumentado (mexicano)representa la misma
amenazaque un
refugiado (palestino); y c) la medida en que todos estos muros –más allá de sus
fines prácticos– responden a las mismas ansiedades de las sociedades de sus países. Dichas analogías no son ajenas al propio Netanyahu, que desde un ángulo muy diferente y desde hace tiempo viene asegurando que
los palestinos son para los israelíes lo que los mexicanos para los estadunidenses[
una bomba demográfica a desmantelar], paralelo que (ab)usaba para torpedear la creación de un Estado palestino arguyendo que “si surgía uno en Cisjordania, los mexicanos iban a querer un ‘segundo México’ al sur de EU” [¡sic!] (véase su libro: Durable peace, 2000, p. 164-165),
destapándoseasí ya no solo como islamófobo, sino también como mexicanófobo que odia
a todos los morenos que quieren convertir a los blancos en una minoría, sea en Galilea o Texas( 972 Magazine, 27/11/14).
Tercero: el reverso natural de la
palestinización de Méxicoes la
israelización de EU(reflejada en el muro mismo planeado con empresas israelíes), un buen término para hablar de los cambios bajo Trump, que alude al proceso de degeneración política por el que desde hace tiempo pasa Israel, que abarca
fundamentalización(S. Sand),
fascización(M. Warschawski) y Gleichschaltung (U. Avnery) [y eso sin hablar del colonialismo, racismo institucional, apartheid de facto y medidas antimigratorias mucho más severas que las de Trump –véase: The Independent, 30/1/17–, que curiosamente nunca han preocupado ni
indignadotanto al mainstream liberal como el tuit sobre México].
El
Muro de Hierroes una clásica figura del pensamiento sionista. Acuñada por Jabotinsky (1923), nació como una
estrategia negociadora.
Según él, los árabes no iban a permitir así no más la erección de un
Estado judío en Palestina, así que había que construir primero un
considerable poderío militar (
fase I) y solo después –desde la posición de fuerza– hablar con ellos (
fase II).
Resulta paradójico que es la ultraderecha israelí la que
bastardeóla fórmula de su principal ideólogo.
Ariel Sharon, edificando el muro en Cisjordania, convirtió la metáfora en una triste realidad (véase: Avi Shlaim, Israel and Palestine,
2009, p. 291), y Netanyahu –que de su homólogo estadunidense recibe lo
que quiere: mano libre en expandir los asentamientos ilegales y marcha
atrás a la
solución de dos estados(Electronic Intifada, 15/2/17)– nunca tuvo la voluntad de moverse hacia la
fase II.
Según algunos el muro de Trump –alias el Negociator (Slim dixit)– es pensado como un argumento de fuerza para las futuras negociaciones con México (TLCAN).
Lo más probable, sin embargo, es que el muro, o incluso –si nunca
llega a concretarse– su solo espectro, le servirá (igual que el suyo le
sirve a Netanyahu) para ir alargando ad infinitum la
fase I, alimentando el conflicto permanente.
*Periodista polaco
Twitter: @MaciekWizz
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