2/26/2017

Luiz Márquez en México


Jazz
Antonio Malacara
El blues y el rhythm & blues del grupo Árbol (con ciertas dosis de boogie) y la gran capacidad instrumental de sus integrantes convirtieron a este cuarteto en uno de los grupos más importantes de Ciudad de México a mediados de los años 70. La pachequez y el éxito del Festival de Avándaro sirvieron de pretexto para que el gobierno reprimiera (y casi proscribiera) todo lo que tuviera que ver con el rock y sus afluentes. Sólo unos cuantos se mantuvieron de pie.
Alejandro Anaya tocaba el bajo y cantaba, Julio Espíndola estaba en la guitarra, Víctor Illarramendi en la batería y Luis Gerardo Márquez en el sax alto y la armónica. En un tiempo Lalo Toral se encargó del piano. A la salida de Espíndola pasaron por ahí verdaderos maestros de la guitarra: César Cal, Luis Pérez, Polo Ladrón de Guevara, José Terán, Billy Valle, chavos veinteañeros que improvisaban, proponían y dibujaban armando un ejercicio estético tan intenso y disciplinado como desmadroso y catártico. Y el sax en medio.
A todos nos dejaban boquiabiertos. Pero los tiempos eran tan difíciles que Árbol no pudo grabar un solo disco y su música tuvo que permanecer en las vacilantes arcas de la memoria. Iniciando la nueva década, sin abandonar las filas de Árbol, Luis Gerardo Márquez, César Cal y Polo Ladrón de Guevara armaron un trío acústico que echaba mano del virtuosismo, el jazz y la música flamenca. Meses después, Luis formó una potentísima banda con 12 o 14 metales, que bajo el nombre de Ebbó ganó el tercer lugar del primer concurso de jazz organizado por la Universidad Nacional Autónoma de México.
Pero por más capacitado o talentoso que fueras, por más convencido que estuvieras de tus rutas y tus propuestas, sobrevivir en medio de estos proyectos era algo muy, muy complicado (mucho más que ahora, nomás imagínense). Fue entonces que Luis se deja convencer por su esposa, la bailarina y coreógrafa belga Kristel Stefens, y en 1984 se van a vivir a Bélgica, a Gante específicamente, donde el joven maestro empieza a abrirse paso sin ceder una sola micra en sus convicciones musicales y artísticas.
Ya con músicos locales, y con el nombre de Luiz Márquez, forma el grupo Mezcal, con el que propone nuevas vertientes y nuevos matices que de inmediato fueron identificados como etno-jazz; los saxofones cohabitaban el escenario con las caracolas marinas, las percusiones prehispánicas se mezclaban con los beats europeos, nuevos sonidos y nuevas formas de la belleza se apoderaban de la atmósfera. Sonidos y formas que, además, nunca han dejado de variar y transformarse en el tiempo.
“Ahora estoy trabajando con el folclor europeo y el blues –comenta Luiz–, más dentro del country blues. En los tres años recientes he estado trabajando mucho con cantautores del nuevo folclor, como Gabriela Arnon, pero sin abandonar mi proyecto, mi quinteto de jazz. La diferencia de estos nuevos cantautores con los más tradicionales es que con ellos la música es libre; por momentos entro y sueno medio free o medio funky. Hay mucha improvisación. Además todos ellos son excelentes poetas, tienen textos muy intensos.”
Pero, a pesar de las distancias y los primermundismos, la lucha contra la dictadura del mercado no ha desaparecido. “Nos manejamos en un circuito subterráneo –agrega el maestro–, pero muy interesante, porque no por subterráneo deja de ser profesional. Trabajamos en teatros más alternativos, pero con toda la infraestructura de un teatro grande, con muy buen sonido y buenas luces. Claro que son lugares íntimos, y eso es muy bueno. Aquí en Gante hay un nuevo club de blues y jazz, el Mississippi, donde tocas para 130 personas cuando está lleno, pero es muy buen lugar”.
Con su proyecto personal, Luiz Márquez ha grabado seis discos (está por salir un acoplado con música de los seis), y ahora con un formato de quinteto, en marzo estará en el Theater de Garage, en Venlo, Holanda, y visitará México en mayo para ofrecer conciertos en el Jazzatlán, La Casa del Mendrugo, el Museo del Chopo, Jazz Place y Ruta 61, además de otros foros que todavía no confirman fechas específicas. La banda está formada por Renato Márquez (hijo de Luiz) en el violín, Eric Neels en guitarra, Jouni Isoherranen al bajo, Carlos Acosta (cubano) en las percusiones y Luiz en saxos, flautas y armónicas.
Realmente valdrá la pena darse una vuelta por cualquiera de estas presentaciones, y no sólo por la
calidad de la música y de los músicos, sino porque al frente del proyecto viene uno de esos personajes imprescindibles para la humanidad, uno de esos seres extraños que se atreven a dejarlo todo para poder ser ellos mismos. Salud.

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