Contra
la posibilidad de una alianza política entre el Partido Revolucionario
Institucional (PRI) y el Partido Acción Nacional (PAN) –que a muchos
simpatizantes haría feliz como una posible vía para derrotar la
propuesta de Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) y Andrés
Manuel López Obrador–, en el Banco de México (Banxico) y en la
Secretaría de Hacienda y Crédito Público se siguen tejiendo los vínculos
y los acuerdos para mantener la alternancia bipartidista.
Los
hechos, las fechas y los antecedentes lo demuestran y por ello la
permanencia de Agustín Carstens en la gubernatura del Banco de México
resulta tan importante más allá de la estabilidad que ahora se observa
en el tipo de cambio. En altos círculos gubernamentales se comenta que
el próximo enroque para José Antonio Meade sería, precisamente, la
gubernatura del Banco de México. Aunque para muchos, Meade debería ser
el mejor candidato a la Presidencia por el PRI, su llegada al Banco de
México sería estratégica para apuntalar la continuidad y el modelo
económico que panistas y priistas han compartido en las últimas décadas.
Tanto Carstens como Meade han participado ya en varios enroques y en la
continuidad de proyectos de política pública que han involucrado al PAN
y al PRI. Veamos: cuando Carstens fue designado subdirector del Fondo
Monetario Internacional dejó a Meade varios pendientes vinculados con
las reformas financieras que incluyeron la desintegración de Banrural y
la apertura de la Financiera Rural, la cual quedó a cargo de una persona
de su equipo, José Antonio Mead. Así, la escuela de pensamiento
económico ortodoxo (en donde el crecimiento económico y el combate a la
pobreza no son lo más importante) ligado a la línea de los llamados Chicago Boys, se ha mantenido en el gobierno.
Bueno,
pues frente a la posibilidad de que el escenario político se complique
con el ascenso de Morena en las encuestas, el lugar más seguro para la
alianza PRI-PAN es Banco de México porque la Secretaría de Hacienda y
Crédito Público ahora sí se perdería. Para quienes defienden la
autonomía del venerable instituto central, tal afirmación es una
tontería, un sacrilegio y una ofensa. Sin embargo, los hechos lo
confirman: entre Hacienda y Banco de México los panistas y priístas han
compartido el verdadero control de la economía, del país y de los
recursos. Carstens se queda hasta octubre cuando ya se tendría casi
definido el paquete económico para 2018 y Meade podría liberarse de la
gran responsabilidad para llegar a Banco de México.
¿Quién es Agustín Carstens?
Licenciado
en economía por el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM)
desde 1982, su preparación académica continuó hasta 1985. Dejó el
beisbol por los números, fue subgerente y tesorero del Banxico, fue
segundo al mando en el Fondo Monetario Internacional, y secretario de
Hacienda durante el gobierno de Felipe Calderón. Ha sido gobernador del
Banco de México y éste es su segundo periodo luego de que Enrique Peña
Nieto lo postuló ante el Senado de la República.
Con una carrera
totalmente financiera, pasión por la lectura, el deporte, los
chilaquiles y del buen jazz, Agustín Carstens Carstens tiene ahora en su
bolsillo la dirección del Banco Internacional de Pagos, una de las carteras multilaterales más importantes a nivel mundial.
Se
tituló de la licenciatura en economía con mención honorífica por el
ITAM en 1982. Aunque muy joven, las amistades cosechadas durante la
universidad le van abriendo camino en el gobierno federal; sin embargo,
antes de comenzar una carrera prominente como funcionario público su
preparación académica no terminó en la licenciatura.
En 1983
obtuvo una maestría en economía y posteriormente un doctorado en la
misma ciencia en 1985, que concluyó en 3 años, tiempo récord; ambos
títulos fueron otorgados por la Universidad de Chicago, institución que
formó a varios economistas mexicanos y que tuvieron cabida en el
gobierno federal para desarrollarse profesionalmente.
Suerte que
también le tocó a Agustín Carstens, quien a su regreso a México se
colocó como subgerente del Banco de México, después sería tesorero, y en
1993, nombrado asesor del director general del Fondo Monetario
Internacional.
De 1999 a 2000 fue director ejecutivo del FMI
(representando a Costa Rica, El Salvador, España, Guatemala, Honduras,
México, Nicaragua y Venezuela) tras una exitosa carrera en el Banco de
México donde fue director general de Investigación Económica y jefe de
gabinete de la oficina del gobernador. Se le asignó la organización de
la Conferencia Internacional de las Naciones Unidas sobre la
Financiación para el Desarrollo, que tuvo lugar en Monterrey y de varias
reuniones del Grupo de los 20 (G-20), además de haber actuado como
gobernador suplente por México en el Banco Interamericano de Desarrollo y
en el Banco Mundial.
Durante la administración del presidente
Vicente Fox daría el brinco a la Subsecretaría de Hacienda, secretaría
que estaría a cargo de Francisco Gil Díaz, también economista egresado
del ITAM y de la Universidad de Chicago.
Durante sus paso por la
Secretaría de Hacienda, Agustín Carstens se convirtió en un hombre de
confianza de Francisco Gil Díaz y recibió las tareas más relevantes para
la dependencia y para el gobierno de Vicente Fox, que fueron sacar
adelante las reformas financieras que involucraron grandes cambios al
sistema bancario y del mercado de valores en México.
La tarea no
fue nada sencilla, porque se encontró con un ambiente político adverso,
luego del rechazo por los legisladores de la llamada reforma fiscal. Sin
embargo, se le reconoció su capacidad conciliadora y también recibió
algo de ayuda de parte de su jefe inmediato para poder alcanzar
acuerdos.
En el interior de la Secretaría de Hacienda, sin embargo, hay opiniones divididas. Algunos colaboradores dicen que abandonó el barco
antes de tiempo para irse a un puesto muy importante para la carrera de
un economista, nada más como el segundo de abordo en el FMI. Según
comentan, debió esperar a cumplir todas las promesas que se realizaron
para sacar las reformas financieras que incluyeron la desintegración de
Banrural y la apertura de la Financiera Rural, la cual quedó a cargo de
una persona de su equipo, José Antonio Mead.
Otro gran cambio fue
la creación de la Sociedad Hipotecaria Federal, cediendo la batuta a
otra persona de su equipo y también egresado del ITAM a Guillermo
Babatz.
Así, que la escuela de pensamiento económico ortodoxo y ligada a la línea de los llamados Chicago Boys se mantuvo en el gobierno con Francisco Gil Díaz a la cabeza.
Carstens
ha publicado artículos en ediciones del Banco de la Reserva Federal de
Boston, en la Universidad de Londres, en la OCDE, el FMI y el Banco
Mundial, además de artículos en las siguientes publicaciones: Columbia
Journal of World Business, American Economic Review, Journal of Asian
Economics, Journal of International Finance, Cuadernos Económicos del
ICE (España) y Gaceta de Economía del ITAM.
Agustín
Carstens además de ser uno de los consentidos de Francisco Gil Díaz,
consiguió, entre otras cosas, la aprobación de 18 iniciativas de reforma
en materia financiera, tan importantes como la miscelánea de garantías o
la ley que crea la Financiera Rural.
Claudia Villegas
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