(apro).- Hace cinco años, el 10 de agosto de 2012, detuvieron en España a un primo de Joaquín El Chapo Guzmán, acusado de ser parte de una célula del Cártel de Sinaloa con pretensiones de abrir campo en la península Ibérica.
Eran tiempos electorales convulsos en México: Andrés Manuel López
Obrador denunciaba fraude electoral y su contrincante, hoy presidente
del país, Enrique Peña Nieto, atravesaba una crisis de credibilidad pues
semanalmente era evidenciado por el uso de dinero sucio en su campaña.
La noticia sobre la detención en España atizó aún más las dudas, pues
entre los aprehendidos, acusado de ser parte de dicha célula del crimen
organizado, estaba un destacado priista sonorense: Rafael Humberto
Celaya Valenzuela, quien antes de la elección presidencial había
colocado en las redes sociales fotografías posando con Peña Nieto y los
hoy senadores priistas Emilio Gamboa Patrón y Ernesto Gándara.
Así, el acusado por Estados Unidos y detenido en España, Celaya
Valenzuela resultó ser excoordinador de candidatos a diputados federales
priistas por Sonora en 2012, e incluso llegó a ser director de
Administración y Finanzas del organismo operador del agua en la ciudad
de Hermosillo, Sonora, cuando Ernesto Gándara fue presidente municipal
de dicha localidad (2006-2009).
El eco en los medios de comunicación mexicanos fue tan bajo, que no
hizo mella en Peña Nieto, a pesar de que un mes antes, en julio, Proceso dio cuenta de cómo en Texas, durante una de sus visitas a la casa de Luis Carlos Castillo Cervantes, alías El Rey de los Dragones,
en octubre de 2011, había sido ungido como candidato presidencial y
recibido el apoyo de algunos gobernadores, hoy bajo sospechas o acusados
de formar parte del crimen organizado.
Apenas en noviembre de 2016, El Rey de los Dragones fue
detenido en Estados Unidos por lavado de dinero; Castillo Cervantes
aceptó el cargo, entregó varios millones de dólares, uno de sus aviones,
algunas propiedades más y con ello consiguió llevar su proceso en
libertad.
Durante el juicio, en una de las audiencias conducidas por la fiscal Julie Hampoton y reveladas por el reportero de Proceso Juan Alberto Cedillo, se le dio la razón a la revista sobre el vínculo entre Peña Nieto y el lavador de dinero ilícito:
“El señor (Guillermo) Flores Cordero testificó que Castillo Cervantes
fue amigo de Eugenio Hernández, Humberto Moreira y del presidente
Enrique Peña Nieto en los tiempos en que Peña Nieto era gobernador del
Estado de México”, se escucha en uno de los audios de las audiencias.
Hay que recordar que antes de que El Rey de los Dragones,
–gran amigo de Peña Nieto–, cayera en desgracia y aceptara el delito de
lavado de dinero, el propio Humberto Moreira, exgobernador de Coahuila,
exdirigente nacional del PRI y quien le levantó la mano a Peña Nieto
como candidato presidencial, fue detenido en 2016, también en España,
acusado de tener nexos con Los Zetas.
Moreira fue encarcelado, pero logró la libertad. El gobierno operó desde México, reveló el corresponsal de Apro
en España, Alejandro Gutiérrez. Sin embargo, como parte de las mismas
investigaciones, en marzo de 2016, agentes de la Unidad Económica y
Fiscal de la Policía de aquel país detuvieron al empresario mexicano
Juan Manuel Muñoz Luévano, alias “Mono Muñoz”, bajo la imputación de los
delitos de blanqueo de capitales y organización criminal.
“Muñoz Luévano está siendo investigado en el marco de la misma causa
por la que también se detuvo en Madrid al expresidente del Partido
Revolucionario Institucional (PRI) y exgobernador del Estado mexicano de
Coahuila, Humberto Moreira”, reveló el diario El País.
Pero no han sido los únicos hombres cercanos al presidente acusados
de tener vínculos con el crimen organizado o investigados por lavado de
dinero; apenas este febrero de 2017, se reveló, también en España, que
Oscar Lara Aréchiga, exfuncionario de Peña Nieto y exdiputado federal,
figura con una cuenta de 6 millones de dólares en la Banca Privada de
Andorra (BPA), institución intervenida en 2015 e indagada por blanqueo.
De diciembre de 2013 a diciembre de 2014, Lara Aréchiga se desempeñó
como subdirector de Infraestructura Hidráulica en Sagarpa. Y el 13 de
febrero de 2017, de nuevo el diario El País reveló que la
comisión rogatoria pidió ayuda a México “para investigar la posible
relación entre el cártel de Sinaloa y el BPA, identificar al citado
político e investigar un posible blanqueo de capitales.”
Meses después, en mayo, el diario amplió su indagatoria diciendo que
Lara Aréchiga “oculta en paraísos fiscales como Panamá o las Antillas
Holandesas, una sociedad opaca a través de la que ha movido en los
últimos años 16.8 millones de dólares… La sociedad está gestionada por
BK Group, una empresa holandesa de servicios fiduciarios. Aréchiga ha
declinado responder a las preguntas de este periódico.
“La sociedad off shore de Lara Aréchiga se llama Riana
International B.V., que a su vez depende de la sociedad Riana N.V en las
Antillas holandesas, de la panameña Riana Development Inc y esta de la
Fundación Hazare, en Panamá, una Family Asset Management (gestora de
fondos familiar) creada por la Banca Privada de Andorra, un banco
intervenido por blanqueo de capitales.
“En 2012, Riana International BV recibió un préstamo de Aréchiga de
4.3 millones de dólares, que se empleó para incrementar el capital de la
empresa mexicana Desarrolladora Gos, una sociedad que promueve el
proyecto inmobiliario Destino (Ocean Front Resort), en Ensenada, Baja
California”, se lee en el diario El País.
Estos eventos, curiosamente no han sido indagados en México, todos
provienen de España que ha trabajado en colaboración con Estados Unidos,
así es que no resulta extraño que la Unidad de Inteligencia de México,
que es el organismo encargado en detectar el lavado de dinero, no
estuviera enterado de lo que hoy se ha vuelto el escándalo de la semana:
el señalamiento e involucramiento que hace el Departamento del Tesoro
del futbolista Rafa Márquez y el cantante de banda Julión Álvarez, con
el cartel de Raúl Flores Hernández.
Flores Hernández tiene más de 30 años dedicado al crimen organizado,
según Estados Unidos, pero en México nunca se habrían detectado las poco
más de 40 empresas donde lavaba el dinero producto del narcotráfico.
No podemos olvidar que quien está al frente de la Unidad de
Inteligencia Financiera es nada menos que Alfredo Bazbaz Sacal, el
hombre más recordado por su impericia para resolver el caso de la niña
Paulette en el Edomex y a quien se le reconoce como cercano y hombre de
toda la confianza del exdirector de Conagua, David Korenfeld Fedelman.
Bazbaz compartió pupitre en la Universidad Anáhuac y tiempo después
hasta despacho, con Korenfeld, un hombre multipremiado por la comunidad
judía y quien se convirtió en la puerta de entrada de Peña Nieto con
dicha comunidad.
En su momento, a Korenfeld se le mencionó como uno de los personajes
que habrían utilizado sus contactos en el Medio Oriente para, mediante
una complicada transacción financiera como la que se utiliza para lavar
dinero, sacar millones de pesos de México, llevarlos a España, pasarlos
por Israel y regresarlos al país vía el banco Monex.
Y si Peña, Bazbaz y Korenfeld son tan cercanos, y en su momento
necesitaron a los priistas para llegar a la presidencia, se entiende
porqué a militantes de ese partido no se les indaga en la Unidad de
Inteligencia Financiera, o porqué la UIF nunca va tras la pista del
dinero sucio, como sucedió hoy en el sonado caso Márquez-Julión.
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