By Nancy Flores / @Nancy_Contra
Dos
trasnacionales –una de origen estadunidense (Nabors) y otra china
(Cosl)– han sido señaladas por la Auditoría Superior de la Federación de
causar estragos en el erario de Petróleos Mexicanos (Pemex), por
diversas anomalías detectadas en contratos para la renta de plataformas.
Aunque
la caída de los precios del crudo en el mercado internacional afectó
algunos negocios en la empresa productiva del Estado, el del
arrendamiento de plataformas se ha mantenido a flote, con
multimillonarias sangrías para la hacienda nacional.
Son al menos
25 los onerosos contratos cuya vigencia caduca entre junio de 2017 y
febrero de 2019, gracias a convenios modificatorios que han alargado el
periodo originalmente acordado.
La subsidiaria Pemex Exploración y
Producción (PEP, ahora Pemex Perforación y Servicios) no sólo ha
beneficiado a las contratistas con montos multimillonarios, sino también
con ausencia de supervisión y sobre todo de sanciones. Y es que a pesar
del colapso en el sector petrolero, las trasnacionales han incumplido
impunemente los contratos.
Los dos casos que llaman la atención,
por su gravedad, se refieren a los contratos 421003876 –con Nabors
Perforaciones de México, filial de la estadunidense–, y 421002850 –con
Cosl México, filial de la china–, que incurrieron en posibles daños al
erario, reporta el máximo órgano de fiscalización.
De acuerdo con
información de Pemex Exploración y Producción, el primero de ellos –que
involucra a la plataforma MASE 807– ascendió a 1 mil 532 millones 460
mil 630 pesos, y su vigencia es del 11 de enero de 2015 al 11 de octubre
de 2018.
El objeto de este contrato es el arrendamiento sin
opción a compra de un equipo modular tipo diésel eléctrico, para
perforación, terminación, reparación, reentradas y profundización de
pozos, incluyendo su mantenimiento integral, para operar en aguas
mexicanas del Golfo de México.
Del segundo –referente a la
plataforma COSL 7–, la información oficial de la subsidiaria indica que
tiene un costo para el erario de 1 mil 426 millones 414 mil 473 pesos,
con una vigencia del 18 de marzo de 2014 al 20 de julio de 2017.
Éste
se pactó para el arrendamiento sin opción a compra de un equipo modular
tipo diésel eléctrico, para perforación, terminación, reparación,
reentradas y profundización de pozos, incluyendo su mantenimiento
integral, para operar en aguas mexicanas del Golfo de México.
En
la auditoría “Gestión financiera del arrendamiento de plataformas”, la
ASF determinó que Nabors [de la que omite su nombre] incurrió en un
desfase de 14 días (del 26 de junio al 9 de julio de 2015) en la
corrección de dos anomalías presentadas durante la operación de la
plataforma MASE 807, de las cuales una se penalizó al 3 por ciento y la
otra al 5 por ciento del monto de la renta diaria, que asciende a 60 mil
dólares, establecido en el convenio modificatorio.
Sin embargo,
el órgano fiscalizador comprobó que hasta ahora no se le ha cobrado la
pena convencional por 67.2 mil dólares, equivalentes a 1 millón 276.6
mil pesos. Y es que a Pemex se le “olvidó” notificar al arrendador esa
penalización: “la notificación se efectuó el 17 de junio de 2016, es
decir, 337 días después de la fecha en que fueron corregidas las
anomalías”, refiere la Auditoría Superior.
La “justificación” de
la subsidiaria es que “mientras dicho contrato se encuentre vigente en
el plazo del arrendamiento, se pueden hacer efectivas todas y cada una
de las penas convencionales o deductivas pendientes dentro de dicho
acuerdo de voluntades, pudiéndose inclusive hacer dentro del propio
finiquito cuando se hace la extinción formal de derechos y obligaciones
de ambas partes”.
No obstante, los auditores observan que, en el
contrato, la cláusula referente a las penas convencionales establece que
PEP “deberá cuantificar por escrito al arrendador las penas
convencionales generadas durante el mes de que se trate, indicándole las
causas que originaron las mismas; la aplicación de las penas
comunicadas al arrendador será efectuada por PEP a más tardar en las
siguientes fechas de corte para la presentación de las factura”.
Sobre
este punto, la Auditoría Superior emitió un pliego de observaciones, en
el que “presume un probable perjuicio al patrimonio de Pemex
Perforación y Servicios por 1 millón 276 mil 584.96 pesos, por no cobrar
en su oportunidad la penalización por ese desfase de 14 días”.
Aunque
menor en monto, el caso de la trasnacional china [de la que también se
omite el nombre] es peor, pues ésta habría intentado cobrar de más a PEP
por servicios inexistentes. Según la ASF, en enero de 2015 “el
supervisor [de la subsidiaria] cuantificó un exceso de 58 comidas y 20
pernoctas, las cuales no se han cobrado al arrendador a la fecha de
revisión (junio de 2016)”.
Pero fue hasta el 10 de junio de ese
año cuando el supervisor del contrato solicitó al encargado del Despacho
de la Coordinación de Servicios de Alimentación-Hospedaje y Transporte
de Personal, los montos de las comidas y pernoctas en exceso para hacer
el recobro al arrendador; pero no lo efectuó.
Un año después, la
anomalía persistía: “después de la Reunión de Presentación de Resultados
Finales y Observaciones Preliminares, la entidad evidenció que con el
oficio PPS-SIPDN-GSTAC-RCCDB-3186-2016, del 28 de junio de 2016, se
notificó al arrendador el recobro por la cuantificación en exceso por
concepto de alimentación y hospedaje, por 332 mil pesos, de los cuales
43.7 mil debieron aplicarse en 2014 y 288.3 mil en 2015”.
Por este
tema la ASF también emitió un pliego de observaciones, en el que
“presume un probable daño al patrimonio de Pemex Perforación y Servicios
por 288 mil 349.26 pesos, referente a la cuantificación en exceso de
pernoctas y comidas proporcionadas al personal del arrendador de la
plataforma modular COSL 7 del contrato 421002850”.
El negocio para
los propietarios de las plataformas es redondo: contratos
multimillonarios –hasta por 200 mil dólares diarios– y fallas solapadas
por el personal de la petrolera mexicana. Lamentablemente, los costos
asociados no son sólo económicos; también hay pérdidas humanas, con
accidentes evitables –si los equipos operaran correctamente y recibieran
mantenimiento puntual–, que han cobrado decenas de vidas de
trabajadores. Además, claro, de la contaminación que han causado sobre
todo en la Sonda de Campeche.
Nancy Flores
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