Una
visita oficial de trabajo que Enrique Peña Nieto tenía previsto
realizar esta semana a Washington, y que la Cancillería mexicana no
reconoce, presuntamente se canceló luego de una llamada telefónica entre
el mandatario y su par estadunidense, de acuerdo con una versión
brindada a Proceso por una fuente de la Casa
Blanca. Según el mismo informante, Trump se molestó por el intento de
Los Pinos de hacerlo guardar silencio sobre temas sensibles.
WASHINGTON (Proceso).- El desdén del presidente
Donald Trump hacia México y el presunto hecho de que el presidente
Enrique Peña Nieto le pidiera no abordar el tema de sus promesas de
campaña –como construir un muro fronterizo o sacar a Estados Unidos del
Tratado de Libre Comercio– pudieron ser los factores que provocaron la
suspensión de una reunión prevista con el mandatario mexicano.
De acuerdo con una fuente oficial de la Casa Blanca, Trump incluso se
quejó de que, sin su consentimiento, su yerno, Jared Kushner, y el
canciller mexicano, Luis Videgaray, definieran los aspectos del ahora
suspendido encuentro entre ambos presidentes.
A decir del funcionario de la Casa Blanca, la molestia de Trump,
quien supuestamente obligó a Los Pinos a cancelar la visita a Washington
del presidente mexicano –prevista para los próximos martes 27 y
miércoles 28–, ocurrió durante la conversación telefónica que el
mandatario estadunidense tuvo con Peña Nieto el martes 20.
La plática entre ambos “iba bien hasta que el presidente Trump se
alteró y levantó la voz, en desacuerdo por no tener libertad para que
durante su reunión con el presidente Peña Nieto hablara sobre sus
promesas de campaña en referencia a México”, comenta a Proceso la fuente consultada.
“El presidente (Trump) pretendía hablar del muro en la frontera y de
su posición respecto a las renegociaciones del Tratado de Libre Comercio
de América del Norte, lo cual no le pareció al gobierno mexicano y todo
lo pactado se anuló”, matiza el funcionario estadunidense, quien
insiste en que eso fue lo que se comentó en el Consejo Nacional de
Seguridad de la Casa Blanca al concluir la conversación telefónica entre
los mandatarios.
El pasado martes 20 –como lo adelantó Proceso ese
día en su página de internet– estaba todo listo para que, después de la
plática telefónica, la Casa Blanca y Los Pinos anunciaran que Trump
recibiría en Washington a Peña Nieto en visita oficial de trabajo los
días 27 y 28 de febrero. El presunto pleito telefónico arruinó los
planes que personalmente habían maquinado Kushner y Videgaray.
“El presidente Trump habló hoy con el presidente de México, Enrique
Peña Nieto, para ofrecerle condolencias a las familias de las víctimas
del accidente aéreo (del helicóptero militar) en Oaxaca. El presidente
Peña Nieto regresó el sentimiento y expresó la solidaridad de México con
Estados Unidos, después del tiroteo en la secundaria de Parkland,
Florida. El presidente Trump subrayó su compromiso de ampliar la
cooperación entre Estados Unidos y México en seguridad, comercio e
inmigración”, indicó el comunicado de la Casa Blanca el martes 20 para
resumir la comunicación entre los dos mandatarios, pero sin hacer
mención alguna a un encuentro entre ambos.
La omisión de la Casa Blanca llamó la atención, tomando en cuenta que
el pasado miércoles 14 la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) de
México, al informar del resultado de la visita del canciller Videgaray a
la Casa Blanca, hizo énfasis en los trabajos que se llevaban a cabo
para que se diese el encuentro Trump-Peña Nieto.
En su reciente visita a Washington, Videgaray se reunió en la Casa
Blanca con Kushner, yerno y asesor de Trump; con el general H. R.
McMaster, jefe del Consejo de Seguridad Nacional; con Rick Perry,
secretario de Energía; Wilbur Ross, secretario de Comercio; Alexander
Acosta, secretario del Trabajo; Kevin McAleenan, comisionado de Aduanas y
Protección Fronteriza, y Brian Hook, director de Planeación del
Departamento de Estado.
“Como resultado de estas reuniones se acordó trabajar para que en las
próximas semanas ocurra un encuentro entre los presidentes Enrique Peña
Nieto y Donald J. Trump, para revisar los avances de sus equipos de
trabajo y tratar temas pendientes en la relación México-Estados Unidos”,
se lee en el comunicado de la SRE, que incluyó tres fotografías de
dicha sesión, en las que se ve a Videgaray sentado frente Kushner, como
si dictara cátedra a los funcionarios estadunidenses.
Al día siguiente, y sin fotografías, la Casa Blanca divulgó en
escueto comunicado el resultado de la visita de Videgaray: “La reunión
abordó el trabajo realizado el año pasado por los dos gobiernos para
establecer acuerdos amplios sobre diferentes asuntos, incluida la
cooperación económica y comercio, seguridad, la aplicación de la ley,
energía, migración e iniciativas regionales. Ambas delegaciones están
listas para arreglar una reunión en el futuro cercano que proveerá al
presidente Donald J. Trump y Enrique Peña Nieto una oportunidad para
revisar el progreso logrado y para hablar de varios temas abiertos que
ayuden a mejorar la relación entre Estados Unidos y México”.
En el recuento que ofrece a Proceso el funcionario
de la Casa Blanca –quien habló con la estricta condición de que se le
mencione sólo de esa manera–, se anota que después del desacuerdo
telefónico con Peña Nieto el presidente de Estados Unidos se puso
furioso con el equipo del Consejo Nacional de Seguridad y con su yerno.
“Reclamó el hecho de que nadie lo consultara sobre los detalles
definidos por Kushner y Videgaray para la supuesta visita del presidente
mexicano”, explica el funcionario de la Casa Blanca.
Yerno regañado
El carácter irascible e impredecible del presidente Trump
presuntamente sorprendió al gobierno mexicano. Peña Nieto, confiando en
su canciller, tenía la impresión de que todo lo acordado por Videgaray
con Kushner se iba a concretar, pero no fue así. Al parecer el yerno
presidencial –conforme al relato de la conversación hecha a este
semanario– no expuso claramente a su suegro la posición del gobierno de
México.
Por la alteración de Trump y las condiciones que habría querido
imponer, “la Presidencia mexicana se mantuvo firme en que, bajo esas
condiciones, era mejor que no se diera la visita oficial de trabajo”,
confía la fuente.
Al cierre de esta edición, el diario estadunidense The Washington Post
informaba en internet que el general John Kelly, jefe del gabinete de
la Casa Blanca, trabaja para limitar el acceso de Kushner al manejo de
temas sensibles de la seguridad nacional de Estados Unidos.
El pasado viernes 23, durante una conferencia de prensa junto al
premier australiano Malcolm Turnbull, Trump fue cuestionado sobre el
acceso que tiene su yerno a temas sensibles de seguridad nacional y
respecto a si sería restringido ese acceso en un futuro cercano.
“Dejaré que sea el general Kelly el que tome esa decisión y sé que
hará lo que es correcto para el país; no tengo duda de que tomará la
decisión adecuada”, dijo Trump.
Un par de días antes de que Trump fuera cuestionado sobre el acceso y
poder de su yerno, la oficina del jefe de gabinete de la Casa Blanca
emitió un comunicado que decía: “El general Kelly tiene confianza total
en su capacidad (de Kushner) para seguir realizando sus
responsabilidades en los temas de política exterior, como supervisar los
esfuerzos para el proceso de paz entre Israel y Palestina y fungir como
una parte integral de nuestra relación con México”.
De acuerdo con el “proyecto preliminar” pactado entre Kushner y
Videgaray –que excluyó al Departamento de Estado encabezado por Rex
Tillerson y al cual tuvo acceso el corresponsal–, la llegada de Peña
Nieto a Washington se había fijado para el martes 27.
Inmediatamente después de su llegada, Peña Nieto se reuniría con
Trump en Campo David (residencia de descanso del presidente de Estados
Unidos, en Maryland) para su primer encuentro de trabajo; luego
cenarían.
El mandatario mexicano regresaría esa misma noche a Washington junto
con su esposa y se hospedaría en la Casa Blair, la que ofrece la
Presidencia de Estados Unidos a jefes de Estado y de gobierno en visita
oficial.
El miércoles 28, ya en la Casa Blanca, Trump y Peña Nieto tendrían
una reunión de trabajo con sus gabinetes y después firmarían alrededor
de 12 acuerdos bilaterales sobre distintos temas.
Hasta el día de la conversación telefónica y el presunto
desencuentro, la Casa Blanca y Los Pinos no habían decidido si los
presidentes ofrecerían una conferencia de prensa conjunta.
En la noche del mismo miércoles 28 Trump encabezaría una cena de
trabajo con Peña Nieto. Aún no se definía si el mandatario dormiría
nuevamente en la Casa Blair o si saldría esa misma noche de regreso a la
Ciudad de México.
Consultado sobre los acuerdos bilaterales que firmarían ambos
presidentes, el funcionario de la Casa Blanca se limita a mencionar que
serían sobre “desarrollo regional, seguridad, comercio (no vinculado a
las renegociaciones del Tratado de Libre Comercio), cooperación en el
combate al lavado de dinero y narcotráfico, entre otros”.
La suspensión de la reunión abre la posibilidad de que Peña Nieto y Trump no se vuelvan a encontrar oficialmente.
A cuatro meses de las elecciones presidenciales de México y con la
incertidumbre en torno a las rondas de la renegociación del Tratado de
Libre Comercio de América del Norte, y las elecciones estadunidenses de
medio periodo –en noviembre, en las cuales se definiría la nueva
composición del Congreso–, otra visita oficial de Peña Nieto a
Washington se ve complicada y riesgosa.
Analistas políticos sostienen que, de darse una reunión entre Trump y
Peña Nieto a menos días de las elecciones presidenciales mexicanas, se
incrementaría el daño potencial para José Antonio Meade, porque podría
ser señalado como el aspirante a quien apoya la Casa Blanca.
“Todo estaba listo para que se diera la reunión, pero el señor
Kushner no lo pudo controlar (a su suegro)”, asienta la fuente
consultada.
El martes 20, cuando presuntamente se frustraron los planes de
Videgaray de llevar a Peña Nieto a Washington, Eduardo Sánchez, vocero
de Los Pinos, respondió por escrito a una consulta sobre dicho
encuentro: “Hasta este momento no está en la agenda del presidente una
visita a Washington la próxima semana. Si se programa alguna visita, lo
haremos del conocimiento público oportunamente”.
Preparativos en falso
Las revelaciones que hace a este semanario el funcionario de la Casa
Blanca concuerdan con datos que pudo corroborar el reportero sobre lo
que ya ocurría en Washington, antes de la conversación telefónica entre
Trump y Peña Nieto.
La semana pasada ya se encontraba en la capital estadunidense el
equipo de avanzada del gobierno mexicano para preparar lo que se
consideraba sería la visita oficial de Peña Nieto.
El martes 20, en la avenida Pensilvania –en la cual se ubican la Casa Blanca y la embajada mexicana–, Proceso
vio a Bernardo Muñoz Ledo Hermosillo, director general de Protocolo de
la SRE, y por la noche del mismo día llegaron integrantes del Estado
Mayor Presidencial, según otras fuentes.
Consultada sobre la presencia del equipo de avanzada, la embajada de
México en Washington, por conducto de la vocera, Paulina Chávez,
respondió: “Hay tres funcionarios de la Cancillería, pero no están de
avanzada; ellos vienen regularmente a Washington para tener encuentros
con sus contrapartes sobre temas de la relación bilateral”.
La embajada también confirmó que, como parte de la celebración de un
eventual encuentro, “se estaba analizando la sustancia y el formato” de
la agenda para una sesión presidencial.
Contactada vía telefónica para cotejar la reseña de la conversación
telefónica y obtener datos de la presunta agenda que seguiría Peña Nieto
en Washington, Claudia Algorri, directora de Comunicación Social de la
SRE, 30 minutos después de hablar con el reportero contestó por escrito:
“La descripción sobre el contenido de la llamada entre los presidentes
Enrique Peña Nieto y Donald Trump es errónea. Respecto a una posible
reunión entre los presidentes, aún no hay fecha ni lugar confirmados
para su realización”.
Contrario a lo que niega Algorri, otras fuentes oficiales consultadas
corroboraron en términos generales lo que reseñó la Casa Blanca a Proceso.
Hace unas semanas el general McMaster, al hablar del tema de la
injerencia de Rusia en las elecciones de otros países, hizo referencia a
las que se realizarán en México, pero sin ofrecer detalles de lo que
dijo.
La indefinición sobre que Trump y Peña Nieto fueran a dar una
conferencia de prensa durante su reunión, ahora cancelada, se debía a
que las autoridades mexicanas querían evitar el riesgo de que al
mandatario estadunidense se le preguntara su opinión sobre los
candidatos a la Presidencia de México y sobre la referencia de McMaster a
Rusia.
El pasado martes 13, en una audiencia en el Comité Selecto de
Inteligencia de la Cámara de Senadores del Congreso federal
estadunidense, se habló de las elecciones mexicanas, pero no de la
posible injerencia rusa.
Daniel Coats, director nacional de Inteligencia, pronosticó en dicha
audiencia la posible derrota de Meade ante el creciente apoyo a los
candidatos de oposición, debido a la corrupción e inseguridad propagada
por todo el país y en el gobierno federal durante el actual sexenio.
“Elecciones presidenciales, incluyendo las de Colombia y México, se
llevarán a cabo en momentos en que los partidos políticos e
instituciones gubernamentales registran récords bajos de apoyo, que
podrían fortalecer el atractivo de candidatos de oposición”, dijo Coats.
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