Autor: Nancy Flores / @Nancy_Contra
Dos hechos
recientes marcan las rutas críticas que empiezan a seguir los partidos
Revolucionario Institucional (PRI) y Acción Nacional (PAN) en su afán de
llegar a la Presidencia de la República, a pesar de la debilidad que
entrañan sus candidatos José Antonio Meade y Ricardo Anaya,
respectivamente.
Sus estrategias desesperadas son una
aceptación tácita de que el partido de Andrés Manuel López Obrador,
Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), va a la cabeza, al menos
en las preferencias electorales que se contabilizan en las encuestas.
Por un lado está el uso faccioso de las
instituciones, burda maniobra del PRI para sacar de la contienda a Anaya
y tratar de posicionar con todo el dinero posible –por supuesto, del
erario– a Meade, además de su ridícula campaña mediática en la que se
supone ese partido ha salvado a los mexicanos de la pobreza y ha dado
instituciones sólidas, entre las que menciona los servicios de salud.
Queda claro que los priístas de cúpula,
esos que visten y calzan con prendas que superan cada una y por mucho el
salario mínimo, no se atienden en el IMSS, el ISSSTE ni tienen Seguro
Popular como para darse cuenta de que no hay medicinas y las consultas e
intervenciones quirúrgicas llegan tan tarde que no pocas veces el
enfermo ya murió.
Por otro lado, el PAN se aferra a lo que
le queda: el miedo de sectores en el poder fáctico que apuestan por el
candidato menos débil frente a López Obrador, en una lógica de
fortalecerlo para frenar a quien consideran, desde hace años, “un
peligro para México”. En realidad, un peligro para sus bolsillos y
negocios al amparo de la corrupción.
Así es como se explica que, de la nada,
Anaya empiece a crecer en las encuestas sin mover un solo dedo para
generarse una imagen de estadista que, evidentemente, no tiene. Porque
los spots y giras realmente no le alcanzan, y menos enfrentando la campaña sucia del PRI donde le tildan de corrupto y lavador de dinero.
Las estrategias
Así que, en esas rutas críticas, el PRI y
el PAN luchan contra sí mismos, contra lo que son y eso no sólo tiene
que ver con sus grises y desconocidos candidatos. ¿Quién en el más
recóndito lugar de este México pluricultural conoce a Meade? ¿Quién
conoce a Anaya?
Y es que ambos partidos enfrentan ante
todo el descrédito de sus propias historias. Así que sus candidatos no
sólo deben superar sus propias flaquezas, sino también y urgentemente
“limpiarse” la carga que entraña ser priísta o panista en una época de
hartazgo social como la que vivimos ahora.
Meade y Anaya son abanderados de una
clase política corrupta que, desde la Presidencia de la República, se ha
servido a sí misma y a los intereses que representa, sobre todo de
grandes trasnacionales, a costa de la gente empobrecida y violentada a
lo largo y ancho de este país.
Ejemplo de ello son los cuestionamientos
sobre la riqueza acumulada por el político Felipe Calderón, quien fue
presidente de México gracias al PAN. ¿De dónde saca su familia millones
de pesos para financiar la precampaña de Margarita Zavala? ¿Acaso su
pensión de expresidente pagada con el erario le alcanza?
Datos del propio Instituto Nacional
Electoral demostraron que 8 de cada 10 pesos destinados a la patética
precampaña de Zavala provenían del bolsillo del desprestigiado Calderón,
y ella gastó más de 10 millones de pesos en comprar su registro como
candidata independiente.
Y hablando de Calderón y lo que
representó su gobierno para los mexicanos, resulta que Anaya no sólo
carga con el desprestigio por el escandaloso saqueo a las finanzas
públicas ocurrido en los gobiernos calderonista y de Vicente Fox (¿acaso
ya se olvidaron los negocios de sus hijos e hijastros al amparo del
poder?), sino también con el peso de la historia respecto de la actual
crisis humanitaria en la que está sumido el país.
Pero esto también se aplica para Meade, porque el PRI es autor de la Guerra Sucia y continuador de la “guerra” contra el narco; y qué decir de las miles y miles de estafas al erario causadas por priístas.
Calderón y Enrique Peña –el PAN y el PRI
en la Presidencia– son los principales responsables de la actual
tragedia que enfrentan decenas, cientos, miles de familias desmembradas
por las ejecuciones, desapariciones forzadas, secuestros,
drogadicción, desplazamiento forzoso, tortura y un largo etcétera de
crímenes donde el gobierno ha tenido metidas las manos hasta el fondo.
Al frente del gobierno, prominentes
integrantes de esos partidos han fungido como autores intelectuales de
las más terribles atrocidades que ha padecido nuestra sociedad, y se han
garantizado a sí mismos impunidad de por vida.
Desde la Presidencia, PRI y PAN han sido cómplices de sus propias fechorías. Los peces gordos de la corrupción que Fox prometió encarcelar quedaron en eso: promesas. Lejos de hacer justicia, el foxismo generó sus propios peces gordos:
Enciclomedia y Pemex son ejemplos del saqueo en su gobierno, pero no
son los únicos. Eso lo encubrió Calderón. Y a este último y a sus amigos
los protegió Peña Nieto.
Estrategias desesperadas
Es en este contexto en el que el PRI de
Peña –dado por muerto en 2000– echa mano del aparato de Estado para
generar ventajas artificiales a favor de Meade. El uso faccioso de las
instituciones se lleva entre las patas a la Procuraduría General de la
República, que sigue armando expedientes a modo, como el del supuesto lavado de dinero que inculpa en los medios –al filtrar la información sesgada– a Anaya.
Hasta el Servicio de Administración
Tributaria participa en esta campaña, al revelar lo que nunca quiere por
el llamado secreto fiscal: que la empresa involucrada en el presunto
fraude es fantasma.
Y el PAN recurre a sus aliados
momentáneos: empresarios y medios de comunicación aterrorizados ante la
fortaleza que ellos mismos le reconocen a Morena. Por eso manipulan
encuestas y noticiarios para restar la ventaja de López Obrador, al
menos de forma artificial.
Con ello buscan imponer en la gente la idea de que Anaya es el único candidato que le puede hacer frente al tabasqueño.
Y mientras PRI y PAN se destrozan, Morena teje cuestionadas alianzas. ¿Ya olvidó Obrador que no quiere el poder por el poder?
Nancy Flores
[AGENDA DE LA CORRUPCIÓN]
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