Foto: Cuartoscuro
Las acusaciones de lavado de dinero contra Ricardo Anaya
podría ser una estrategia del Partido Revolucionario Institucional
(PRI) para ablandarlo o destruirlo, y así levantar la candidatura de José Antonio Meade, afirmó el historiador Lorenzo Meyer.
En la #MesaPolítica de #AristeguiEnVivo, consideró que este caso “es
una sopa del propio chocolate” que el PAN quiso a darle a Andrés Manuel
López Obrador con el desafuero. “Fue ridículo y no se pudo ir adelante, ahora eso que hizo el PAN se lo están haciendo”.
De acuerdo con el historiador no hay nada sustantivo contra Anaya, pues como vendedor de una casa no tiene la obligación de investigar de dónde proviene el dinero con el que le pagaron.
Más bien, observa que detrás de estas acusaciones existe una maniobra política del gobierno en el poder para deshacerse o disminuir las posibilidades de uno de sus rivales.
Sin embargo, el historiador dijo que no logra descifrar cuál es la
verdadera intención, pues “en algunas lógicas lo más adecuado para
detener a López Obrador, que va como puntero, es que las dos derechas
PAN y PRI lleguen a un acuerdo y presenten un sólido frente contra
AMLO”, pues Anaya y Meade comparten varias cosas en común. “Alguna razón
debe de estar detrás de esta confrontación”.
Ante este escenario, Meyer solo encontró dos posibles explicaciones:
una estrategia para “ablandar a Anaya o destruirlo como opción para que
en esa destrucción se cree la candidatura de Meade”, o que exista un
odio personal desde “arriba” y quiera sacarlo del juego.
El politólogo Sergio Aguayo coincidió en que es difícil entender por qué el PRI tiene en la mira a Anaya y no a AMLO.
Desde su punto de vista, el gobierno de Enrique Peña Nieto no está teniendo éxito en lograr incriminar al candidato de la coalición Por México Al Frente, y llama su atención la manera en “cómo se ha debilitado esta manipulación del estado de derecho”.
Recordó que en enero de 1989, cuando detuvieron a Joaquín Hernández
Galicia, alias “La Quina”, fue muy fácil armar un expediente y el líder
sindical no pudo hacer nada y terminó en la cárcel. “Tres décadas
después es evidente que el gobierno no tiene la misma capacidad para incriminar, detener y encarcelar”.
Ante esto, Aguayo contrastó el hecho de que en el caso Odebrecht aún
no ha pasado nada, mientras “en el caso de Ricardo Anaya han
demostrado ser más rápidos que una centella” para poder incriminarlo.
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