2/25/2018

El intento de Los Pinos por callar a Trump

Una visita oficial de trabajo que Enrique Peña Nieto tenía previsto realizar esta semana a Washington, y que la Cancillería mexicana no reconoce, presuntamente se canceló luego de una llamada telefónica entre el mandatario y su par estadunidense, de acuerdo con una versión brindada a Proceso por una fuente de la Casa Blanca. Según el mismo informante, Trump se molestó por el intento de Los Pinos de hacerlo guardar silencio sobre temas sensibles.
WASHINGTON (Proceso).- El desdén del presidente Donald Trump hacia México y el presunto hecho de que el presidente Enrique Peña Nieto le pidiera no abordar el tema de sus promesas de campaña –como construir un muro fronterizo o sacar a Estados Unidos del Tratado de Libre Comercio– pudieron ser los factores que provocaron la suspensión de una reunión prevista con el mandatario mexicano.
De acuerdo con una fuente oficial de la Casa Blanca, Trump incluso se quejó de que, sin su consentimiento, su yerno, Jared Kushner, y el canciller mexicano, Luis Videgaray, definieran los aspectos del ahora suspendido encuentro entre ambos presidentes.
A decir del funcionario de la Casa Blanca, la molestia de Trump, quien supuestamente obligó a Los Pinos a cancelar la visita a Washington del presidente mexicano –prevista para los próximos martes 27 y miércoles 28–, ocurrió durante la conversación telefónica que el mandatario estadunidense tuvo con Peña Nieto el martes 20.
La plática entre ambos “iba bien hasta que el presidente Trump se alteró y levantó la voz, en desacuerdo por no tener libertad para que durante su reunión con el presidente Peña Nieto hablara sobre sus promesas de campaña en referencia a México”, comenta a Proceso la fuente consultada.
“El presidente (Trump) pretendía hablar del muro en la frontera y de su posición respecto a las renegociaciones del Tratado de Libre Comercio de América del Norte, lo cual no le pareció al gobierno mexicano y todo lo pactado se anuló”, matiza el funcionario estadunidense, quien insiste en que eso fue lo que se comentó en el Consejo Nacional de Seguridad de la Casa Blanca al concluir la conversación telefónica entre los mandatarios.
El pasado martes 20 –como lo adelantó Proceso ese día en su página de internet– estaba todo listo para que, después de la plática telefónica, la Casa Blanca y Los Pinos anunciaran que Trump recibiría en Washington a Peña Nieto en visita oficial de trabajo los días 27 y 28 de febrero. El presunto pleito telefónico arruinó los planes que personalmente habían maquinado Kushner y Videgaray.
“El presidente Trump habló hoy con el presidente de México, Enrique Peña Nieto, para ofrecerle condolencias a las familias de las víctimas del accidente aéreo (del helicóptero militar) en Oaxaca. El presidente Peña Nieto regresó el sentimiento y expresó la solidaridad de México con Estados Unidos, después del tiroteo en la secundaria de Parkland, Florida. El presidente Trump subrayó su compromiso de ampliar la cooperación entre Estados Unidos y México en seguridad, comercio e inmigración”, indicó el comunicado de la Casa Blanca el martes 20 para resumir la comunicación entre los dos mandatarios, pero sin hacer mención alguna a un encuentro entre ambos.
La omisión de la Casa Blanca llamó la atención, tomando en cuenta que el pasado miércoles 14 la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) de México, al informar del resultado de la visita del canciller Videgaray a la Casa Blanca, hizo énfasis en los trabajos que se llevaban a cabo para que se diese el encuentro Trump-Peña Nieto.
En su reciente visita a Washington, Videgaray se reunió en la Casa Blanca con Kushner, yerno y asesor de Trump; con el general H. R. McMaster, jefe del Consejo de Seguridad Nacional; con Rick Perry, secretario de Energía; Wilbur Ross, secretario de Comercio; Alexander Acosta, secretario del Trabajo; Kevin McAleenan, comisionado de Aduanas y Protección Fronteriza, y Brian Hook, director de Planeación del Departamento de Estado.
“Como resultado de estas reuniones se acordó trabajar para que en las próximas semanas ocurra un encuentro entre los presidentes Enrique Peña Nieto y Donald J. Trump, para revisar los avances de sus equipos de trabajo y tratar temas pendientes en la relación México-Estados Unidos”, se lee en el comunicado de la SRE, que incluyó tres fotografías de dicha sesión, en las que se ve a Videgaray sentado frente Kushner, como si dictara cátedra a los funcionarios estadunidenses.
Al día siguiente, y sin fotografías, la Casa Blanca divulgó en escueto comunicado el resultado de la visita de Videgaray: “La reunión abordó el trabajo realizado el año pasado por los dos gobiernos para establecer acuerdos amplios sobre diferentes asuntos, incluida la cooperación económica y comercio, seguridad, la aplicación de la ley, energía, migración e iniciativas regionales. Ambas delegaciones están listas para arreglar una reunión en el futuro cercano que proveerá al presidente Donald J. Trump y Enrique Peña Nieto una oportunidad para revisar el progreso logrado y para hablar de varios temas abiertos que ayuden a mejorar la relación entre Estados Unidos y México”.
En el recuento que ofrece a Proceso el funcionario de la Casa Blanca –quien habló con la estricta condición de que se le mencione sólo de esa manera–, se anota que después del desacuerdo telefónico con Peña Nieto el presidente de Estados Unidos se puso furioso con el equipo del Consejo Nacional de Seguridad y con su yerno.
“Reclamó el hecho de que nadie lo consultara sobre los detalles definidos por Kushner y Videgaray para la supuesta visita del presidente mexicano”, explica el funcionario de la Casa Blanca.
Yerno regañado
El carácter irascible e impredecible del presidente Trump presuntamente sorprendió al gobierno mexicano. Peña Nieto, confiando en su canciller, tenía la impresión de que todo lo acordado por Videgaray con Kushner se iba a concretar, pero no fue así. Al parecer el yerno presidencial –conforme al relato de la conversación hecha a este semanario– no expuso claramente a su suegro la posición del gobierno de México.
Por la alteración de Trump y las condiciones que habría querido imponer, “la Presidencia mexicana se mantuvo firme en que, bajo esas condiciones, era mejor que no se diera la visita oficial de trabajo”, confía la fuente.
Al cierre de esta edición, el diario estadunidense The Washington Post informaba en internet que el general John Kelly, jefe del gabinete de la Casa Blanca, trabaja para limitar el acceso de Kushner al manejo de temas sensibles de la seguridad nacional de Estados Unidos.
El pasado viernes 23, durante una conferencia de prensa junto al premier australiano Malcolm Turnbull, Trump fue cuestionado sobre el acceso que tiene su yerno a temas sensibles de seguridad nacional y respecto a si sería restringido ese acceso en un futuro cercano.
“Dejaré que sea el general Kelly el que tome esa decisión y sé que hará lo que es correcto para el país; no tengo duda de que tomará la decisión adecuada”, dijo Trump.
Un par de días antes de que Trump fuera cuestionado sobre el acceso y poder de su yerno, la oficina del jefe de gabinete de la Casa Blanca emitió un comunicado que decía: “El general Kelly tiene confianza total en su capacidad (de Kushner) para seguir realizando sus responsabilidades en los temas de política exterior, como supervisar los esfuerzos para el proceso de paz entre Israel y Palestina y fungir como una parte integral de nuestra relación con México”.
De acuerdo con el “proyecto preliminar” pactado entre Kushner y Videgaray –que excluyó al Departamento de Estado encabezado por Rex Tillerson y al cual tuvo acceso el corresponsal–, la llegada de Peña Nieto a Washington se había fijado para el martes 27.
Inmediatamente después de su llegada, Peña Nieto se reuniría con Trump en Campo David (residencia de descanso del presidente de Estados Unidos, en Maryland) para su primer encuentro de trabajo; luego cenarían.
El mandatario mexicano regresaría esa misma noche a Washington junto con su esposa y se hospedaría en la Casa Blair, la que ofrece la Presidencia de Estados Unidos a jefes de Estado y de gobierno en visita oficial.
El miércoles 28, ya en la Casa Blanca, Trump y Peña Nieto tendrían una reunión de trabajo con sus gabinetes y después firmarían alrededor de 12 acuerdos bilaterales sobre distintos temas.
Hasta el día de la conversación telefónica y el presunto desencuentro, la Casa Blanca y Los Pinos no habían decidido si los presidentes ofrecerían una conferencia de prensa conjunta.
En la noche del mismo miércoles 28 Trump encabezaría una cena de trabajo con Peña Nieto. Aún no se definía si el mandatario dormiría nuevamente en la Casa Blair o si saldría esa misma noche de regreso a la Ciudad de México.
Consultado sobre los acuerdos bilaterales que firmarían ambos presidentes, el funcionario de la Casa Blanca se limita a mencionar que serían sobre “desarrollo regional, seguridad, comercio (no vinculado a las renegociaciones del Tratado de Libre Comercio), cooperación en el combate al lavado de dinero y narcotráfico, entre otros”.
La suspensión de la reunión abre la posibilidad de que Peña Nieto y Trump no se vuelvan a encontrar oficialmente.
A cuatro meses de las elecciones presidenciales de México y con la incertidumbre en torno a las rondas de la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte, y las elecciones estadunidenses de medio periodo –en noviembre, en las cuales se definiría la nueva composición del Congreso–, otra visita oficial de Peña Nieto a Washington se ve complicada y riesgosa.
Analistas políticos sostienen que, de darse una reunión entre Trump y Peña Nieto a menos días de las elecciones presidenciales mexicanas, se incrementaría el daño potencial para José Antonio Meade, porque podría ser señalado como el aspirante a quien apoya la Casa Blanca.
“Todo estaba listo para que se diera la reunión, pero el señor Kushner no lo pudo controlar (a su suegro)”, asienta la fuente consultada.
El martes 20, cuando presuntamente se frustraron los planes de Videgaray de llevar a Peña Nieto a Washington, Eduardo Sánchez, vocero de Los Pinos, respondió por escrito a una consulta sobre dicho encuentro: “Hasta este momento no está en la agenda del presidente una visita a Washington la próxima semana. Si se programa alguna visita, lo haremos del conocimiento público oportunamente”.
Preparativos en falso
Las revelaciones que hace a este semanario el funcionario de la Casa Blanca concuerdan con datos que pudo corroborar el reportero sobre lo que ya ocurría en Washington, antes de la conversación telefónica entre Trump y Peña Nieto.
La semana pasada ya se encontraba en la capital estadunidense el equipo de avanzada del gobierno mexicano para preparar lo que se consideraba sería la visita oficial de Peña Nieto.
El martes 20, en la avenida Pensilvania –en la cual se ubican la Casa Blanca y la embajada mexicana–, Proceso vio a Bernardo Muñoz Ledo Hermosillo, director general de Protocolo de la SRE, y por la noche del mismo día llegaron integrantes del Estado Mayor Presidencial, según otras fuentes.
Consultada sobre la presencia del equipo de avanzada, la embajada de México en Washington, por conducto de la vocera, Paulina Chávez, respondió: “Hay tres funcionarios de la Cancillería, pero no están de avanzada; ellos vienen regularmente a Washington para tener encuentros con sus contrapartes sobre temas de la relación bilateral”.
La embajada también confirmó que, como parte de la celebración de un eventual encuentro, “se estaba analizando la sustancia y el formato” de la agenda para una sesión presidencial.
Contactada vía telefónica para cotejar la reseña de la conversación telefónica y obtener datos de la presunta agenda que seguiría Peña Nieto en Washington, Claudia Algorri, directora de Comunicación Social de la SRE, 30 minutos después de hablar con el reportero contestó por escrito: “La descripción sobre el contenido de la llamada entre los presidentes Enrique Peña Nieto y Donald Trump es errónea. Respecto a una posible reunión entre los presidentes, aún no hay fecha ni lugar confirmados para su realización”.
Contrario a lo que niega Algorri, otras fuentes oficiales consultadas corroboraron en términos generales lo que reseñó la Casa Blanca a Proceso.
Hace unas semanas el general McMaster, al hablar del tema de la injerencia de Rusia en las elecciones de otros países, hizo referencia a las que se realizarán en México, pero sin ofrecer detalles de lo que dijo.
La indefinición sobre que Trump y Peña Nieto fueran a dar una conferencia de prensa durante su reunión, ahora cancelada, se debía a que las autoridades mexicanas querían evitar el riesgo de que al mandatario estadunidense se le preguntara su opinión sobre los candidatos a la Presidencia de México y sobre la referencia de McMaster a Rusia.
El pasado martes 13, en una audiencia en el Comité Selecto de Inteligencia de la Cámara de Senadores del Congreso federal estadunidense, se habló de las elecciones mexicanas, pero no de la posible injerencia rusa.
Daniel Coats, director nacional de Inteligencia, pronosticó en dicha audiencia la posible derrota de Meade ante el creciente apoyo a los candidatos de oposición, debido a la corrupción e inseguridad propagada por todo el país y en el gobierno federal durante el actual sexenio.

“Elecciones presidenciales, incluyendo las de Colombia y México, se llevarán a cabo en momentos en que los partidos políticos e instituciones gubernamentales registran récords bajos de apoyo, que podrían fortalecer el atractivo de candidatos de oposición”, dijo Coats.

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