(apro).- La mañana del sábado 24 el asta del Campo
Militar Marte izó la bandera nacional al revés. Por segundo año algo
pasaba con el emblema el día de su aniversario. La anterior ocasión, al
momento de ser levantada estaba rota, rasgada, y tuvo que ser sustituida
de inmediato.
Durante la conmemoración en el Campo Militar Marte, el presidente
Enrique Peña Nieto, dijo que no importaba si la bandera está “al revés o
al derecho” y argumentó que en todo caso “la bandera es el símbolo que
nos da el sentido de identidad. Celebramos con gran dignidad, con enorme
orgullo a este símbolo patrio que es nuestra bandera nacional”.
Aunque se trató de minimizar el hecho, en las redes sociales el
izamiento del símbolo nacional tuvo múltiples interpretaciones y de
inmediato comenzaron a difundirse algunos de sus significados retomados
de la vexilología que es el estudio de las banderas desde el punto de
vista histórico y semántico.
Se dijo, por ejemplo, que en el protocolo internacional el izamiento
de una bandera volteada implica una forma de declarar rendición contra
una fuerza extranjera. De hecho, si un invasor extranjero toma la plaza
de algún país, puede voltear este símbolo enviando el mensaje de que ya
ha sido vencido.
Esto es, para avisar a tropas amigas de que no ya no había peligro de
que sufrirían una emboscada. Aunque también se interpreta como una
forma de pedir auxilio, denunciar secuestro, terrorismo o protesta.
En tiempos de paz, una exhibición del pabellón al revés de parte de
individuos u organizaciones civiles puede ser considerada un insulto
cívico sancionable en determinados países. Lo mismo con la quema de la
bandera local en manifestaciones callejeras.
En un país como México donde existen todos los elementos de una
guerra contra el crimen organizado, con enfrentamientos de las fuerzas
armadas y policiales contra milicias del crimen en diversas regiones del
país, provocando miles de muertes civiles, desaparecidos y desplazados,
un hecho como el ocurrido con el lábaro patrio el pasado 24 de febrero,
no pasó desapercibido para algunos.
La sola imagen de la bandera nacional de cabeza fue recibida como una
ofensa por los altos mandos militares que al darse cuenta corrigieron
el error que, argumentaron, fue producto de un mal anclaje.
Y mientras para el ejecutivo federal pasó como un incidente sin
consecuencias, en las redes sociales la reacción fue que se trataba de
una señal más de que el país está verdaderamente de cabeza.
En tiempos electorales este tipo de hechos cobra mayor sentido en la
percepción social. Los errores que se muestran en imágenes tienen mayor
impacto por el alcance social y porque se registran de manera más fácil.
De ahí que la imagen de la bandera de cabeza puede ser tomada como
una representación del contexto nacional de emergencia, de la crisis de
confianza y credibilidad en todas las instituciones, sobre todo las de
gobierno, así como de la urgencia de un cambio para enderezar el rumbo.
Por cierto…En las redes sociales aparecieron desde al año pasado
informes sobre izamientos de diversas banderas puestas al revés en tres
capitales estatales, edificios fronterizos, techumbres de empresas y
hasta en los Juegos Olímpicos: Aguascalientes, Colima, Baja California,
McAllen, Texas, la Ciudad de México y Rio de Janeiro.
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