Pedro Echeverría V.
1, Declaró ayer el derechoso PAN-priísta, presidente del Senado,
Ernesto Cordero Arroyo: “ Los enemigos de las libertades, de la
democracia y del desarrollo económico representan un peligro, pues lo
que hemos logrado con trabajo y esfuerzo está en riesgo por visiones
populistas; los populistas no sólo están en la izquierda, sino también,
en la derecha”. La realidad es que hay populistas tramposos, mentirosos y
maniqueos, así como otros que hacen esfuerzos por servir a la
población, haciéndose populares.
2. Hay que decirle a Cordero y demás seguidores calderonistas
panistas y priístas, que el México que han logrado con “trabajo y
esfuerzo” en los primeros 17 años del 2000, ha sido un México más
miserable, inseguro y desesperado. Si el pueblo tuviera conciencia de su
realidad, se organizara y se levantara a luchar, a los primeros que
había que destruir son a los que se han aprovechado para acumular
millones de pesos y los políticos que saquean el presupuesto público.
Que no se asusten; el pueblo apenas comienza a pelear para defenderse.
3. En México, desde los años veinte –con el triunfo de la Revolución
Mexicana (1910-17)- ocupó un primer lugar la discusión del
“nacionalismo” y del “populismo”. No se podía aún hablar de
internacionalismo o por la eliminación de fronteras en el mundo, a pesar
de que el poder de los EEUU comenzaba a imponerse en todos los países
como producto de sus permanentes intervenciones y amenazas. Así nació el
“nacionalismo como defensa de la patria” contra las amenazas de los
países imperialistas.
4. El “populismo” nació también después de la Revolución para
calificar a los políticos y líderes que hábilmente usaban sus
experiencias para hacer promesas al pueblo que nunca o muy poco
cumplían. Pero luego el “populismo” se fue transformando en una
ideología que se acercaba a lo “popular” porque demandaba a favor de los
trabajadores justicia e igualdad convirtiéndose en un “peligro” para
los empresarios y los grandes políticos. Así la derecha comenzó a
combatir al populismo por su relación con el pueblo.
5. En 1920 se buscó calificar al presidente Obregón como un
presidente populista que sustituyó al conservador Carranza; además
resistió a los yanquis en sus embestidas de no reconocerlo como
gobierno. Pero a quien de plano se calificó de “populista” fue al
sexenio de Lázaro Cárdenas (1934-40) por su reforma agraria, la creación
de la CTM, la creación del IPN y la expropiación petrolera. Si bien en
ese sexenio hubo mucha demagogia, nadie tiene duda que fue en ese
“sexenio populista” el menor malo de todos.
6. Luego de sexenio de Cárdenas, fue el de Echeverría Álvarez
(1970-76) en sus discursos, el que buscó imitarlo en su nacionalismo y
populismo, pero sin ver que eran otras condiciones; sin embargo, si no
fuera por la brutal represión del 10 de junio y la terrible guerra sucia
que se desató en 1971-74, Echeverría estaría nuevamente reconsiderado
sobre todo por asilar a chilenos, argentinos y otros. Quizá la derecha
ha tenido más claridad al hacer campaña contra el izquierdismo del
“nacionalismo revolucionario” de Echeverría.
7. En el sexenio de López Mateos (1958-64) por su fácil oratoria, se
repitió que éste era un “gobierno populista, de izquierda, pero … dentro
de la Constitución”; con ello pretendía olvidarse que López Mateos fue
el brutal represor de la gran huelga nacional ferrocarrilera (1958-59),
de los maestros atomistas (1960-61) y de los campesinos de Guerrero,
Puebla, Michoacán. Así que en México el “populismo” siempre ha estado de
moda: combatido por la derecha miedosa y tonta; pero muy usada por “la
izquierda”, sea tramposa u honesta. (25/II/18)
alterar26@gmail.com
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