Al consejero presidente del INE,
Lorenzo Córdova, le preocupa que los candidatos a la Presidencia de la
República se proclamen ganadores la noche del 1º de julio antes de que
existan resultados oficiales. Tiene miedo de que los actores sociales y
políticos confíen más en sí mismos que en las instituciones. Y sobre
todo le angustia que la noche de la elección, la voz del candidato
puntero en las encuestas, Andrés Manuel López Obrador, cuente con mayor
legitimidad que la suya.
Pero en lugar de tomar medidas contundentes para recuperar la
legitimidad perdida y garantizar un proceso electoral estrictamente
apegado a derecho, el consejero presidente prefiere simplemente
arrebatar los reflectores a López Obrador. Como un adolescente envidioso
de la buena estima de la que goza el chico más estudioso del salón,
busca opacar a su rival por medio de ruidosos aspavientos en lugar de
hacer su tarea.
La herramienta que quiere utilizar Córdova para dar su albazo mediático la noche de la elección es el famoso
conteo rápido. Este ejercicio estadístico no es, en realidad, un
conteo, sino una muestra de un pequeño porcentaje de los resultados electorales iniciales, no definitivos, asentados en algunas de las actas de escrutinio y cómputo.
Este mecanismo se presta a una terrible manipulación política. Por
ejemplo, en su desesperación por anunciar el supuesto triunfo de Alfredo
del Mazo antes de la medianoche del 4 de junio de 2017, el Consejo
General del Instituto Electoral del Estado de México (IEEM) recortó de
manera arbitraria casi la tercera parte de las casillas originalmente
incluidas en la muestra científica.
Posteriormente, los operadores del Programa de Resultados Electorales
Preliminares (PREP), los consejos distritales y el tribunal electoral
local harían su trabajo para garantizar que las cifras finalmente
oficiales se cuadraran con los números del conteo rápido dados a conocer
de manera totalmente irregular la noche de la elección. Todo esto ha
sido denunciado públicamente con gran valentía por el único consejero
electoral independiente del IEEM, Gabriel Corona.
Todo parece indicar que se prepara un operativo similar para el
próximo 1º de julio. En lugar de esperar los resultados oficiales y
definitivos, que se darán en un primer momento con los conteos
distritales del 4 y 5 de julio y finalmente con el conteo final
realizado por el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación
(TEPJF) en agosto, Córdova está empecinado en dar a conocer el
resultadola misma noche de la elección presidencial.
Para lograr este fin, el INE primero emprendió una modificación a
todas luces ilegal al reglamento de elecciones. Los consejeros
introdujeron una etapa previa al conteo formal de las boletas en que
primero se abrirían todas las urnas de las diferentes elecciones
simultáneas y se acomodarían las boletas que hayan sido colocadas en
cajas equivocadas.
Este procedimiento ya fue rechazado por el TEPJF con el argumento de que el INE
pretende instrumentar un mecanismo que conlleva una manipulación injustificada de las boletas electorales, la cual es susceptible de generar duda sobre los resultados que se obtengan. Específicamente, los magistrados argumentan que esta “manipulación podría dar lugar al extravío –intencional o accidental– de las boletas electorales” (SUP-RAP-749/2017).
Aunque los criterios de interpretación utilizados por el TEPJF fueron
excesivamente legalistas y limitados, su conclusión en este caso es
correcta. No vale la pena modificar el procedimiento oficial de conteo
en aras de satisfacer los deseos de protagonismo mediático del consejero
presidente.
Pero Córdova no acepta su derrota. Con el fin de dar la vuelta a la
resolución del TEPJF, ahora propone utilizar los datos asentados en el
cuaderno de operaciones, una hoja de apuntes que utilizan los funcionarios de casilla como documento de trabajo antes de llenar las actas formales, para alimentar el
conteo rápidola noche de la elección. Es decir, Córdova quiere salir a declarar el ganador de la contienda presidencial con base en un muestreo parcial de unos apuntes en lápiz que no cuentan con las firmas de los representantes de los partidos y pueden tener múltiples tachaduras y enmendaduras.
Córdova critica la
lamentable práctica frecuentede
autoproclamación de victoriascon base en resultados no oficiales de parte de los candidatos y dice que quiere
combatir la especulación y la incertidumbre. Pero, en realidad, está haciendo justo lo contrario. Al apurarse a dar a conocer un resultado supuestamente
oficialcon base en información ni oficial ni definitiva, la autoridad solamente abonará más a las dudas legítimas sobre su propia honestidad e independencia, así como con respecto a la certeza del resultado electoral.
En general, en lugar de dedicar tanto esfuerzo a la batalla sobre el
horario de divulgación de un ejercicio estadístico sin validez alguna,
los consejeros electorales deberían mejor canalizar sus energías a
tareas más importantes y sustanciales, como la detección y la detención
del enorme flujo ilegal de recursos hacia las campañas electorales y la
eliminación de los masivos operativos de compra y coacción del voto que,
sin duda, tendrán lugar el día de los comicios.
Twitter: @JohnMAckerman
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